En la altura de San Antonio de los Cobres, a 3.774 metros sobre el nivel del mar y con el humo del sahumerio que se escapa por los rincones de este pueblo minero enclavado en la Puna salteña, el fin de semana quedó inaugurada la XIV Fiesta Nacional de la Pachamama.
– Por Jesús Rodríguez – Clarín- 3/08/09
Allí, en medio de la tradicional ceremonia, el cacique kolla Miguel Siares hizo un pedido inusual: imploró a la Madre Tierra(Pachamama), «desterrar la Gripe A del mundo» y que «ilumine la mente de los que destruyen la naturaleza y que les cambie de actitud».
La ancestral ceremonia, que da inicio al nuevo año de siembras y cosechas a los habitantes de los pueblos andinos, comenzó el sábado. El enviado de Clarín llegó al lugar tras un apasionante viaje en el tradicional Tren a las Nubes, en el que el rito del sahumerio se cumplió en toda la formación, antes de que ésta salga de Salta con rumbo al Viaducto La Polvorilla, previo paso por San Antonio de los Cobres.
Con el sol abriéndose paso entre el humo de los sahumerios que sale de las casas -y va dejando el olor a ruda e incienso con el que se ahuyenta los males que, según la creencia, trae consigo el mes de agosto-, el tren partió hacia la montaña con 248 turistas, muchos de ellos extranjeros. La fiesta de los pueblos andinos culminará el 31 de agosto en el poblado de Tolar Grande, mucho más allá de San Antonio de los Cobres, y cerca de los volcanes Llullaillaco y Socompa, en el límite con Chile.
Para los visitantes, la experiencia comienza desde la salida en Salta. A bordo del tren, Claudia y su esposo Jorge Bagdonas, de La Plata, llevan sus narices pegadas a una de las ventanillas del vagón sin sacar la mirada del paisaje montañoso, por el que se recorta el trazado que originalmente diseñó el ingeniero Ricardo Maury para el Ramal C-14, tal vez unas de las obras ferroviarias de altura más importantes del mundo.
A media tarde del sábado, al frente de la estación de San Antonio de los Cobres, se cavó un pozo en la tierra agreste, como buscando el «corazón» de la Pachamama. Alrededor, toda clase de bebidas (fuertes y sin alcohol), comidas, cigarrillos y hojas de coca, esperaban la hora del rito. El comienzo lo marcó el cacique Siares quien, arrodillado, pidió perdón a la Madre Tierra.
Comiendo una tortilla casera, Nicolás Ciarnielo, profesor de historia en Bahía Blanca, confiesa: «Quedé maravillado por el respeto que la gente tiene por la Pachamama». A su lado, Claudia y José, un matrimonio tucumano, presencian por primera vez la ceremonia. «Le pedí a la Pachamama que nos conserve la salud», dice ella.
Ya con el «tata inti» (padre sol) en busca del otro lado de las montañas, María y Gabriela, dos lugareñas, dan de comer, beber, fumar y coquear a la Pachamama. Ambas frotan sus manos en harina cocida y sin limpiárselas, las meten en los bolsillos: «da suerte y dinero», aseguran las dos, mientras, cuesta abajo, se alejan de la estación.
– Epígrafe de la foto: Devoción y Turismo. Más de 200 personas viajaron a San Antonio de los Cobres para presenciar la fiesta…