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martes, noviembre 26, 2024

En las puertas del Bicentenario: 200 años de soledad…

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Lo más loable que le ocurrió al pueblo argentino en aquel momento histórico de 1810, fue ambicionar un gobierno propio, desprendido del virreinato de España. Que quede claro: no de la Corona, no del Rey. No existía por entonces un país delineado, no había aún una Argentina latente. La crisis política e institucional que se venía dando desde 1808 agudizó la caída de la monarquía reinante, proceso que llevó varios años. Mientras en el viejo continente los países volvían a ser monarquías absolutas, en Buenos Aires se cortaban los lazos con España y empezábamos a trabajar en la idea de una soberanía, idea por la que el mismo pueblo elige a sus representantes sobre la base de la igualdad y la libertad de sus integrantes. El poder debía volver al pueblo, podría ser la frase sintetizadora de la Revolución y se vislumbró más tarde un tipo de gobierno republicano. El país vio su origen en 1853 – postura personal frente a otras- con la redacción de nuestra Constitución Nacional, Carta Magna que hasta el día de hoy nos rige aunque algunos poderes actuales, muchas veces, hayan descuidado y desoído sus artículos.

La semana de mayo, iniciada el 18, culminaba con la renuncia del virrey Cisneros el 25. Un pueblo se había levantado temprano y se había reunido en la Plaza Mayor (hoy Plaza de Mayo) para pedir su renuncia y la formación de la primera Junta de Gobierno. La historia trató de ocultar el alto nivel de armamentismo que hubo, pues French y Beruti, morenistas, no repartieron cintas celestes y blancas como se dijo, sino cuchillos, trabucos y fusiles. Respaldaron al Cabildo Abierto dejando pasar sólo a criollos y presionaron el día de la revolución, con amenazas de iniciar el ataque si Cisneros no renunciaba. La Revolución de Mayo es la celebración del inicio de una serie de acontecimiento que desembocó en la concreción de la independencia en 1816.

Hace 100 años atrás, y en esto coincido con algunos historiadores, en el festejo del Centenario, año 1910, se maquilló un país para exhibir una fuerza que Argentina comenzaba a perder. Habíamos sentido un gran desarrollo de la economía que ni aún hoy, volvimos a ver. Pero ya no era lo mismo. Y así opinó Manuel Galves en esa época:

“¡La superficialidad! He aquí la condición más arraigada entre los argentinos del presente. La superficialidad es la síntesis de nuestras cualidades execrables. […] Ella es el espejo en que el pueblo argentino contempla sus méritos exteriores, esos méritos exteriores que denuncian una absoluta vaciedad espiritual. Ella nos ha convertido en el pueblo más vanidoso de la Tierra. Aquí se vive en perpetua mise en scène, triunfa lo decorativo y se vituperan los valores éticos espirituales. […] Aquí somos como ciertos propietarios que ponen todo el lujo de su casa en la fachada mientras el cuarto de baño carece de esenciales comodidades. La vida nacional está envenenada de exhibicionismo. Sólo admiramos lo exterior, lo que brilla, lo que deslumbra”.

Cabe preguntarse si hoy, 100 años después del Centenario, las cosas han cambiado. ¿Estarán usando un nuevo maquillaje frente al mundo para mostrar una Argentina crecida y próspera? La política financiera implementada en estos últimos años y en el presente crece frente al aumento de pobres y desocupados y a costa de los trabajadores y los jubilados A veces, nuestra búsqueda de ideales hace que volvamos a repensar en nuestros dignos representantes, como lo fueron Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Martín Miguel de Güemes y José de San Martín. Moreno fue un verdadero artífice de la revolución, traicionado y asesinado en alta mar – según Felipe Pigna – por órdenes de Cornelio Saavedra, un traidor a la patria que operó, como lo hacen hoy muchos funcionarios que responden a mandatos capitalistas del FMI, para la Corona española. Y hubo una heroína silenciosa, ahogada en sus penas, sola y con un hijo pequeño, que escribiera a su perdido Moreno, a su esposo, al que dio la vida por ideales nobles y virtudes poco conocidas en la actualidad. Mariano Moreno fue un verdadero paladín de la independencia. María Guadalupe Cuenca de Moreno, escribió varias cartas a su esposo, sin saber que él ya estaba muerto, había sido envenenado en el barco que viajaba rumbo a Londres para cumplir una misión que – según algunos historiadores- fue su trampa mortal. El 14 de marzo de 1811 Guadalupe escribe su primera carta, ignorando que su esposo había muerto 10 días antes. Dice así:

«Mi querido y estimado dueño de mi corazón:

Me alegraré que lo pases bien y que al recibo de ésta estés ya en tu gran casa con comodidad y que Dios te dé acierto en tus empresas; tu hijo y toda tu familia quedan buenos pero yo con muchas fluctuaciones y el dolor en las costillas que no se me quita y cada vez va a más; estoy en cura, me asiste Argerich, se me aumentan mis males al verme sin vos y de pensar morirme sin verte y sin tu amable compañía; todo me entristece, las bromas de Micaela me enternecen porque tengo el corazón más para llorar que para reír, y así mi querido Moreno, si no te perjudicas procura venirte lo más pronto que puedas o si no hacerme llevar porque sin vos no puedo vivir, la casa me parece sin gente, no tengo gusto para nada de considerar que estés enfermo o triste sin tener tu mujer y tu hijo que te consuelen y participen de tus disgustos; ¿o quizás ya habrás encontrado alguna inglesa que ocupe mi lugar? No hagas eso, Moreno, cuando te tiente alguna inglesa acuérdate que tienes una mujer fiel a quien ofendes después de Dios.»

Meses después y por carta de un hermano de Mariano, ella se enteraría de su muerte. Les dejo la inquietud de leer otras tan amorosas cartas de una mujer cuya biografía es acotada y que recibiera una pensión miserable y pobre de parte del gobierno.

Raúl Scalabrini Ortiz lo describe a Mariano Moreno de la siguiente manera: «Con la caída de Moreno, una ruta histórica se clausura… La Nación debe constituirse entera en la concepción de Moreno… La ruta de perspectivas que abrió la clarividencia de Moreno estaba definitivamente concluída… El presintió una grandeza y una manera de lograrla precaviéndose de la artera logrería de Inglaterra.»

Posteriormente, algunos autores descargaron muchas acusaciones en su contra, llegando en el caso de Hugo Wast a considerarlo un demagogo, en contraposición con Saavedra: «En el seno de la Junta, Moreno representaba la demagogia liberal contra la tradición católica y democrática que encarnaba Saavedra. Por eso los socialistas, comunistas, etc. descubren en Moreno su primer antepasado en la historia argentina».

Mientras que Adolfo Carranza que pertenecía a la corriente de historiadores que profesaba una gran admiración por el secretario de la Primera Junta, lo describía de la siguiente manera: «Fue el alma del gobierno de la revolución de Mayo, su nervio, el estadista del grupo distinguido que manejando la nave arremetió contra el absolutismo y la duda, ansioso de alcanzar el objetivo de sus anhelos y de su destino. Moreno fue la brújula y el que asió el timón también, como que era el más fuerte y el más capaz de los que iban á dirigirla.

Quiero compartir con ustedes dos frases:

«El gobierno antiguo nos había condenado a vegetar en la oscuridad y abatimiento, pero como la naturaleza nos ha criado para grandes cosas, hemos empezado a obrarlas, limpiando el terreno de tanto mandón ignorante.» Mariano Moreno, mayo de 1810.

«Juro a la patria y a mis compañeros que si a les tres de la tarde del día de mañana el virrey no ha renunciado, lo arrojaremos por las ventanas de la fortaleza.» Manuel Belgrano, 24 de mayo de 1810.

Hubo en mayo de 1810, una férrea voluntad por andar el camino hacia la independencia, concretada el 9 de julio de 1816.

Repesemos nuestra Argentina de hoy. La presidenta inaugurará este 25 de mayo, la Galería de los Patriotas Latinoamericanos del Bicentenario en la planta baja de la Casa Rosada, en la que aparecerán los siguientes rostros, cada uno de ellos obsequio de los distintos presidentes de latinoamérica: Ernesto Guevara, José Martí, Jacobo Arbenz, Obispo Oscar Arnulfo Romero, Túpac Amaru II, Salvador Allende, Francisco Solano López, José Gervasio de Artigas, Juan Domingo Perón, Eva Duarte, Juan Manuel de Rosas, José de San Martín, Manuel Belgrano, Hipólito Yrigoyen, Augusto César Sandino, José María Morelos. Están confirmadas las visitas del chileno Sebastián Piñera, el uruguayo José “Pepe” Mujica, el venezolano Hugo Chávez, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el ecuatoriano Rafael Correa, el boliviano Evo Morales y el paraguayo Fernando Lugo. Es posible que José Luis Rodríguez Zapatero, envíe como representante de su gobierno a la vicepresidenta María Teresa Fernández De la Vega.

La inclusión del Che Guevara es un paso adelante, claro que no conformará a muchos sectores, como es el caso de Rosas, controvertido político y ex gobernador de Buenos Aires contrario al pensamiento liberal. Lo positivo de esto es que sólo el debate, la discusión y la inclusión, puede hacernos crecer. Aunque ya se anticipa que aparece un falso reconocimiento a Ernesto Guevara de la Serna por su pseudo-posicionamiento político ligado a la imagen de una empresaria guiando los destinos del país con una cuantiosa fortuna “K” acumulada.

Lo cierto es que habrá algarabía en todo el país, con diversas manifestaciones culturales y políticas en torno al Bicentenario. Como argentinos, y de esto mucho se ha dicho, tenemos el derecho de Celebrar nuestra Revolución o los albores de una libertad más tarde lograda. Ahora bien, ¿cómo nos encuentra en profundidad este deseoso acontecimiento que se reafirma en una soberanía que es del pueblo y para el pueblo? Con una alta tasa de desocupados y un alto índice de empleados en negro, una Argentina sostenida por asignaciones familiares -y en esto coincido con Marcos Aguinis en que “La salvación no necesita de la democracia sino del mesías”-, una educación empobrecida desde lo familiar y desde lo institucional, una escasa finalización del secundario por parte de los jóvenes, una crisis habitacional de alto costo social, una cadena de subas en la canasta familiar, sueldos bajos de trabajadores contra sueldos altos de funcionarios, una falsa inclusión de los pueblos originarios con un marcado índice de negación hacia sus ritos y cultos, una división cada vez más absoluta entre ricos y pobres, grupos monopólicos que concentran el poder y nos manejan, altos valores en los servicios públicos de primera necesidad, escaso poder adquisitivo, una justicia lenta y burocrática, una cultura tinellizada, una falta de reconocimiento al mérito en todos sus niveles, una devaluada escuela pública desde todos los sectores, un escaso acceso a las TICS por falta de sustento económico, una autoridad gubernamental ejercida con autoritarismo, una mediocracia… como dice José Ingenieros. No pensemos en el petróleo de Malvinas, en la venta de parte del territorio argentino a empresas extranjeras, en los nuevos impuestos que generan mayor desigualdad ni en el acceso a la salud y a dignas condiciones de vida, tampoco en la contaminación ambiental por parte de empresas que “pagan” por un permiso para destruir el planeta. Seguramente mucho de esto, será olvidado durante el mundial de fútbol, como ocurrió en más de una oportunidad sin intuir que se trata de uno de los negocios más importantes de millonarias cifras de dinero en la que participan empresas y empresarios.

La desinformación es otro tema a discutir tras el monopolio ejercido por los multimedios ya que la distribución de la pauta oficial y el pago al silencio de estado, han caracterizado el funcionamiento de la comunicación en estos últimos años.

Salta sigue siendo una provincia de oligarcas acomodaticios, de conservadores y de castas dominantes. ¿Cambalache o Macondo? Carnaval-ito…

“Oíd mortales el grito sagrado…” debiera reactualizarse en este nuevo contexto bicentenario para que no sea sólo un eco lírico. La salida podría ser: “Golpea tu corazón, que allí está tu genio” – como dice Stuart Mill. Porque los genios se apoderan del obstáculo, porque son capaces de adivinar las soluciones, inventar las hipótesis y plantear el futuro. Un desafío que podemos estar celebrando en el Tricentenario de la Revolución de 1810.

3 COMENTARIOS

  1. En las puertas del Bicentenario: 200 años de soledad…
    Si vamos a poner en dudas a Marcos Aguinis, digamos por qué ya que el escritor, en el campo de los derechos humanos enfrentó temas polémicos que pusieron en riesgo su vida. Durante la última dictadura fue limitada la circulación de sus libros y algunos salían del país en forma clandestina.

    Marcos Aguinis, ha recibido, entre otros, el Premio Planeta (España), el Premio Fernando Jeno (México), Premio Benemérito de la Cultura de la Academia de Artes y Ciencias de la Comunicación, Premio Nacional de Sociología, Premio Lobo de Mar, Premio Nacional de Literatura, Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, Premio Swami Pranavananda, la Plaqueta de Plata Anual de la Agencia EFE por su contribución al fortalecimiento de la lengua y cultura iberoamericanas, el Premio Esteban Echeverría (Gente de Letras), el Premio J. B. Alberdi (Hispanic American Center of Economics Research) y fue designado por Francia Caballero de las Letras y las Artes. Le otorgaron el título de Doctor Honoris Causa la Tel Aviv University (2002) y la Universidad de San Luis (2000). En 1995 la Sociedad Argentina de Escritores le confirió el Gran Premio de Honor por la totalidad de su obra.

    Si la visión es pesimista, mientamos un poco que estamos mal pero que vamos bien…

  2. En las puertas del Bicentenario: 200 años de soledad…
    Querido Salta 21:
    La Globalización no es meramente ideológica sino también interpretativa, El estado «no debe confundirse» con el gobierno y/o el partido. Frente a esta realidad, yo me ubico primero desde una posición estratégica en defensa de lo que está bien hecho, y en este sentido hay mucho para defender. No comparto con ustedes esa mirada pesimista que en el fondo es desesperanzadora ( el hecho de citar a Marcos Aguines ;Nada menos que a él; es contradictorio para una reflexion) los grandes cambios se los ve como proceso, y no como una mera seleccion de hechos anecdotarios que por cierto existen, pero creo están hoy en discusión como lo estuvo en los primeros años del 70, cuando se veia politica en los barrios en las familias y en cualquier reunión de amigos. Si comparto la necesidad de transformar la Argentina en busqueda de «igualdad de oportunidades» y yo le agrego también en «igualdad de condiciones». Escribo y deseo que demos entre todos cohesión, unidad y racionalidad a un universo de compleja estructura ahora desarticulado y contradictorio.
    Los Saluda ROC

  3. En las puertas del Bicentenario: 200 años de soledad…
    Cuando escuchaba la frase, lo cual acontecía muy pocas veces,: lo vencedores escriben la historia, me preguntaba cuando era pequeño sobre el significado de ella. Al pasar el tiempo tiempo fui descubriendo que existen otras versiones de nuestra historia en la cual emergen figuras altamente comprometidas con el ideario libertario que guio a muchos de nuestros prohombres de los cuales solo recibía una breve reseña de su desempeño por haber estado presente en algún órgano de gobierno, tal cual es el caso del Dr. Mariano Moreno. Recuerdo cuando un profe nos leía el decreto de supresión de honores que elaboró como me sentía reconfortado e identificado con su vehemencia y su compromiso con una sola divisa: la libertad. Despues los años me enseñaron que en la vida y en las hechuras de los hombres priman en sus discursos y en sus conductas el lugar desde donde proclaman sus palabras y a veces los intereses individuales o sectoriales se imponen por sobre lo que el bienestar general reclama, y a aquellos que se contraponen a esos intereses se los hace pagar muy caro. Dolorosa verdad que hay que asumir. Hoy a 2 siglos de nuestro despertar a pensarnos como pueblo libre, con los elementos positivos y negativos que esto encierra, seguimos en la puja por afianzar nuestra libertad, seguimos buscando los senderos que nos lleven a culminar un pais de logros y de progresos para todos, sin sectores que miren la realidad desde un lugar de privilegio y con privilegios. Ya se, es una utopia, pero si no pensamos en ella nos condenamos a seguir repitiendo los errores de siempre.

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