No es difícil interpretar a estos dos genios del pensamiento filosófico y científico del mundo germano y que en realidad de común, sólo tuvieron el genio que les hizo ver lo que muy pocos podrían haber vislumbrado en su respectivas épocas.
Carlos Marx ofreció al mundo su teoría filosófica del devenir histórico como un proceso dialéctico materialista, el cual entusiasmó furtivamente a las voluntades apasionadas por el cambio y la sed de justicia e igualdad. Las revoluciones se pusieron en marcha ya en el siglo XIX, llegando a su mejor esplendor pasada a penas la segunda mitad del siglo XX siendo su máxima expresión la guerra fría que tuvo su final con la caída del muro de Berlín; consumación de la revolución Polaca llevada a cabo de manera pacífica por el sindicato Solidaridad liderado y cofundado por Lech Walesa.
No se puede dejar de asociar a esta guerra fría (que consistía en armarse hasta los dientes con bombas atómicas nucleares por parte de los dos bloques que a la fecha pugnaban por el control mundial, el comunismo , en su formulación Soviético o Ruso y el neoliberal liderado por EEUU. El mundo era literalmente una bomba a punto de estallar. Justamente el otro gran genio, Alberto Einstein, que con su formulita relacionaba la energía y la materia de manera directamente proporcional mediante el cuadrado de la velocidad de la luz, temía en sus postreros años lo que luego sería una realidad nefasta para el mundo: el armamento basado en la fusión nuclear. Arma practicada por los EEUU en Japón, que destruyó y eliminó todo lo que es vida en un instante con las tres bombas nucleares lanzadas sobre respectivas poblaciones. La más renombrada es Hiroshima. Esto dio lugar a la finalización de la segunda guerra mundial… Einstein se murió lamentando que tremendo descubrimiento científico se usara para tremendas destrucciones y muertes en vez de sacarle el provecho inmenso que tiene en favor de la humanidad.
Este refrescado de historia reciente tiene como finalidad dar un poco de luz sobre lo que significaron las confrontaciones ideológicas del siglo pasado, las que dejaron millones de muertes víctimas de líderes que en pro de un pensamiento meramente humano se creyeron con la autoridad de destruir y sembrar muertes impunemente. Cuesta creer que hayan actualmente teóricos con rebuscado tecnicismo leguleyo tratando de alentar e impostar el pensamiento marxista en esta postmodernidad cuando la praxis de este ensangrentó el mundo en el siglo pasado.
Muchos grandes científicos con sus magníficos inventos embrutecen, entorpecen y envician a infinidad de personas con sus propuestas banales y efímeras de tecnología increíble, fantasiosa y alienante.
Hoy en día, existen maneras de matar a las multitudes pero dentro del sistema del cual de alguna manera sacan provecho unos cuantos. Se mata a los niños ya desde el seno materno que si llegaran a pasar esta etapa evolutiva se encontrarán con un medio totalmente adverso para el desarrollo de su vida como contrariamente se lo merece un ser humano.
La miopía de muchos agentes sociales es temerariamente atroz ya que frecuentemente se escucha alentar y gastar inmensas cantidades de dinero en campañas que a priori combaten la vida, el buen vivir, lo debido. Combaten facetas importantes de la persona humana como lo son sus valores (familia, vínculos y roles ; la pureza de mente y cuerpo ; la esperanza, lo profundo, lo perdurable; las verdades absolutas; el esfuerzo; el verdadero amor; etc. etc. etc.). Son dejadas de lado y destruidas sin el más mínimo pudor, el crecimiento y la calidad cultural, la productividad y utilidad de las personas en su dimensión laboral…y entre otras, ni qué hablar de la espiritualidad del hombre (cuando digo hombre léase mujer o varón para evitar susceptibilidades e incluyesen indefiniciones. De aquí en más hablar de nuevos sexos es una falta de respeto a la dignidad de la persona. Algunos podrán cuestionar el concepto de persona, pero siempre será inherente a esta la racionalidad y si no somos personas racionales, qué somos?) .
Así es, se adolece largamente a los incipientes jóvenes. Se combate duramente todo lo que significa deidad (los Musulmanes son asesinos fundamentalistas; los Cristianos oportunistas del poder, Fariseos de primera, inquisidores malditos; los Judíos con su shoah victimaria y su sionismo peculiar se creen los únicos dueños de la existencia…) y la ridiculez del siglo actual llevó a que se asociaran en organizaciones jurídicamente homologadas, personas que se declaran ateas y que le van de frente a todo lo que tenga algún atisbo de trascendencia.
En vistas de esto si Don Carlos y Don Alberto se sentaran a ver el mundo mientras toman un café, no creo que estos grandes se arrepintieran de sus descubrimientos y de sus formulaciones, sino más bien, menearían la cabeza afirmándose el uno al otro que la tozudez del ser humano frustra la iniciativa de los grandes genios y que en realidad el bien demora, pero llega… con dolores de parto, pero llega…
Entre Carlos Marx y Alberto Einstein
Cuando decís-Hugo- los posmodernos- entiendo que no estás en ese grupo y entonces leo «me quedé en otro tiempo». Y se nota. Tu prédica es mucho más subjetiva que cualquier raciocinio soberbio y por lo tanto, peca de lo mismo que culpáis.
La Biblia se escribió – y esto me lo dijo un sacerdote de la Católica- como experiencia de un pueblo, y fijáte el mal uso que se hace de ella. No alcanza a ser una bomba de neutrones pero cuánta matanza ha generado. ¿Debiéramos, por tanto, leer tu artículo, con la misma vara, también para este supuesto Libro Santo?
Yo creo que atreverse a «tajantizar» y a demonizar ciertas prácticas necesarias de la razón, es caer en una bocacalle prejuiciosa y falsa: con ese criterio habría que parar el avance tecnológico y el pensamiento nuevo.
Por otro lado, no entiendo bien qué cuestionás: si a un mortal o a tres mortales o a toda la humanidad o, a los que para vos, no encajan en tu dogma.
Trastienda
Cabe analizar la historia para ubicarse en el presente. No es de una razón elevada (entiéndase medianamente sabia) descartar la experiencia y el aprendizaje que nos viene del pasado. Tampoco es muy inteligente hacer lecturas parciales de la realidad. No se trata de un sincretismo sino de una síntesis como expresión de una evolución que apunta a lo íntegro y pleno, no al estilo Hegeliano que parcialmente describió la dinámica de los movimientos personales y sociales desde su dialéctica.
Aquel que se siente posmoderno desde el pedestal subjetivo y/ o meramente fenomenológico y/o pobremente relativista y/o vacíamente escéptico y/o retrógradamente anti tecnológico, lola, es un pobre tipo o tipa. Lamentablemente tengo que decir que muchos se alinearon y se alinean en estos caminos esnobistas, livianos y parciales en lo que respecta a una verdad íntegra de la razón de existir.
Dogmatismo sabemos que es aquello que se afirma sin dar razones, ni se argumenta su veracidad…no es mi intención caer en esa dureza irracional.
Si el dogma se refiere a las verdades racionalmente argumentadas, descriptas con evidencia y certeza, sin error y vengan de quién venga, ¿por qué las negaríamos?
Entiendo que la Biblia es una colección de libros que se unifica en la interpretación del plan salvífico de Dios ( el Dios Cristiano). Es un libro sagrado para los que tiene fe y sus relatos son multi-genéricos, multiculturales (donde abunda el contenido semita), de tradiciones orales y escritas diversas, con ingredientes históricos, políticos, jurídicos y de todo aquello que concierne al hombre en el caminar por esta existencia. Es antiguo, se fue “armando” durante siglos de transmisión oral y etapas de escritura; anacrónico, profético, escatológico y de hecho ilumina los pasos de millones de personas en la actualidad, como lo hizo durante milenios y en apariencia lo seguirá haciendo.(Son muchos los que mueren por sus enseñanzas, mira el siglo XX: por el Nazismo, España, Méjico, el Comunismo, etc…millares de mártires y solo me refiero a la primera mitad).
No es mi objetivo escribir para atacar o condenar a estos o aquellos, intento pensar y reflexionar leyendo a otros y expresando lo que pienso. En definitiva compartiendo el pensamiento aprendemos y nos orientamos hacia la verdad aún cuando tomamos distintas sendas.
Atte. Hugo Luis Daher
La estupidez
Hace tiempo, cuando los posmodernos en Salta estaban de moda, un franchute llamado André Glucksman, que como todos los postmodernos había sido antes, stalinista…, escribió un librejo denominado La estupidez, en el cual se hacía un elogio de la zoncera, en desmedro de la inteligencia, a la que se condenaba por pertenecer a la temible figura de la Razón, que pariente del Siglo de las Luces, había destilado de sí, monstruos, al decir de Goya.
Por su parte, Marx, ese por quien apasiono mis pobres días, en el contexto de un reportaje por los sucesos de la gloriosa Comuna de París de 1871, contestaba que no había ningún misterio, nada nuevo para comprender, excepto la estupidez humana. Y es que casi toda su admirable teoría, comprimida y apaleada por Lenin y el leninismo en sus múltiples versiones, acaso podría sintetizarse en la idea dadaísta, atonal, dodecafónica, respecto a que durantes 2 millones de años, no hemos sido sino estúpidos, pues mientras contábamos con todo para una sociedad del goce, del deseo, de la libido, del Inconsciente, etc., nos hemos esforzado en malograr nuestros mejores sueños con espantosas pesadillas idiotas de muerte.
¿Será posible, lo posible? Dependerá de que no sigamos elogiando la estupidez, como Glucksman…
Atentamente,
Dr. A. López
DNI: 24.138.809
Homo Sapiens
Los posmodernos, en sus facetas generales, hacen halago de su raciocinio positivista en desmedro del hombre universal y corriente (no por esto menos digno que cualquier estúpido racional que se cree superior a los demás; soberbia que lleva a la soledad y miseria de sí mismo).
La razón engendra las mejores luces de la humanidad siempre y cuando tenga una orientación clara, objetiva y desde luego transitando los caminos del bien, los cuales llevan al hombre a una praxis plenificante para sí mismo y para con los demás.
La esperanza enriquece a todo aquel que no se lamenta por la oportunidad perdida o por la oportunidad que se le pasó. Hoy el hombre tiene todo y más a su alcance para lograr su sueño de paraíso y felicidad…la cuestión es la orientación del sentido de la justicia en la realización del bien común. A esto se le suma el desacuerdo que existe en la concepción de este bien que se atomiza en la actualidad en una tremenda y explosiva expresión subjetiva. De esta manera la razón, también atomizada, se comporta débil y como tal esclavisable, apta para la explotación en pro del interés de algunos pocos mareados por la borrachera de la avaricia y el egoísmo.
Siempre es posible lo mejor mientras el hombre piense con sinceridad, generosidad y humildad.
Atte. Hugo Luis Daher