Russell elabora un retrato setentista en el que estafadores de medio pelo del siglo XX protagonizan un “escándalo”. Basada ligeramente en el caso Abscam.
El film tiene un guión muy bien armado, y a veces de una pintura realista de seres que buscan una buena posición económica, pasa a lo grotesco con una facilidad atrapante. La película se vuelve un estallido de cosas que sorprenden al espectador, y no se guarda nada en cuanto al talento de los actores: Christian Bale, Amy Adams, Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, todos nominados al Gran Premio de la Academia por sus excelentes interpretaciones.
Irving Rosenfeld (Bale) conoce a Sydney (Adams). En ese tramo, el relato acelera la presentación de una pareja que intenta “sobrevivir”, sólo que el modo elegido es inaceptable porque se lleva 5 mil dólares de cada operación en la que montando un gran teatro, Irving y Sydney estafan a desesperados que nunca obtendrán el préstamo prometido ni lograrán conexiones con bancos extranjeros. Interceptados por un ambicioso agente del FBI, Richie DiMaso (Bradley), quien sólo busca réditos para escalar en su carrera, son obligados a entregar a otros estafadores a cambio de quedar libres del peso de la justicia.
Cuando Richie aparece en escena, se forma un doble triángulo: a la relación que mantenía Irving con su esposa (Jennifer Lawrence) y Sydney, se le suma la de Richie y Sydney, dos triángulos amorosos que conviven en paralelo y que adquiere distintos matices donde entran en juego la seducción, las máscaras sociales, el deseo, la infidelidad y las apetencias personales.
A Amy Adams se la muestra en un papel muy jugado, lejos de una princesita de cuentos de Disney, y sus escotes a full, la cara lavada en alguna escena, los destapes y sus descollantes participaciones en eventos sociales, sumado al dramatismo puesto en los reclamos a Irving, la colocan como una sólida actriz merecedora del Globo de oro obtenido y firme candidata al Oscar, aunque del otro lado tenga a una Cate Blanchett, de Blue Jasmine. Una de comedia, la otra de drama, quién mejor que la otra. (Aunque el último escándalo que involucra a Allen podría terminar con las nominaciones a su película y Cate, podría pagar – injustamente- el precio de la denuncia a Woody por abuso sexual a su hija. No sería conveniente que la Academia mezclara las cosas…) Y ni qué decir de Lawrence, ganadora del Globo de oro como actriz de reparto y candidata al Oscar. Interpreta a una casi delirante esposa, entre lo ordinario y lo glam, mezcla de una ama de casa con pretensiones de ricachona. Frenética, imprevisible y dotada de una estupidez peligrosa, vuelve a cautivar en la pantalla grande. Bale y Bradley también hacen lo suyo, y sus composiciones muestran también sus oposiciones.
El film no intenta naturalizar la corrupción. Lo que hace es patear la pelota hacia afuera. Richie ya no está muy interesado en estafadores de bajo vuelo, quiere ir por más: la mafia en los casinos, unos cuántos congresistas y el alcalde Carmine Polito (Jeremy Renner). El bueno de Carmine, corrupto con razones nobles, es la piedra en el zapato de Irving, a quien con gentileza y lealtad, le gana el favor de su amistad. El alcalde aplica la fórmula maquiavélica «el fin justifica los medios». La cacería final de estafadores no llega a ser lo esperado y sólo el espectador puede responderse si un ladrón merece la condena o era mejor como político, aventando el famoso dicho “roba pero hace”. El film se mete con los hechos, pero de ningún modo moraliza sobre ellos.
En síntesis, el ascenso y caída de los que estafan en pequeña o gran escala llega a su término. Pero la película tiene un plus: final feliz para algunos y para otros, apenas un paseo por la mala prensa. Muy buena intervención de Robert de Niro como el capo mafia, pez gordo a quien la trampa no lo toca. De eso se trata, de anzuelos mordidos por peces que al final, no eran tan gordos.
Origen: Estados Unidos
Dirección: David O. Russell
Guión: Eric Singer, David O. Russell
Intérpretes: Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Jeremy Renner
Fotografía: Linus Sandgren
Música: Danny Elfman
Edición: Alan Baumgarten, Jay Cassidy, Crispin Struthers
Duración: 138 minutos