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domingo, noviembre 24, 2024

Escándalo y muerte por el traslado de 8 chicos que estaban en terapia

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El gobierno de la provincia de Salta desplegó un amplio operativo policial para evitar las protestas de médicos y familiares de los pacientes. Los llevaron al ala pediátrica del Nuevo Hospital Materno, en medio de la emergencia sanitaria por la gripe A. Graves denuncias de médicos y conmoción por el fallecimiento de una de las nenas que fueron movilizadas.

– Nota:Pablo Corso
– Fotos: Alejandro Ahuerma

14.07.2009 – Crítica digital

En camilla. Los chicos fueron trasladados unos cincuenta metros desde la sala de terapia intensiva hasta las ambulancias.

Después de que Crítica de la Argentina denunciara el vergonzoso cuadro de desnutrición que padece uno de cada tres niños salteños, una nueva polémica surgió en las últimas horas a partir del increíble traslado de ocho chicos en grave estado, que estaban internados en la sala de terapia del Hospital Niño Jesús de Praga y fueron llevados al ala pediátrica del Nuevo Hospital Materno. El gobierno provincial calificó como “exitoso” el operativo sanitario, en medio de las críticas de los médicos del viejo nosocomio porque se quedaron sin servicio de cuidados intensivos, los cuestionamientos a la gerenciadora del flamante centro asistencial y la triste noticia del fallecimiento de una nena horas después de la cuestionada mudanza.

Hace tres días, la administración Urtubey cumplió con su palabra: trasladar a los chicos de la sala de terapia intensiva del Hospital Niño Jesús de Praga al ala pediátrica al Nuevo Hospital Materno. La mudanza, informó un aséptico comunicado, empezó a las 15 y terminó a las 19. Aseguran que se hizo como medida preventiva por la gripe A. Pero las cosas se desarrollaron con irregularidades. “Se los movió 50 metros desde terapia a las ambulancias, sin respirador y bolseados a mano. Todo en medio de un frío terrible”, explicó Cristina Nesrala, secretaria general de la Asociación de Profesionales de la Salud de Salta (Apsades).

El fotógrafo Alejandro Ahuerma presenció la escena: “El hospital estaba plagado de policías. Entre llantos de los padres y reclamos del personal –que seguramente quedará cesante cuando el hospital se cierre– sacaron uno a uno a los niños, usándolos como escudo”. Detrás de las ambulancias fue trasladado el equipamiento para atender a los chicos. Los profesionales habían tratado de evitarlo mediante un recurso de amparo, pero fue en vano.

Después de la desaparición de los equipos, los médicos y anestesistas se negaron a hacer cirugías “porque no hay garantías”, según explicaron, y para evitar juicios por mala praxis. Pese a que el gobierno de Salta asegura que las condiciones están dadas para que siga funcionando, Nesrala dijo que no hay terapistas ni unidad especializada: sólo hay un médico durante medio día. La sala de urgencias del Jesús de Praga ya está cerrada con llave. Queda el shock room, que “tiene dos camas que suelen estar ocupadas. Van a tener que decidir a quién se lo quitan”, desafió Nesrala. Además, una ordenanza gubernamental aclara que en ningún establecimiento puede haber cirugía sin terapia.

Los médicos creen que todo forma parte de un plan de vaciamiento. En los hospitales faltan enfermeras y médicos. Hace siete días, Gladys Pernas –jefa del Servicio de Recuperación Nutricional del viejo hospital– adelantó que con el traspaso a manos de la gerenciadora, “los chicos van a terminar internados en salas generales y nadie se va a ocupar de recuperarlos nutricionalmente”. El 33% de los 2.000 niños relevados por su equipo tiene peso y talla inferiores a los que corresponden a su edad. Los llaman “enanos nutricionales”.

Desde la CTA, María Lapasset se quejó de que “el Estado paga un canon para el hospital gerenciado, que tiene un presupuesto mayor que el más grande de Salta, con la tercera parte de sus camas”. La empresa cobrará por la atención a los pacientes con obra social y el Estado le pagará por quienes no tengan ese derecho. “No se hacen los controles previos del embarazo ni ecografías, todo se deriva a los centros estatales para achicar costos”, agregó Fernández. Mientras tanto, en el hospital nuevo la gerenciadora española “Santa Tecla” no permite que se nombre personal adicional. El establecimiento tiene 140 camas; el viejo cuenta con 200, que nunca alcanzaron. Las autoridades prometieron que en 45 días todo el hospital viejo habrá sido traspasado al ala pediátrica del nuevo.

Veinticuatro horas después del traslado, una nena de nueve años falleció en el Nuevo Hospital Materno. “Se podría haber muerto en nuestra terapia, donde había pacientes muy graves, pero el traslado fue terrorífico y generó mucho estrés a los chicos”, explicó Nasrala. Mirta Fernández, jefa del Servicio de Terapia del Jesús de Praga, contó que se trataba de una chica “con patologías previas (falta de cierre del canal medular, escoliosis e influenza A) y asistencia mecánica”. Fernández, quien ordenó los traslados, descartó que la mudanza hubiera complicado su situación porque “el riesgo era mínimo, no eran grandes distancias y el traslado fue en una ambulancia de alta complejidad”. Los médicos salteños reconocieron que el panorama presenta divisiones: mientras las enfermeras rechazan el traslado, hay médicos que lo fomentan. “Es que algunos son socios del director del hospital nuevo”, aseguró a Crítica de la Argentina uno de los consultados.

“Las condiciones estaban dadas”

El ministro de Salud provincial, Alfredo Qüerio, dijo que el traslado del sábado se hizo “con total normalidad” y permitió a la provincia disponer de 8 a 15 camas en la unidad de terapia intensiva para niños. También aseguró que “están dadas las condiciones técnicas para ampliar el número de camas en lo inmediato”. En el nuevo hospital estará garantizada “la presencia permanente para el cuidado continuo e intensivo de los pacientes”.

La cartera sanitaria provincial justificó la desaparición de la terapia del hospital Jesús de Praga: “No era posible mantener una unidad de terapia intensiva en el viejo hospital y habilitar otra en el nuevo, debido a la insuficiencia de médicos terapistas, como especialidad crítica, tanto en la provincia como en el resto del país”. Agregó que no era posible mejorar ni ampliar la oferta de ese servicio, agravada por la imposibilidad de respuesta del sector privado para absorber dicha demanda.

Qüerio recordó que “la responsabilidad primaria del sector público de salud es garantizar la atención de todos los niños de la provincia que requieran atención médica, en lo que respecta a capacidad y calidad de oferta”.

Francisca tuvo que parir en la calle

A los 21 años, Francisca Albornoz parió en plena calle. Junto a su esposo Pedro Lobos (40) se habían tenido que trasladar a la capital salteña desde el pueblo de Joaquín V. González, por complicaciones en el embarazo. Estuvo internada tres días y le dieron el alta, pero este miércoles volvió a un centro de salud barrial porque tenía contracciones. Fue traslada al hospital, la vacunaron y le volvieron a dar el alta. Como no tenía plata, la pareja debió caminar los 12 kilómetros que los separaban de su casa. Llegaron a la medianoche, pero a esa altura ella estaba muy dolorida y llamaron al 911.

Pero era tarde: Francisca rompió bolsa, hizo fuerza y parió bajo un poste de luz. Después de que un policía hiciera de partera, llegó la ambulancia. El milagro urbano ya había pasado.

Un niño wichi murió por desnutrición

El hijo de dos años de un cacique wichi (Lucio Juan) murió desnutrido en General Mosconi, según denunció Mara Puntano, integrante de la Asociación de Abogados de Derechos Indígenas de Argentina (AADI). El 23 de junio, la agencia de noticias Copenoa había informado que diez comunidades de esa etnia reclamaban a la vera de la ruta nacional 34 mejoras en viviendas, salud y trabajo genuino. Los pedidos no fueron atendidos y el hijo de Juan falleció diez días después. Puntano –quien criticó la minería contaminante y el desmonte de los bosques nativos– se preguntó: “¿Cuántos niños deben morir para que se adopten y se pongan en práctica políticas públicas serias, que garanticen derechos esenciales de alimento, vivienda, educación y asistencia sanitaria a nuestra población infantil?”.

OPINIÓN

Igual cuidado

Adrián Tarditti (Director de Emergencias Sanitarias de la provincia de Buenos Aires)

Hay dos motivos por los que se gestiona un traslado: la ausencia de complejidad en el hospital –cuando no se cuenta con la tecnología y capacidad suficientes– y la falta de camas. Existen otras causas más urgentes que lo ameritan: incendios o amenazas de bomba. Es importante que los pacientes siempre se encuentren estabilizados, por lo que, si es posible, debe ser trasladado primero dentro del mismo hospital y luego evacuarlo a otras terapias intensivas que puedan recibirlos. Lo más importante es que al paciente se le brinden durante el traslado los mismos cuidados que se le daban mientras estaba en la sala. Ante una urgencia, los médicos deben evaluar situaciones de riesgo y tomar la decisión más acertada; si el riesgo es mayor que el beneficio, con seguridad no se debe llevar cabo el movimiento. Además, es necesario contar con un plan de traslados de urgencia, para que todos sepan lo que tienen que hacer, desde el director hasta las enfermeras.

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Luego de una increíble odisea, una salteña dio a luz en la calle

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