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domingo, noviembre 24, 2024

Estudiantes de la UCS lloran la muerte de Hilda M. del Valle Lobos

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Era una profesora querida y valorada por el estudiantado de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Salta. Impartía tres Cátedras: Introducción al Derecho, Familia y Sucesiones. Estudiantes piden que se revea el funcionamiento del sistema y las instituciones. ¿Y la legalidad de las drogas?

Como anécdota hermosa sobre Hilda Lobos quien tenía 60 años, sus alumnos comentan a Salta 21 que matizaba las clases con un gran humor y con historias de vida que daban cuenta de su experiencia, madurez y sensibilidad hacia todos los aspectos humanos. Uno de sus alumnos expresa a este medio: “su lucidez era la de una persona joven y su rapidez mental era casi espontánea, tan natural como su sonrisa y su predisposición para con nosotros”.

Los jóvenes estudiantes de Derecho coinciden en su alta calidad humana y excelencia pedagógica, dolidos hasta el cansancio de las lágrimas y el estupor. El día antes del crimen de la abogada Hilda Lobos, los estudiantes de su cátedra habían estado conversando con ella y tomando sus clases. Hasta el final de sus días trabajó y se entregó a la pasión por las Leyes.

“Nuestra reacción fue de sorpresa y silencio; absortos, tiesos, mudos, nos quedamos paralizados en Tribunales cuando nos enteramos”.

“Un compañero llegó con la noticia a la Facultad y no se podía creer”.

“Entre los pasillos de Tribunales se rumoreaba sobre el hecho, aberrante e insólito”.

Los estudiantes piden que este hecho se recuerde y no se olvide, para que en su nombre se revierta el sistema y se eviten muertes de este tipo. Cuestionan que un drogadicto está compartiendo las salas del Neuropsiquiátrico junto a enfermos con patologías severas y que para colmo de males, son inimputables.

“No hablamos sólo de la muerte sino de la decadencia de las instituciones”- dice un joven a Salta 21 al extrañar a Hilda. “Este error cobró la vida de una persona importante, generosa, valiosa. Esto no debe olvidarse y que su muerte sirva para cambiar el sistema”- agrega.

El año pasado había perdido a su esposo y posteriormente, en el mes de octubre de este año, había fallecido su hermano, a quien adoraba. Pero Hilda, amante de sus clases, nunca abandonó su vocación hacia la tarea de enseñar y pese a su dolor, tenía la fortaleza y la entereza de continuar. Y lo hacía con amor y dedicación.

Su vida terminó trágicamente. El sobrino de 35 años (Ramón Alberto Lobos) que la asesinó era drogadicto y estaba hospitalizado en el Miguel Ragone mientras Hilda y su madre contaban con custodia policial ante su peligrosidad. Ella tuvo la generosidad de sacarlo en varias ocasiones y llevarlo a su casa, de tenerlo entre sus afectos, de brindarle la oportunidad de integrarlo a la familia. Hilda lo cuidaba y le daba amor. Y la paga fue una puñalada.

Algunos jueces- cuestionan los jóvenes- expresaron que si la gente quiere drogarse que se drogue. “Y ahí están las consecuencias”- dice una estudiante a este medio.

Sus alumnos están sumamente preocupados por la madre de Hilda, Perla, una mujer de 82 años que queda sola -dicen- y a quien su profesora quería tanto.

Lamentable. Doloroso. Escalofriante. Injusto. Caprichoso. Trágico. Oscuro. Hilda Lobos se lleva el homenaje de sus alumnos, quienes la amaron por su intelecto y persona, por su entrega y por su sabiduría- aunque no alcance para todo lo que significó su carrera profesional ligada a la Justicia.

– Crónica de Jesús Rodríguez en Clarín sobre los hechos:

Un adicto mató a su tía porque no le daba plata para las salidas

Desesperado por conseguir dinero para salir, Ramón Lobos (35), un adicto de clase media alta, mató a su tía de una cuchillada por la espalda porque ella le negó lo que quería: «Más plata». Tras cometer el crimen, Lobos le robó el dinero que su tía -la reconocida abogada Hilda Lobos (60)- tenía en la cartera. Cuando Perla Mocda (82) quiso defender a su hija, su nieto la hirió en un brazo. Luego escapó por los techos del vecindario y fue detenido poco después.

«Yo decía que a mi nieto había que sacarlo de la casa, pero mi hija lo sobreprotegía», le contó a la Policía doña Perla. Su nieto -un hombre de carácter fuerte al que le gusta leer Filosofía- es adicto a las drogas desde los 13 años. El padre era Ramón «Pupi» Lobos, un conocido político salteño y de buen pasar económico que hizo tratar de su adicción a su hijo en distintos lugares de Sudamérica. Murió de un infarto hace un mes, tras discutir con su hijo. El juez Raúl Sosa Vallejo quiso internarlo en un instituto, pero Hilda -la tía asesinada- se opuso y dijo que ella iba a cuidarlo. El juez ordenó una custodia policial permanente en la casa para proteger a las mujeres.

El asesinato de la abogada conmocionó el ámbito del Gobierno y la Universidad Católica de Salta, ya que Hilda era subsecretaria de Trabajo y Previsión Social, y profesora de Derecho. La mañana del crimen Hilda se preparaba para ir a su trabajo cuando llegó su sobrino en estado de ebriedad y la encaró para pedirle dinero. Cuando la discusión subió de tono, el policía se interpuso, pero Hilda le pidió que la dejara sola porque era un problema familiar. El agente escuchó que Ramón le pedía dinero y le reclamaba una herencia.

Cuando el policía salió, el joven cerró la puerta de la casa con llave y le clavó a su tía un cuchillo por la espalda. Perla, al salir en defensa de su hija, recibió una cuchillada en uno de sus brazos y gritó. Cuando la Policía derribó la puerta ya era tarde: encontraron muerta a la abogada.

2 COMENTARIOS

  1. Estudiantes de la UCS lloran la muerte de Hilda M. del Valle Lobos
    Yo fui su alumna en la UCASal a través del sistema de Educación a Distancia. Todo lo que el artículo dice sobre sus cualidades personales, profesionales y docentes es poco. Era un ser maravilloso, que entregaba generosamente sus conocimientos en forma diaria. Hasta entrada la noche contestaba las preguntas que los alumnos preguntábamos en los foros. Jamás nos dejaba con dudas, nos alentaba hacia un estudio de calidad. En realidad era inigualable. Al enterarme de la noticia, ese mediodía, lloré amargamente frente a mi computadora. Que su alma descanse en paz cerca de Dios. Se lo merece. Adiós, hasta siempre mi querida profesora.
    Su alumna Silvia.

    • Estudiantes de la UCS lloran la muerte de Hilda M. del Valle Lobos
      tube la suerte de que dejara en mí, parte de su ser, enseñandome las materias que dictaba, en todo momento estaba a disposicion del alumno, no sabia decir que no a nadie, sabia llegar a la gente, no se notaba una cuota de maldad, ni siquiera ante las absurdas perdidas familiares que tubo, hasta alli relucio su personalidad, aun cuando fallecio su hermano, ella estaba corrigiendo examenes, no la comprendia, en momentos de dolor estaba entera, de pie, interactuando con los alumnos, es absurdo la perdida de tan hermosa mujer, hay que recordarla como fue, toda la vida.
      marcelo larraburu de eldorado misiones

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