Festejo musical del 25 de Mayo

Este fue uno de los grandes conciertos de la orquesta local.

Salta, viernes 24 de mayo de 2013. Teatro Provincial. Solista: Lucía Luque (violín). Orquesta Sinfónica de Salta. Director Titular Maestro Jorge Lhez. Zupay de Pascual De Rogatis (1880-1980). Rincones de Buenos Aires de Claudia Carmen Montero López (contemporánea). Reminiscencias y Chacarera de Daniel Pacitti (contemporáneo). Concierto de Gala por la Fiesta Patria del 25 de Mayo de 1810.

“Para que exista el mal solo basta que los hombres de bien no hagan nada”. Se trata de una argumentación interesante que plantea la negación de algo por la existencia de su propio antónimo. Con ese criterio, Satanás no existe por sí mismo sino que simplemente es la ausencia de Dios. Zupay trata de una antigua leyenda de Santiago del Estero (Argentina) que se basa en una historia de Ricardo Rojas en su libro “El País de la Selva” quien intenta reinstaurar un vacilante nacionalismo y se sirve en un punto de relatos mitológicos quechuas que describen al mismo demonio llamado Zupay quien representa el mal, la desdicha, la maldición existentes en el note argentino. De Rogatis, toma la idea y compone un poema sinfónico con elementos armónicos de claro tinte europeo que por otra parte son los que él manejaba. Pero un detalle curioso, el compositor conoce un trozo de seis compases correspondientes a una antigua vidala salteña y la usa como leit motiv. Resumiendo, con armonías y orquestación europeas, De Rogatis pretende pintar un indigenismo existente, aunque más no sea por leyendas, en el tipo de construcción sonora que no se basa en raíces populares de nuestra tierra. Ello no impide que se trate de una obra bien armada y tal vez teñida de un cierto tinte intelectual. Un detalle llamativo. Se estrenó el año de composición, 1910, conducida en el Teatro Colón por el mismo autor y no volvió a tocarse nunca mas en nuestro país, hasta esta noche. O sea, pasaron 103 años que despiertan la pregunta ¿Por qué?

La segunda parte trajo dos composiciones de autores argentinos radicados en Europa. Primero la musical descripción de típicos lugares de Buenos Aires como un día soleado en la hermosa Plaza Francia, en la Recoleta, llena de artesanos que exponen y venden sus trabajos. Luego una lluvia común sobre la ciudad -destacadísimo solo de oboe de Carlos Lépez Alonso– para terminar con el ruidoso movimiento del centro ciudadano. Claudia Montero conoce muy bien lo que describe y logra con orquesta reducida -35 músicos- una narrativa que logra mostrar lo que desea. Emotivos pentagramas que, con sensibilidad a flor de piel, exponen con sinceridad los paisajes descriptos.

Y al final una obra espléndida en sus dos esquicios. Las Reminiscencias, un aire de zamba, de Daniel Pacitti son los acentos y ritmos muy particulares de alguien que se fue de su tierra y añora. Luego la Chacarera con variaciones y ese fraseo tan único de nuestros lares tratados de modo formidable con una percusión fantástica y una solista de violín de fenomenal nivel. Su colorido es de amplia gama y se mete en el corazón del oyente.

Este fue uno de los grandes conciertos de la orquesta local. Conducida con autoridad por el maestro Lhez que hizo junto a sus dirigidos un notable trabajo preparatorio. El final para la solista visitante. Lucía Luque tiene apenas veinticinco años. Discípula de ese coloso que es Salvatore Accardo -lo escuché personalmente en el Festival Salzburgo en su época de oro- y de varios maestros de talla similar. Tiene una apreciable cantidad de premios y hoy es concertino de la Orquesta Sinfónica de Córdoba. Tiñó la noche de talento y ante el desborde del público regaló el tango “El día que me quieras” de Gardel y Le Pera de un modo exquisito. La gala fue eso, una gala de lujo.