Forzada representación de Pulcinella y El pájaro de fuego evitó el mega escándalo

El accidente que tuvieron una de las bailarinas del Ballet de la Provincia de Salta y dos de las instrumentistas de la Orquesta Sinfónica de Salta, es decir, tres accidentadas, derivó en un homenaje a ellas anoche, en el Teatro Provincial.

Según algunas fuentes, el accidente ocurrió la noche del jueves 5 de julio mientras se ensayaba “El pájaro de fuego”. La versión gira en torno a que una de las bailarinas (Constanza González Brie) cayó desde el proxenio hasta el foso, espacio del teatro que está debajo del escenario donde se ubica la orquesta, sobre una cellista (Carolina Pineda) y una violinista (Sabrina Liendro); Pineda no sólo recibió el tremendo golpe sino que su instrumento quedó destruido.

Al inicio de la función de anoche (19 hs.), se blanqueó la situación y se nombró a las tres accidentadas que no pudieron participar de las obras y se anunció por micrófono que la realización de estas eran en homenaje a la bailarina y a las instrumentistas. Recordemos que se trataba de una Gala Patriótica por el 9 de julio que se ofreció en dos días.

Cuando pensaron en suspender, era el camino correcto, pero lo manejaron con la premisa de “el show debe continuar”. Y demostraron que nadie es “irreemplazable”, pues las accidentadas tuvieron reemplazo inmediato. Si bien es cierto que el accidente no tuvo consecuencias nefastas, se muestra la falta de humanidad del Gobierno de la Provincia al permitir su “normal” desarrollo. Las entradas habían sido agotadas pronto para el sábado 7, con función gratuita, igualmente para el 8. ¿Qué haría el público, con entrada en mano, si le cancelan? Creo que hubiesen entendido la situación. A lo sumo hubiese habido quejas. Así determinado, las únicas que sufren en verdad son las que pusieron el cuerpo para la realización del espectáculo y terminaron golpeadas. Todo se minimiza con la mostración de las obras. Si cuando escuché que la función era en homenaje a las “caídas” sentí una especie de nerviosismo ajeno (no llegaba a vergüenza por el tenor de la tristeza), y poco pude concentrarme en el espectáculo al pensar cómo pueden hacerlo, cómo pueden bailar, cómo pueden tocar: ¿nada los detiene? ¿Tendría que haberse muerto alguien para parar? He aquí la tibieza de los cuerpos: Ballet y Orquesta. El film “El cisne negro” es la viva representación de la realidad que no escapa a Salta. No sé dónde está ubicada realmente la tragedia, pero sin lugar a dudas, deja mucho que desear a nivel humano esta sensación de seguir no importa cómo.

Igualmente, todo esto tiene ribetes escandalosos, más allá de que se quiera homenajear a las artistas que “no pudieron estar”, de que la gente termine por enunciar en tono de resignación que “fue un accidente” y aunque las funciones se hayan realizado. Peor aún: fue un síntoma de frialdad darlas pese a todo. Y aquí hay sendos culpables. Que lo determine la justicia. Por no haber realizado marcaciones en el escenario, por haber dictaminado la continuación, por minimizar durante el ensayo el accidente y tratarlos como meros “objetos”. Me refiero a los directores del Ballet. Y al Sr. Ministro de Cultura y Turismo por adolecer de un criterio humano, a quien, según la voz del micrófono de anoche, se le exige “condiciones dignas de trabajo…”.

¿A quién le importa “Pulcinella” y “El pájaro de fuego” en este contexto? A nadie con dos dedos de frente. A ningún cuerdo.

Las personas no son importantes para este Ministerio, eso quedó demostrado. Que agradezcan que no hubiera víctimas fatales. Aunque creo que si las hubiese habido, con un minuto de silencio lo arreglaban.

Patético.