Esta semana vuelven a la carga los jinetes del apocalipsis, en este caso disfrazados de gauchos.
La entelequia “el campo” se utiliza por los medios hegemónicos como representativo de un sector social ligado a la imagen bucólica que el resto de la sociedad tenía del sistema productivo argentino.
En la actualidad en Salta no más de 100 empresas producen el 90% de los granos gruesos, soja maíz, poroto, poseyendo y/o apropiándose como en el caso Salta Forestal de las tierras aptas para especular con su valor de mercado.
La crisis no afecta a todos por igual ni es terminal como pretenden imponer los empresarios. Quieren volver a socializar las pérdidas y seguir usufructuando de las ganancias como siempre y pretenden que el Estado Provincial resuelva su incapacidad de capitalistas. Los créditos que ellos toman sin control, desprejuiciadamente, los debe afrontar luego el gobierno provincial. O se los salva del caos a estos “abnegados empresarios o la desocupación asolará estas tierras”.
La mano de obra ocupada por la actividad agricultura extensiva no llega al 1,5% de la masa de asalariados, con eso montan el SISTEMA EXTORSIVO y con la complicidad del sistema político provincial que sale presuroso en su ayuda.
Se quejan de la intervención estatal, muy poca e ineficiente por cierto, cuando se trata de controlar los desastres frecuentes en el manejo de los desmontes y demás cuestiones ambientales. Pero quieren cortar las rutas si el mismo Estado no les paga sus errores como empresarios. (Los “errores” constituyen la bonita suma de mil millones de pesos que estos pocos más de cien productores le deben en conceptos de intereses a las cerealeras y a la banca privada).
El socio bobo estatal no puede controlar las aplicaciones de productos tóxicos, pero debe afrontar el pago de los créditos que incluyen, en la mayoría de los casos compras de mansiones, autos lujosos, campañas políticas y viajes a la meca cultural de esta clase delincuencial: Miami.
En Salta la Sociedad de Rurales, Prograno y demás asociaciones para el lucro privado, jamás se opusieron a la privatización dolosa del sistema ferroviario, a la destrucción de la Junta Nacional de Granos, y entrega a las Multinacionales Cerealeras del Control Agroalimentario. Al contrario la privatización del comercio exterior de granos menemista los llenó de “esperanzas”. Ahora se presentan como estatistas protestando contra el costo de los fletes privados y los gastos de comercialización. Los curiosos liberales estatistas de Salta, si les va tan mal como dicen, tendrían que empezar por devolver Salta Forestal.
– PARTIDO COMUNISTA DE SALTA -16 DE JULIO DEL 2015
