Agobiados por la crisis y decepcionados por la política, los salteños se identifican con su representante en el famoso programa de TV. Pero ahí también son manipulados: Urtubey e Isa se subieron al carro circense. Salvado por la gente, Gaby sigue.
No tienen vergüenza ajena ni propia. Todo ámbito es bueno para hacer política con los fondos del estado. En un intento de aprovechamiento político grosero de la destacada participación del joven salteño Gabriel Morales en el programa de televisión Operación Triunfo, el gobernador de la provincia y el intendente de la ciudad de Salta tuvieron que aparecer como protagonistas truchos en el mega-escenario mediático asegurándose que los mencionen por el envío de regalos -ponchos, vinos, dulces- a Marley, el conductor del ciclo, y a los miembros del jurado.
El grotesco «Cepillo Olmedo» no se quiso quedar atrás y repartió globos con su nombre entre la gente que fue a apoyar a Gaby al Delmi.
Operación Triunfo no es más que un juego mediático televisivo, pero en algún sentido también es mucho más que eso porque alienta el sueño de muchos chicos argentinos de convertirse en artistas reconocidos como cantantes populares exitosos.
El formato se repite en muchos países: en Inglaterra lanzó a la fama a una rellenita mujer común de pueblo que sorprendió al mundo cuando cantó un fragmento de la ópera Los Miserables .
Gabriel Morales proviene de una familia humilde y ni Miguel Isa ni Juan Manuel Urtubey jamás hubieran reparado en él si no hubieran visto la oportunidad de usarlo para sus bajas pasiones políticas, ya convertido -por el momento- en vacilante estrella (¿fugaz?) de la televisión nacional.
Nosotros lo vimos nacer y crecer como artista, cantando en los pubs del centro y tampoco imaginamos que iba a llegar donde llegó. Aunque siempre le reconocimos un carisma y una simpatía especial que lo destacaba frente a otros cantantes de bandas de covers locales y tucumanas que giran por el circuito de la noche salteña.
Tampoco lo previó el propio Gaby, por lo visto. Por momentos aparece como descolocado en la casa, tiene bajones, se lo vió inseguro, triste y un poco deprimido. Pareció perder la línea, engordar bastante y enfrascarse demasiado en sus problemas personales. No pudo entregarse de lleno al juego, preocupado por la situación de su familia, que depende en buena medida de los ingresos que él lograba como empleado en los bares y cantante de la Revival Factory (su reemplazante en la presentación del grupo en la noche del sábado en la Balcarce le deseó suerte).
Gabriel Morales es un buen cantante. Pero el jurado le pide que matice más su estilo, dándole a cada canción un toque especial. Es un chico sano y querible. Pero los entrenadores le advierten que tiene baja la autoestima y trabajan para que tenga una actitud más segura y positiva.
Gaby apenas podía disimular la cara de sufrimiento que tenía anoche y pasar la dura prueba de la nominación y permanecer en la casa fue para él más un alivio que una alegría. Cantó un Pedro Canoero que no estuvo entre sus mejores interpretaciones, pero es comprensible. En ese momento todavía no sabía si se iba o se quedaba en la casa (que es una mezcla de academia de preparación para un certamen musical y de encierro para la convivencia forzada tipo Gran Hermano). Por eso cuando ya había sido salvado por la gente volvió a quedar nominado junto a otros tres participantes. De esta nueva nominación lo salvó el voto de sus compañeros.
En Salta la gabymanía se desató para apoyarlo. Cinco mil personas se congregaron en el Delmicito para alentarlo agitando banderas y levantando carteles, con cánticos y vivas. Dos mil no pudieron ingresar y se quedaron afuera.
El programa Operación Triunfo ya puso en carrera a otros salteños que llegaron a la instancia final, como José García, que ganó el certamen y Federico Maldonado, que salió tercero y anoche volvió a cantar al programa en una jornada clave para su comprovinciano Gaby Morales.
Este tipo de negocios televisivos como lo es Operación Triunfo basa su eficacia económica en una audiencia alta -que sube a medida que se acerca la final y que encarece el segundo de publicidad- pero también en gran medida en el dinero que ingresa con cada llamado para apoyar a uno u otro participante.
A Gabriel Morales lo salvó anoche el voto mayoritario de los televidentes: el 83,39 % de los mensajes telefónicos lo eligieron para quedarse. Y se tuvo que ir Juliana, una mendocina de 18 años que agradeció por haber podido participar en el programa.
«Me gasté todo mi crédito enviando mensajes para apoyar a Gaby», dijo exultante Sofía, una chica de 13 años que vino a la capital desde Anta con su familia a pasar el fin de semana largo, al enterarse que el salteño había sido «salvado» por el voto de la gente y sigue en el programa.
Clink caja para Telefé y un pasaje para el sueño de Gabriel Morales al tramo definitorio de un concurso que se pone cada vez más difícil porque -como lo explicaron los cuatro miembros del jurado (entre ellos el folclorista salteño Facundo Saravia, de buen desempeño como evaluador de los participantes)- los siete jóvenes que han llegado a esta instancia merecen estar en la final.
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Nota relacionada:
Todos con Gabriel Morales: el salteño quedó nominado en OT
http://www.salta21.com/spip.php?article2018
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link:
Página de seguidores salteños de Gabriel Morales:
http://gabymorales.com.ar/