Continuando con la ronda de presentaciones de la XXII Muestra de Teatro Breve, estuvimos en la función del grupo El Laberinto, la primera obra de la noche.
El segundo día de la Muestra que se desarrollará hasta el 1 de julio, Generación Crítica * asistió a la puesta de “Nuestro amor está aquí para quedarse” de Meliza Ortiz que se presentó el día sábado 23 de junio, en el horario de las 21 hs. en el Centro Cultural Hólver Martínez Borelli.
Viajemos a Londres
– Por Emil Rodríguez
Al parecer todo va encaminado hacia una situación de robo, en el cual Hernán (Juan Visa) busca al culpable del hecho, al mismo tiempo Claudio (Germán González), coleccionista de camperas, se encuentra en una situación muy extraña, se produce un cuestionamiento en inglés, hasta llegar al verdadero culpable del hecho en que aquel confiesa haber sido el autor del «delito». Hasta ese momento se entiende la obra, después de esto, la presentación toma un sentido distinto: los personajes llevan la obra por otro camino y ya no va directamente al caso sino que se produce una relación entre los personajes (exagerada). Se van cambiando los roles, por ejemplo: de ser amigos pasan a ser pareja sin que hubiere una historia que pueda hacer entender el cambio tan brusco.
La obra es llevada al lugar de la incomprensión. De un guión que usa un registro formal se realiza un cambio hacia lo informal, polos que son extremadamente diferentes (hablando de la obra), pero a la fuerza son puestos como idénticos. Se producen dificultades técnicas en los parlamentos de los actores y de ser una historia sobre “el robo de un sobretodo” pasa a ser una historia de pareja que no se entiende de ningún modo.
Una obra que tiene partes para mejorar y la capacidad actoral para hacerlo, ya que es posible encontrar una unión común entre los temas que se quieren plasmar, una unión que tenga coherencia.
Saltos mortales
– Por Romina Chávez Díaz
La obra de Meliza Ortiz (joven dramaturga jujeña), según la puesta del Grupo Laberinto (Güemes) que dirige Roxana Lobo, se encausa por el robo de un piloto que tenía Hernán (Juan Visa), cometido por Claudio (Germán González). Pareciera ser que la obsesión de Claudio por las camperas, lo lleva a sacarle aquella prenda a su compañero. Después de pelear, terminan intimando. Entre sus sueños, ambos anhelan viajar a Londres porque llueve y allí se pueden usar pilotos… pero Claudio no soporta la idea de dañar la prenda con el agua. Lo del robo pierde potencia dramatúrgica porque funciona sólo como un disparador, lo mismo lo de la intensidad del “toc” de Claudio que se va por su homosexualidad que a su vez genera un relación de pareja.
En lo textual se producen saltos y asociaciones que podrían provenir de un estado poético y de lo “no dicho”, pero con demasiado esfuerzo, se van hilando texto con acciones que no conducen por carriles estables. La obra planta una situación: un robo, que lleva a los protagonistas a otra situación: hacer el amor. Entre largos apagones y frases a medias, se fuerza el sentido teatral de la representación. El espacio se ve algo reducido e incómodo, todo sucede en una especie de probador con camperas colgadas que ocupan todo el lugar, en donde los jóvenes miden su status social; a esto se agrega un plano más abajo donde se produce un interrogatorio por el robo; y hay un afuera…
Podríamos decir que la brevedad exigió síntesis. La historia por fin queda reconstruida. Pero de la obra se sale con las manos vacías.
* Proyecto del INT Salta para la formación de jóvenes críticos
– Nota relacionada:
Generación crítica: «Vengo por el aviso»
http://www.salta21.com/Generacion-critica-Vengo-por-el.html