El presidente de la República, Mauricio Macri, acaba de anunciar esta tarde que el Poder Ejecutivo el envío al Congreso un proyecto de Ley de Mecenazgo, iniciativa que forma parte del Compromiso Federal por la Cultura.
Hoy, con ocho años de retraso, en Salta los organismos oficiales toman nota de esta iniciativa que se trató de impulsar desde la Secretaría de Cultura en junio de 2008 mediante la apertura de un debate abierto sobre el tema que, comenzó con la una conferencia del subsecretario de Gestión Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, licenciado Pablo Eugenio Batalla.
Al día siguiente de este primer encuentro, funcionarios del gobierno de Salta reprocharon al entonces Secretario de Cultura, Gregorio Caro Figueroa, haber invitado “a un funcionario de Macri”. Ese cuestionamiento echó por tierra aquella iniciativa que hoy regresará a la provincia de la mano de una iniciativa del gobierno nacional.
Ese cuestionamiento La Ley, que ahora tendrá alcance nacional, permitirá que empresas privadas puedan financiar proyectos de culturales a cambio de beneficios impositivos. Las empresas podrán transferir esos recursos de modo directo, sin intervención del Estado con lo que se evitará el manejo discrecional y clientelar que rige en provincias.
En su edición del 20 de junio de 2008 y con el título “Se inicia en Salta el debate sobre el Mecenazgo”, un prestigioso medio digital incluyó este artículo que informa sobre la conferencia de Pablo Batalla en Salta y el comienzo de la elaboración de un proyecto similar para Salta.
“La participación del sector privado en el financiamiento de proyectos culturales es un modelo que despierta sospechas en los países latinos, en donde los estados históricamente han controlado la actividad cultural.
Sin embargo, a finales de los 80 emergieron crisis institucionales que llevaron a varios países a buscar en el sector privado una fuente estimable en la financiación de la cultura. En la capital argentina, por ejemplo, el Teatro Colón aún no se repone de una penosa crisis institucional y financiera.
Estos son, entre otros, los argumentos que hacen viable la aplicación de la Ley de Mecenazgo, experiencia legislativa que presentó ayer a la prensa presente y a los funcionarios de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta, el subsecretario de Gestión Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, licenciado Pablo Eugenio Batalla.
Batalla, uno de los principales impulsores del proyecto porteño, aclaró en la conferencia realizada ayer en la Casa de la Cultura que la Ley de Mecenazgo propone un modelo de financiación mixto entre el Estado y la sociedad, y no una privatización de la cultura.
En la presentación de la charla agradeció al Secretario de Cultura de la Provincia, Gregorio Caro Figueroa, el gesto de civilidad que significaba su presencia a pesar de pertenecer a gobiernos con intereses diferentes.
En este sentido la Ley de Mecenazgo parece tener razones sociales que satisfacen a todos los sectores, pues en la ciudad porteña consiguió el consenso de los tres bloques dominantes: el macrismo, el kirchnerismo y el que lidera Lilita Carrió.
En Salta el Estado emprendió en los últimos años verdaderos megaproyectos culturales para el ámbito local. Para la actual construcción del Museo Provincial de Arte Moderno (MUPAM) se destinó un monto que supera los tres millones de pesos.
En el 2000 se creó el Instituto de Música y Danza con la misión de tener a su cargo la Orquesta Sinfónica de la Provincia de Salta, el año pasado se incorporó el Ballet de la Provincia a esa institución que para el 2008 precisa un presupuesto de nueve millones 400 mil pesos.
Si bien ninguna de estas instituciones sufre una crisis como la del Teatro Colón, la búsqueda de financiamientos alternativos podría garantizar un desarrollo sostenible en el tiempo de estos proyectos. El secretario de Cultura de la Provincia de Salta parece interesado en soluciones presupuestarias de este tipo al decir que el proyecto de mecenazgo permite que la sociedad sostenga lo que recibe.
La Ley de Mecenazgo, aprobada por la legislatura porteña en 2006 después de algunos antecedentes frustrados como la Ley de Brandoni en el 2001; es un Régimen de Promoción Cultural destinado a estimular e incentivar la participación privada en el financiamiento de proyectos culturales.
El propósito de la ley es facilitar el apoyo privado a la cultura y los beneficiarios pueden ser instituciones sin fines de lucro, artistas y gestores culturales que desarrollen una actividad de interés cultural en cualquier disciplina.
Pablo Eugenio Batalla declaró que esta ley es una vinculación mucho más directa, más dinámica y de alguna manera es una revolución de la forma que se piensa el gasto de Cultura. También recordó que esta es la primera ley de mecenazgo en la Argentina y que tanto Chile como Brasil tienen leyes parecidas desde el año 90, por lo que ya nos sacaron 18 años.
La participación no es solo de las grandes empresas, también los pequeños empresarios y hasta el almacenero del barrio puede elegir los proyectos culturales que deseen apoyar mediante dos opciones: como benefactor (donante) o como patrocinador asociando su marca. Los fondos aportados son descontados del pago de impuestos.
Un consejo formado por tres legisladores, tres ejecutivos y por tres miembros alternos por disciplinas son los encargados de aprobar los proyectos. El principal requisito que deben cumplir las propuestas es el de ser un proyecto meramente cultural y no comercial.
El mecanismo prevé la agilidad del proceso que va desde la aprobación hasta que el artista o gestor cultural recibe la financiación. El monto que dispone este año la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para destinar a estos proyectos es de 70 millones de pesos.
El artista que acceda a esta financiación tiene la responsabilidad de cumplir con la sociedad, sin mediar ningún otro control que el de estar sujeto a auditoría pública.
Este método ha tenido resultados positivos en países del mundo latino como España, Brasil y Chile, y se está difundiendo con la intención que desde la experiencia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires pueda extenderse a todo el país.
En este sentido, Gregorio Caro Figueroa expresó que este podría ser un punto de partida para retomar la cuestión (el impulso de la financiación privada de la cultura) sobre una base realista y adaptarla a las características de cada provincia.
Hay que destacar que países como Estados Unidos e Inglaterra son pioneros en este método de financiación mixta entre el estado y el sector privado, grandes compañías como el Royal Ballet o el American Ballet Theater, han podido sostenerse en el tiempo gracias al apoyo financiero de la sociedad”.
– Por Gregorio A. Caro Figueroa