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sábado, noviembre 23, 2024

Indiferencia

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Lo dijo Martin Luther King, pastor de la iglesia bautista: No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena.

Este estado de ánimo pareciera haber atrapado con sus tentáculos a la mayoría del pueblo argentino, pase lo que pase, nada o poco nos inmuta, seguidos sumidos en un “no te metás” del cual venimos atrapados desde la década de los setenta, en la cual la dictadura militar se ocupó de callar las voces de los jóvenes que ofrendaron sus vidas con la consigna “las ideas no se matan”. Esos jóvenes que convencidos, lucharon para dejarnos un futuro íntegro, rodeado de justicia y equidad.

Al ver la actitud de muchos, que miran desde sus televisores que en tal o cual lugar hubo un robo con víctimas, que en tal o cual lugar se desmontó indiscriminadamente, o se desvió un río, o cualquier información que perjudica a toda una sociedad, apagan la señal y siguen con sus tareas como si nada sucediese, entonces, las preguntas quedan flotando en el aire:

Por qué somos tan indiferentes ante hechos que le suceden a los demás?

– Si le roban a mi vecino, no me importa!!! no me robaron a mí.

– Si los demás no tienen agua, no me importa!!! Yo tengo un tanque de reserva.

– Si arrasan con miles de hectáreas de árboles, no importa.

– Si despiden del trabajo a un conocido, no me importa!!! Yo sigo en el mío.

– Si veo algún accidente, no me detengo, no me importa!!! Yo estoy bien.

Si se cree que nunca nos va a pasar nada de nada, nos equivocamos, cualquiera puede ser víctima de todas estas circunstancias señaladas.

La indiferencia, se expande y se convierte en el mejor aliado de la injusticia.

La globalización del bienestar, nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos convierte en seres personalistas, nos hace insensibles a los gritos de los otros.

Vivimos encerrados en nuestras cuatro paredes, y lo que suceda afuera poco o nada nos interesa, afligidos tan solo a ver cómo llegamos a fin de mes, en alguno de los casos, otros pensando en cambiar su forma de vida.

Nos hemos acostumbrado al sufrimiento del otro, ¡no nos atañe, no nos interesa, no es asunto nuestro.

Ser indiferentes, frios, impasibles, tampoco es gratis, trae sus consecuencias;

Por ser tan indiferentes los delincuentes hacen lo que hacen y crecen día a día.

Por ser tan indiferentes, nos enteramos de un robo, y creemos que nunca nos sucederá.

Por ser tan indiferentes, nos vamos a quedar sin agua.

Por ser tan indiferentes, la equidad y la injusticia siguen creciendo.

Ya lo dijo nuestro Papa Argentino “Francisco”, hay que involucrarse, hacer lío, salir a la calle, porque el bienestar general, también será nuestro bienestar individual. Hay que erradicar la maldita indiferencia, no dejar que la apatía y la abulia nos gane.

No permitir que los demás decidan por nosotros, porque a la larga o a la corta el problema de los otros será también nuestro drama, que vendrá a buscarnos aún con más fuerzas, ya que no conoceremos la forma de combatirlo debido a nuestra indiferencia.

Debemos involucrarnos en el poder, porque el poder mismo viene del pueblo, que es quien pone y saca a los que circunstancialmente están sentados en una banca representándonos. Debemos opinar en las redacciones de leyes en todos sus niveles.

Debemos participar, convocarnos, aglomerarnos como sociedad, averiguar sobre el problema del otro, ocupar nuestras plazas públicas para las reuniones populares, salir de las cuatro paredes y expandir las ideas. No debemos callar ante las injusticias que hoy le cometieron a nuestro vecino, mañana nos podrá pasar a nosotros y necesitaremos el apoyo de los que yo alguna vez les di la espalda.

No podemos mantenernos al márgen de todo lo que sucede, porque es negar nuestras creencias y motivaciones, es negar nuestro propio SER. Pedro Martínez, Conciencia Ambiental Tucumán.

Pedro Martínez

Conciencia ambiental – Tucumán

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