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jueves, octubre 10, 2024

Instrucciones para abrazar el aire, teatro poético de desgarradora espiritualidad

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Cuando veía la obra anoche en La Fundación Salta, en el marco del 9º Circuito Nacional de Teatro, pasaron por mi cabeza muchas formas artísticas literarias para asimilar la construcción dramatúrgica: me sentí en presencia de Julio Cortázar, de Gabriel García Márquez, de Laura Esquivel y de Alejo Carpentier. La obra de Arístides Vargas tiene algo de cada uno y sin embargo, es tan suya, tan emblemática y tan paradigmática.

El realismo mágico cruza la obra para abarcar una gran metáfora: la desaparición. Se trata de la pérdida de una niña en la casa de la calle 30. Primero y ante todo, hay una ruptura de la linealidad del relato. Y se percibe el tiempo como cíclico, tal y como ocurre en “Cien años de soledad”. Todo vuelve a pasar, todo se repite pero no exactamente igual: la idea de que los ancianos de la casa se cuenten día a día lo que pasó para volver a amarse y para recordar el pasado y con él a la niña, es el ejemplo de este tipo de acontecimiento estético. Al mismo tiempo, lo esperable y lo cotidiano se vuelve inesperado y extraño, como la historia de los cocineros que ocurre en diferentes temporalidades para unificarse luego en una historia en común. Esto no es más que la ruptura de la causalidad tradicional. Lo verosímil de esta dramaturgia es la realidad transfigurada por la magia.

¿Cómo percibimos la realidad? Como una totalidad en la que conviven lo real objetivo y lo real imaginario. Así, la historia de la niña que juega en el limonero puede ser perfectamente la historia de Clara Anahí Mariani, la nieta desaparecida de Chicha Mariani. La historia de los ancianos condensa la historia de la desaparición de las niñas en 1976, “ahora ya no hay más nietas”, dicen sus abuelos de ficción.

Los cocineros han tomado la casa cortazariana o los vecinos la han invadido, de cualquier manera, se instala lo que Cortázar llama “una situación”, algo extraño irrumpe en esa escena cotidiana y el pasaje de lo común a lo extraordinario ocurre en el estrecho límite de un cambio de personaje y de situación.

Lo fantástico cortazariano aparece en esa sensación de estar en presencia de una “Casa tomada”. Allí no se escapa de la realidad, sino que lo real se subvierte. En Arístides Vargas, lo cortazariano permite plantearse los hechos y acciones cotidianas desde una perspectiva poética. Lo poético se logra con la límpida metáfora consciente del desgarro y con una aventura maravillosa por un lenguaje figurativo de tono dramático. Juega Vargas con el acá y el allá, con la ficción y la realidad, con lo familiar y lo extraño, con la verdad y la mentira, y con el pasado y el presente. Vargas como Cortázar, elabora una literatura de pasajes, un teatro donde los personajes van de un mundo a otro, de un tiempo a otro, mientras que la historia es una sola y la consecuencia de ese pasaje es la percepción totalizadora de esos mundos.

La experiencia se vuelve increíble. Y el texto no tiene fisuras. En el medio: la sensación, el sentimiento, el placer y el displacer que se siente al percibir la mostración de este tipo de teatro. Una amarga música sobre los desaparecidos de la dictadura. Aunque podría estar refiriéndose a cualquier tipo de pérdida, el propio director y dramaturgo elige colocarle un contexto histórico a su relato dramático al comienzo de la obra. Sin esta aclaración, la obra goza en sí misma de una elipsis que permite esa visión “general” de la que habla el cocinero.

Brutal trabajo actoral de Charo Francés y Arístides Vargas. Impresionante trabajo sobre el lenguaje y con el lenguaje. Un teatro de pura fibra el que propone El Grupo ecuatoriano Malayerba. Uno sale con la sensación de que es posible tanta belleza en una misma obra. Me conmovió muchísimo este trabajo total sobre todos los signos del teatro y sobre la concepción abarcadora del teatro. Me conmovió la dramaturgia y la interpretación actoral. Me tocó las fibras más íntimas la música y la escenografía, me sugirió cosas todo el tiempo *, como así también los objetos que cruzan la escenografía: casas flotantes. Me recordó a la concepción del exiliado en un “país flotante”, esa mirada Otra que surge cuando se ha perdido la noción de estar situado, como la anciana de la casa de la calle 30.

* La tela del fondo me transportó a un cuento fantástico de Marcial Souto, “Lobras”, que trata sobre Los Cortés que se mudan a vivir en la calle número tres y encuentran en el fondo unos árboles que crecen al revés…

Me conmovió la idea de que la casa no es la casa, de que los conejos no son los conejos y que la niña no es una niña, ahora es una mujer. Pero abrazarla, es abrazar el aire. Y las Instrucciones para abrazar el aire (un título que alude a Instrucciones… de Cortázar) nos llevan a transitar por un camino interior pleno de espiritualidad que sólo puede ser mostrado por y con el teatro. Mágico.

Una obra lírica sobre la pérdida de un ser amado, soñado, imaginado, referido sólo por el lenguaje. Un texto exquisito de fragancias múltiples y asombros extraños. Una obra de música sin música, de palabras con metáforas y de ausencias que gritan silencios y desilusiones. Una obra vanguardista.

Datos adicionales

Sinopsis

La obra nos cuenta la reconstrucción de ciertos hechos acaecidos en una casa de la ciudad de la Plata, Argentina, en 1976, pero no es una reconstrucción al pie de la letra, esto da lugar a que la obra, pueda verse sin sus referentes históricos; un documento ficcional le llama el autor a este trabajo.

La obra comienza con dos ancianos que se preguntan por una niña perdida en el tiempo; en el transcurrir de las escenas nos daremos cuenta que se trata de su nieta robada en la casa de la calle 30, La Plata.

En esta casa hay dos cocineros que preparan conejos al escabeche, su lucidez está a la altura del caos que organizan para llevar adelante su actividad.

Permanentemente hacen referencia a la niña que juega en el patio de la casa, es más, ellos parecieran haber salido de la imaginación de una niña.

Frente a la casa hay dos vecinos temerosos y llenos de prejuicios respecto a las actividades de los cocineros, ellos también ven a la niña que juega.

La sensación es que las tres escenas se suceden en temporalidades diferentes, pero poco a poco se van integrando en un tiempo y un espacio común: la casa de la calle 30.

En las últimas escenas se desata en la casa una violencia inusitada que viene desde el exterior, en medio de la violencia la niña es robada y matan a los cocineros. Los seis personajes comparten el mismo espacio y la misma historia pero no se escuchan y algunos no ven a los otros, lo que hace que no puedan modificar la situación para mitigar el profundo dolor que les causa lo vivido en aquella casa.
Cada uno encarnará su rol; algunos con grandeza, como la abuela, lo que les dará un aire trágico, otros con culpabilidad, como los vecinos, que despertará en ellos una enfermiza necesidad de olvidar. (Fuente: Alternativa teatral)

Grupo Malayerba

El Grupo Malayerba nace en Quito en 1980 como un equipo de actores profesionales con carácter independiente y destinado a la producción de un teatro que exprese su realidad en un lenguaje propio. Ha realizado más de 23 montajes, que ha difundido en distintos escenarios para públicos diversos. Ha representado a Ecuador en varias ocasiones en festivales nacionales e internacionales. Ha participado en obras para otros grupos de teatro de Ecuador y otros países, así como ha incursionado en el cine y en la televisión, sin dejar nunca de lado su interés por la comunidad.

En 1989 creó el Laboratorio Malayerba, donde se proporciona a los jóvenes que deseen dedicarse al teatro los instrumentos técnicos y éticos actorales necesarios para la consecución de un teatro nacional digno. En 2001 nació la revista Hoja de Teatro, bajo la dirección de Daysi Sánchez, como un instrumento para la crítica, la teorización, y la difusión del pensamiento teatral ecuatoriano. La Casa Malayerba, sede del grupo, en la actualidad mantiene además una sala de teatro con capacidad para sesenta personas, donde difunde teatro nacional e internacional.

El grupo entiende el teatro como un espacio artístico, ético y técnico. En sus trabajos escénicos, el Grupo Malayerba, conformado por un equipo de actores profesionales de distintos orígenes, distintas nacionalidades, distintas culturas y procedencias, ha logrado expresar que esta mezcla no sólo es posible, sino que puede constituir una identidad y una unidad sobre la base de las diferencias y enriquecida por ellas.

“El teatro es para nosotros la búsqueda de un lenguaje que exprese la vida, al ser humano y sus conflictos, para enfrentarnos a ellos en el intento de comprenderlos y de asumir una posición crítica, activa y constructiva frente a los procesos sociopolíticos de nuestra realidad”. (Fuente: Celcit)

La casa de la calle 30

Entre los acontecimientos más importantes se encuentra el hecho ocurrido en la calle 30 N° 1134, entre 55 y 56, una de las tres casas operativas de la organización Montoneros en La Plata, donde funcionaba una imprenta clandestina de la revista “Evita Montonera”. La tirada fue publicada clandestinamente entre 1975 y 1979. En ella se difundían directivas de la conducción, formación de cuadros y propaganda como medio alternativo de difusión que contrarrestara la censura. En la casa donde funcionaba la imprenta vivían Diana Teruggi, Daniel Mariani y su hija de 3 meses Clara Anahí.

El 24 de noviembre de 1976 la casa fue atacada por más de cien efectivos del Ejército y la Policía Bonaerense. En este operativo estuvieron presentes importantes personalidades de la represión estatal: Carlos Guillermo Suárez Mason, jefe del Primer Cuerpo del Ejército; Adolfo Sigwald, jefe de la 10° Brigada de Infantería; Ramón Juan Alberto Camps, jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires; Miguel Osvaldo Etchecolatz, jefe de la Dirección de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires; Roque Carlos Alberto Presti, jefe del Regimiento N°7, área operacional 113; José Clemente Forastiero, jefe del Cuerpo de Infantería Motorizada; Oscar Ioppolo, jefe de la Unidad Regional 4ta de La Plata y Osvaldo Sertorio, jefe de la Comisaría 5ta de La Plata.

El ataque a la casa de 30 duró más de tres horas, todas las personas adultas que estaban allí ese día fueron asesinadas: Diana Teruggi, Roberto Porfidio, Daniel Mendiburu Eliçabe, Juan Carlos Peiris y Alberto Bossio. Clara Anahí Mariani, hija de Diana Teruggi y Daniel Mariani, fue secuestrada y apropiada por alguien próximo a los represores, del mismo modo que más de quinientos hijos e hijas de detenidos desaparecidos durante la última dictadura militar.

El asalto se inició entre las 12:30 y las 13:00 del mediodía, los compañeros se preparaban para almorzar mientras la cuadra era cortada y algunos militares se posicionaban en los techos de las viviendas vecinas. Fue entonces cuando dieron la voz de alto, pero seguido ese acto comenzaron a disparar. La embestida fue tal que el lugar quedó semi-destruido, el frente muestra aún hoy una cantidad impresionante de impactos de bala y un enorme boquete provocado por un proyectil de tanqueta, que atravesó también una pared interior. Finalmente utilizando un helicóptero se arrojó a la casa una bomba de fósforo que incendió los cuerpos, ya asesinados, de quienes se hallaban allí. (Fuente: casa-mariani-teruggi.blogspot)

– Notas relacionadas:

Exitoso arranque de Late Alto con “Malditos (todos mis ex)” y fenomenal “Alquimia” española
http://www.salta21.com/Exitoso-arranque-de-Late-Alto-con.html

“San Martín vuelve”: una propuesta original de Los Arana
http://www.salta21.com/San-Martin-vuelve-una-propuesta.html

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