Salta 21 asistió a la segunda función que se vio en Salta el 4 de agosto de la obra “Lluvia constante”, dirigida por Javier Daulte, escrita por Keith Huff en versión de Fernando Masllorens y Federico González del Pino. Un Teatro del Huerto lleno.
La obra invita a “leer las culpas”. ¿Quién puede garantizar que Dani (Rodrigo) o Rodo (Joaquín) eran menos inocentes o más culpables que el otro? Con técnica de flash back, la obra logra la tensión necesaria para garantizar una puesta que sale de un modus simple y se transforma en una compleja gama de situaciones en las que uno es tan responsable como el otro.
Rodrigo de la Serna es magistral. Se desenvuelve en un clima pegajoso, intenso, conmovedor. Joaquín Furriel excelente, sincroniza con la buena “traición”, con el “héroe” de la película. Porque si hay algo que nos toca de cerca es la cinematográfica condición de la versión de teatro de esta puesta. Relucen cuerpos, brillan bajezas y sobresalen acciones antiheroicas híper perdonables, si al fin de cuentas son seres humanos…
De la Serna trabaja un personaje muy comprometido escénicamente, para el cual no hay escape posible ni artística ni moralmente: la ruina de su personaje conduce a la cúspide de su actuación. Cuanto más bajo es su perfil humano más alta es su interpretación. Un actor que lo deja todo en el escenario. Furriel, su opuesto, logra climas de necesaria intensidad acompañando la lluvia constante, un golpeteo de gotas y de estruendosas situaciones que lo llevan a la plena justificación de sus actos.
Rodo (Furriel) se metamorfosea en Dani (de la Serna). Es un final impecable y siniestro, humanizado y demonizado a la vez, necesario y loco, contradictorio y jugado. Impactante obra que coloca en el centro a dos actores que sintetizan todo lo que son, todo lo que hicieron y todo lo que serán capaces de hacer…
Dos policías que son amigos de la infancia prueban su relación a través de las trampas del destino. Rodo es alcohólico y Dani sale con prostitutas a pesar de que se “juega” por su esposa y sus hijos. La obra interpela el sentido del verdadero amor y de la ética profesional. En las calles vale todo, y en sus vidas también. Eso influirá de manera decisiva en sus historias personales. La lealtad a un amigo, el deber ser y la supervivencia se ponen en riesgo. Un triángulo amoroso desatará pasiones ocultas que pondrán en juego la amistad. En la obra “Lluvia constante” no prevalece el bien y la verdad podría ser aquello que resulte más conveniente dependiendo del cristal con que se mire.
Relatos policiales impactantes. Una obra que sacude los sentidos. Actuaciones impecables y una reflexión: ascender socialmente puede connotar descender moralmente. Nadie está a salvo. La belleza de lo masculino proteccionista puede encubrir la fealdad de una traición benéfica.
Los crímenes narrados se disfrazan con el distanciamiento que provocan las apelaciones al espectador. Lo trágico se sobrelleva de esta manera. Una rosa parece florecer de entre las piedras… Pero la suerte está echada. Lluvia constante es también el llanto persistente, metáfora de un dolor eterno.
Calidad: excelente!
– Fotos tomadas por Salta 21