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miércoles, junio 4, 2025

Jorge Lanata es un patotero y un pollerudo

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No es el dueño de la verdad ni del micrófono. Ya está, derrapó. Está quemado: su personaje se agotó. Se le soltó la cadena. No es normal agredir a una persona de la manera que lo hizo. ¿Qué daño le causó a él, Florencia Trinidad? ¿Qué le importa a él o a nosotros qué quiere ser o no ser Florencia? Lo que hizo no se llama ni opinión ni descubrimiento de América ni realidad: se llama humillación. Lanata es una vergüenza para el periodismo nacional.

Cuando era chica, solíamos decirle a alguien que se metía en asuntos femeninos que era “un pollerudo”. Pues bien, Lanata pasó de ser el “iluminado” anti k a ser un pollerudo oscurantista. Capaz ahora se mete con la mascota de Susana Giménez. O nos hace la ruta de las botineras.

Me molesta cuando algunos periodistas chupamedias tratan de defender la postura del gordo. Y esta no es una opinión: es una realidad. Es gordo. Pero no podemos ponernos en la chatura intelectual suya: Señor Gordo.

Y quiero aprovechar la ocasión para emitir opinión: si no cobrara fortunas y estuviera protegido por el poder monopólico de un medio, no se haría el valiente. Pero se le cayó la máscara: no es valiente quien ataca por la espalda a una persona. A traición. Pues usa su pseudo poder para reducirla, rebajarla y humillarla. La pone en boca de millones de argentinos para que se burlen de ella, la desnuda al punto de desollarla viva. Es un crimen mediático. Imperdonable.

Si este Señor Gordo quiere llamarse Napoleón, le vamos a creer, porque es de baja estatura sí, mental. Pero sería dignificante que confiese sentirse una vedette a la que sólo le falta el conchero y la pluma en la parte trasera. También podría usar una cola de roedor, flúor, para que siga siendo fardón.

Creo además, que Lanata debe estudiar sexología porque se refirió al “pito” de Florencia en lugar de al “pene”. También habló vulgarmente de “trava”. Y sabe que es peyorativo.

Lanata jugó sucio. En su afán de desmerecer lo actuado por este gobierno en materia de Leyes ya sea por el matrimonio igualitario o la identidad de género, da un golpe bajo a Florencia sin ninguna necesidad. ¿Diría lo mismo de una travesti anti K?

Con el concepto que maneja sobre ciertas cuestiones, mañana se ensañará con las que se operaron y les dirá “vos no tenés tetas, tenés siliconas; vos no tenés culo, tenés metacrilato”. ¿Qué podría decirle a una persona nacida por fecundación asistida? Ni qué hablar de un niño nacido por espermatozoides de un donante, “¿sos hijo de un banco? “

Como gordito golpista era divertido. Como gordito golpeador es repugnante. De crítico pasó a ser un chimentero. Un patotero mediático. Qué berreta.

2 COMENTARIOS

  1. Jorge Lanata es un patotero y un pollerudo
    FELICITACIONES ROMINA!!! Impecable tu columna, de la que comparto cada palabra en relación a este nefasto personaje caricaturesco llamado Lanata. No solo te felicito por el contenido de la nota sino por el respeto reflejado en tus palabras.

  2. Jorge Lanata es un patotero y un pollerudo
    Romina, podemos estar de acuerdo o no con lo que dice Lanata, eso es otra cuestión, pero, ¿sabés qué?, Lanata nunca tuvo pelos en la lengua para decir las cosas. En los años noventas, cuando la mayoría de los periodistas que ahora son apasionadamente kirchneristas eran terriblemente menemistas, y Menem detentaba todo el poder como ahora lo detenta Cristina, él, el Gordo, se animaba a cuestionar las cosas de aquél gobierno que ahora todos critican. Lanata fue de los pocos periodistas que denunciaron la entrega de YPF, que en el norte salteño dejó a miles de familias en la calle; denunció el vaciamiento de los ferrocarriles y la pobreza que el modelo noventista iba dejando, repudió los indultos a los milicos genocidas, en contra de todo el Peronismo que apoyaba estas medidas y del establishment.

    Cuando en las vísperas de las elecciones del 2003 los periodistas alcahuetes estaban agazapados a ver qué pasaba, y no se animaban a definirse entre el Menem conocido y un Kirchner ignoto, el Gordo decía abiertamente que ningún argentino sensato podía votar por el Turco. Después, cuando Néstor tuvo el poder aparecieron los periodistas «militantes» de la causa nacional y popular, como Victor Hugo y algunos menos conocidos; hasta en Salta periodistas serviles del romerismo se pasaron a las filas kirchneristas.
    Kirchner triunfante al primer programa de TV que concurrió fue precisamente al del Gordo; después cuando Lanata denunció el primer acto de corrupción de la nueva era (el caso de González Gaviola en el PAMI), el Gobierno ya envalentonado le empezó a hacer la guerra.

    El Gordo siempre fue él, tal vez con un enorme ego, pero él mismo; porque si, como vos decís, ahora está «protegido por el poder monopólico de un medio», ¿quién lo protegía cuando criticaba abiertamente a Menem-Cavallo-Dromi? ¿Era entonces un gordito golpista como ahora?

    Y creo que tenés razón Romina; cada uno es como se siente, independientemente de cómo es en la realidad. Si el Gordo viene y me dice que él es Flaco y quiere que lo llamen así, yo le diré: Flaco, que buen periodista sos, mas allá de tu ego y de los kilos de más que denuncie la balanza.

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