La deuda externa argentina ha sido la herramienta de la burguesía para enriquecerse década tras década obteniendo créditos que luego hizo pagar a la población en su conjunto. Siempre la vía fue la estatización de la misma y en este sentido todos los gobiernos, incluido el actual, se la hicieron pagar al pueblo argentino.
La amenaza del default es un problema del ciclo de negocios de la burguesía, que repetitivamente advierte que si se provoca el default no habrá inversiones extranjeras (ya no las hay y mejor que no las haya) y les preocupa no volver a obtener créditos internacionales (mejor). Nos amenazan también con el aislamiento (sic). Mejor. (En este escenario hasta los acuerdos que se hicieron con el club de parís se tornan inservible a la estrategia pagadora del gobierno, a la que adscriben por otra parte los presidenciales Scioli, Massa y Macri).
Si el ejecutivo nacional cumple la sentencia del juez Griesa, le aplican la cláusula RUFO y va al default y si no paga va igualmente al default, esa es la encerrona en la que se metió el gobierno, y no puede salir de ella por una ley del parlamento porque aposto a la justicia norteamericana; ni esperar que convoque a la movilización del pueblo que es en definitiva quien va a pagar la crisis ,ya que la agenda de los trabajadores ( impuesto a las ganancias, aumentos salariales que acompañe el aumento inflacionario, etc) quedará subsumida seguramente por una nueva devaluación, más ajuste, recesión, escalada inflacionaria y todo lo que acompaña a circunstancias de este tipo.
Este es el costo que paga el pueblo por la política de desendeudamiento y del famoso acuerdo que hicieron Kirchner y Lavagña, la quita de deuda que incluía la cláusula RUFO, pensando en que hay “buitres buenos y buitres malos”, “capitalismo malo y especulativo y capitalismo bueno y productivo”.
En Argentina las posibilidades de desarrollo capitalista está solo ligada a las empresas monopólicas. Fundamentalmente las agroalimentarias que olfatean los problemas con los capitales sionistas y norteamericanos. Entonces, se refugia en sus filiales asiáticas para seguir exportando materia prima obligando a la Argentina a comprar productos elaborados. Como ejemplo el último crédito ofrecido por China tiene como sede de resolución judicial París de acuerdo a las reglas del CIADI. Otra vez sopa. (Con estos acuerdos, se beneficia la “Patria Contratista”, que construirá las represas; la “Patria Sojera”, Belgrano cargas, dragado de puertos, etc, y por supuesto los que otorgan los préstamos).
El pueblo de la Nación Argentina desconoce lo que se firma, pero es el que paga las consecuencias. Es necesario movilizar todas las fuerzas sociales para enfrentar al Imperio, y fundamentalmente impulsar esta lucha en el terreno del movimiento obrero, levantando esta consigna entre el activismo y en las direcciones sindicales combativas dispuestas a manifestarse en contra de los fondos buitres y de todos los “compromisos externos”, ilegítimos y fraudulentos.
Los comunistas tenemos la obligación de alertar, movilizar y explicar que la deuda externa es esencialmente una estafa que impide el desarrollo; un negocio entre burgueses que luego pagan la clase obrera y el pueblo.