Entre los días 7 y 11 de noviembre, La Cocina de Gómez va a participar en diferentes actividades de la Feria del Libro que realiza la vecina provincia de Santiago del Estero.
Durante la Feria se realizará la presentación de la Novela Club de Pescadores de Ahuerma Salazar, a cargo de Raúl Domingo Gómez, autor del Prólogo, del poeta y sociólogo santiagueño Jorge Rosemberg, y del Profesor Fernando Rodríguez Solano. La misma será presentada en edición tradicional y en otra de factura artesanal con tapas de madera.
La representación salteña en la muestra será completada por dos exposiciones, una plástica y otra fotográfica, de los artistas Nicolás Picatto y Alejandro Ahuerma. A la hora de los recitales, el cantautor Mario Salim y los poetas salteños completarán la muestra con un recital poético musical donde se recrearán varios clásicos de la tradición creativa de Adet, Leguizamón, Castilla y el Chacho Echenique.
Cabe una reflexión: los santiagueños, habitantes de una de las provincias más pobres de la república argentina, en una feria del libro similar a la que se realiza en Salta en la misma fecha, tiran la casa por la ventana. Es obvio que para tal evento reciben ayuda monetaria de los organismos culturales de la Nación. Seguramente la misma que reciben los salteños.
Invitan a escritores de todo el país, entre los que nos encontramos, con todo pago (incluído el ticket del taxi que nos lleva desde casa hasta la terminal de Salta), pasajes, hotel de cuatro estrellas para arriba, aire acondicionado, y comida a la carta incluídos los festejos.
Además de todo eso, arman en los predios de la antigua estación de trenes, ahora destinada para actividades culturales, una especie de ciudad lunar o marciana con pabellones inflables y debidamente alimentados de aire acondicionado, con grandes espacios diferenciados para exposición de libros de las diferentes delegaciones del país y el extranjero, para conferencias chicas, medianas y grandes (en cuanto al público que los ocupa), dado que traen escritores, conferenciantes, científicos y críticos de arte.
Por que allí se respeta a los artistas.
Los de aquí, en cambio, con el mismo monto que deben estar recibiendo de la Nación para el evento, no gastan un peso ni siquiera para invitar un vino malo en los ágapes, ni montan un espacio ferial (disponen de la Casa de la Cultura con algunas mesitas por doquier). Por qué? Porque estos glotones miserables se la comen toda y se las arreglan invitando a las asociaciones de escritores para que muestren sus libritos, como quien les hace un gran favor.
Esto está lleno de gestores de la cultura que viven de los artistas, que obviamente no viven de su arte. Como dijo el poeta Walter Adet, en la ciudad de Salta los escitores tienen que pagar para ser leídos.
Nos vemos a la vuelta.
