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sábado, noviembre 23, 2024

La dékada, los kortes, las kulpas…

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Cristina y su troupe, preocupados en sus mansiones con todos los servicios a pleno y sus heladeras y cajas fuertes bien llenas, se sienten incomprendidos por millones de desagradecidos.

Vuelve el calor intenso, y regresan los cortes de energía. Consecuencias de la «déKada», aunque según ellos (los «K»), en dichos de su vocero oficial Capitanich, no tienen la culpa: siempre, pero siempre siempre, es de los demás.

La inflación no existe, pero que la gente la sufra es culpa de los que la denuncian.

Los trenes andan de maravilla, pero que cada dos por tres haya un accidente donde mueren decenas de personas, es culpa de quienes manejan las máquinas y de los negligentes que viajan hacinados.
Los saqueos son la obra maquiavélica de los pobres que son pobres porque quieren serlo, seres maléficos que se empeñan en querer hacer quedar mal al gobierno del país de las maravillas.

Los trabajadores se quejan de llenos, porque que el 90% de ellos gane bastante menos de lo que vale una Canasta Familiar, tiene que ver con su incapacidad y su falta de ganas de trabajar. Son unos vagos irresponsables, bah.

El país «tiende» a ser un Kaos por culpa de los que permanentemente ponen palos en la rueda: los originarios que quieren que se le respeten sus tierras ancestrales e impiden la sojización de todo nuestro territorio; los campesinos pobres que no quieren entregar sus querencias a las multinacionales petroleras y mineras para que se lleven nuestro patrimonio; los habitantes de pueblos y ciudades, que protestan y hacen piquetes porque no quieren vivir con la contaminación que produce el modo extractivista de esas empresas; los laburantes que no quieren vivir con la miseria que cobran; los procesados por protestar por todas estas políticas, que ya suman más de 6000; los estudiantes que luchan por una universidad democrática.

¿¿Pero qué se creen que son??

Cristina y su troupe, preocupados en sus mansiones con todos los servicios a pleno y sus heladeras y cajas fuertes bien llenas, se sienten incomprendidos por millones de desagradecidos, que no entienden ni ven los beneficios de la «déKada», que si bien exhibe «pequeños defectos», nunca son por culpa de las políticas oficialistas, sino de todos los demás que sufren sus consecuencias.

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