En vísperas del nuevo acto electoral del próximo 27 de octubre, y ante la inevitable derrota previsible del macrismo gobernante, la carencia absoluta de argumentos hace más evidente aún la desastrosa gestión oficialista.
Con absurda desesperación y con objetiva desorientación ante los guarismos de las últimas PASO, y la proyección cierta de aumento de esa diferencia en la elección nacional del mes próximo, los voceros del gobierno –literalmente- hacen el ridículo ante las cámaras.
La inefable María Elisa CARRIÓ que antes de las primarias de Agosto afirmaba que ellos ganarían por paliza en octubre (INFOBAE 02/08/2019), ahora afirma simplemente que ganarán (CRÓNICA 19/08/2019), dejando de lado la paliza y con mucha cara de ni yo me creo.
El mismo presidente MACRI convoca para el sábado 28 de septiembre a marchas en todo el país, y casi como un ruego le dice a sus hipotéticos adherentes: “Trae a La Marcha a tus amigos, a tus primos, a tu pareja, a tus padres, a tus hermanos, a tus hijos y a tus vecinos. ¿Tenés un auto, una camioneta? Compartilos para que vengan más”.
Miguel Ángel PICHETTO por su parte a cargo de la campaña del miedo y pasando largamente los límites del ridículo, advierte a los gritos que cuando llegue la revolución imaginaria, a los que tengan dos propiedades les van a quitar una, así como quien revela una profecía mesiánica.
Y desde España el mediocre Luis BRANDONI sigue insistiendo que en las primarias hubo fraude, y que si ahora controlan bien se podría evitar, y que si pierden –abriendo el paraguas- será seguro por un nuevo episodio de fraude.
Todo esto sin explicar en absoluto cómo es que teniendo el mismo gobierno el control de la elección se podría producir el hipotético fraude a cargo de los partidos opositores.
Esta temeraria afirmación nos lleva al convencimiento inevitable, de que si el resultado de la elección va a conformarse mediante un fraude, como lo plantea el obtuso radical, los macristas deberían irse no por perder el escrutinio sino por ser irremediablemente pelotudos.
Todo este sainete de improvisados actores y actrices –incluido BRANDONI- siguen un argumento inverosímil pero auténtico en su fuente, cual es, la desesperación de comprobar que la aventura del plan oligárquico esencialmente antinacional y antipopular llega a su fin.
Y en ese desvarío sin retorno optan por acusar sin prueba alguna, y se contentan con denostar a los mismos ciudadanos que hace cuatro años según ellos habían votado con inteligencia, y que ahora de pronto son unos bruto sin remedio, por el solo motivo de que salieron del engaño.
Claro que ninguno de ellos se atreve a mencionar las palabras inflación, salarios, jubilaciones, pobreza, endeudamiento, bicicleta financiera, dependencia del FMI, o subordinación a EE UU, y llaman a salvar la república, a cruzar el río, o a ser felices, como quiera que estos desvaríos duranbarbistas se puedan entender.
El esquema planteado en Argentina no es ajeno a la región latinoamericana, y se parece mucho a lo urdido en Venezuela, donde ante el irremediable triunfo de Nicolás MADURO, sobre la mentira de fraude se inventó la figura del presidente encargado Juan GUAIDÓ, y la avanzada golpista en contra del gobierno legítimo.
Los mensajeros de la anti nación se preparan para la retirada y piensan dejar una estela de pretendida deslegitimación, anunciando un fraude imposible, pero que puede servirles en un futuro próximo para seguir conspirando contra todo lo que sea nacional y popular, porque el modo de vida de ellos es el privilegio y la especulación.
A esta banda oligárquico feudal que se hizo del poder en Diciembre del 2015 se les acaba el negocio oscuro del endeudamiento intencional y la patente de corso, para exportar ilimitadamente lo que los Argentinos no tienen sobre sus mesas, y tienen que abandonar de apuro y cobardemente su plan, montado sobre la fútil fantasía soberbia de creerse los mejores.
La orquesta del Titanic o Wallace Hartley Band, es la que perteneció al afamado transatlántico RMS Titanic, botado el 31 de mayo de 1911 y hundido durante su viaje inaugural, en la noche del 14 al 15 de abril de 1912.
Una de las más famosas leyendas del Titanic es la relativa a su orquesta musical. Durante el hundimiento, los ocho miembros de la banda dirigidos por Wallace Hartley, continuaron tocando en la parte de popa de la cubierta de botes.
Y no dejaron de tocar incluso cuando ya era seguro que el buque se hundiría, lo que fue considerado como un acto de heroísmo incomparable y forma parte de la historia. El cuerpo del director fue recuperado y a su funeral en Inglaterra concurrieron miles de personas.
Como en aquella catástrofe naviera, el proyecto de País chiquito de la elite oligárquica que desde la Sociedad Rural ha marcado los destinos de la Argentina en los últimos cuatro años, se hunde sin remedio.
Pero al contrario de aquellos héroes musicales del frustrado viaje de comienzos del siglo XX, estos ejecutores del desastre económico de la Nación, con histeria desafinada, antes que se hunda el barco van a huir como ratas, y con la indignidad de acusar de responsables a las víctimas de la catástrofe que ellos mismos han generado.
Lo que se dice una verdadera lacra oportunista, que han conformado una clase detestable que odia todo lo que pueda hacerles perder su convicción de elite insensible, para tener que asumir de una vez y para siempre, que la justicia social en nuestra Argentina es un destino inevitable.
– Por Daniel Tort
FM NOTICIAS
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