Tantas veces se ha tratado de definir el sentido de la palabra grieta en nuestro país y desde los medios de comunicación, del ámbito de la política y del análisis sociológico se han ensayado diversas hipótesis.
Desaparecida la euforia clásica luego de las elecciones en el mes de diciembre de 2019, y cuando cesaron los pregones clásicos tales como el triunfo de la democracia, la madurez de la clase política, el escrutinio ejemplar y otras tantos desvaríos, el pueblo que despertó de la somnolencia electoral y las autoridades proclamadas, enfrentaron nuevamente la realidad.
Llegaron un día de diciembre de 2015, y con los mismos aires de superioridad y soberbia que siempre la ha caracterizado, la oligarquía argentina increíblemente avalada por el voto de la ciudadanía, se auto denominó como el mejor equipo de los últimos cincuenta años.
Uno de los elementos distractivos más acentuados mediáticamente por el oficialismo gobernante de los últimos cuatro años, es el concepto de grieta social, que al parecer de la oligarquía que detenta el poder sería lo que en realidad impide el progreso del País en su conjunto.
El próximo martes 10 de diciembre comenzará un nuevo ciclo de gobierno en Argentina, asumirá el Presidente electo Alberto FERNÁNDEZ y la vice presidenta Cristina FERNÁNDEZ de KIRCHNER, liderando un movimiento de signo contrario al neoliberal saliente.
América Latina está convulsionada otra vez más, y asoma en la región una nueva toma de conciencia de los pueblos en busca de su liberación de un modelo que oprime, explota, saquea los recursos, asfixia con deudas, y somete con represión y muerte a quienes resisten.
La gira emprendida por el presidente Mauricio MACRI por treinta ciudades de Argentina, buscando el milagro de dar vuelta el resultado de las PASO del 11 de agosto, ha conformado la organización de un raid desesperado, con abierta malversación de caudales públicos.
En vísperas del nuevo acto electoral del próximo 27 de octubre, y ante la inevitable derrota previsible del macrismo gobernante, la carencia absoluta de argumentos hace más evidente aún la desastrosa gestión oficialista.
A cuatro semanas de las elecciones primarias en el País, y con los continuos desaciertos y negocios de última hora del gobierno perdidoso, que pronto –por fin- dejará el poder en Argentina, la diáspora ideológica del mejor equipo de los últimos cincuenta años se aprecia a simple vista.