Hasta el miércoles 26 de diciembre, estuvo en cartelera del Hoyts Salta el documental de Ulises Rosell sobre un inglés que adoptó la cultura wichí.
“El secreto, por lo demás, no vale lo que valen los caminos que me condujeron a él. Esos caminos hay que andarlos”. Jorge Luis Borges (El etnógrafo)
La película exhibe una forma de vida que probablemente sedujo a Juan Palmer: el comunismo primitivo. Aunque hay ausencia de marcas ideológicas o de un intento político hacia el tratamiento de ciertas situaciones que reflejan problemáticas muy fuertes, el docudrama desprende críticas sobre cómo las multinacionales depredan la tierra del Chaco salteño.
Un inglés se dedica de tiempo completo a defender a la comunidad wichí de Lapacho Mocho, situación que podría convertirlo en un líder sindicalista o en un jefe superior. Sin embargo, no está interesado en ganar para él absolutamente nada; se convierte en un amigo de los Ruiz y los Tejerina y logra establecer lazos de igualdad en una convivencia pacífica basada en el respeto.
En los 70’, Palmer ingresó a estas tierras norteñas para escribir su tesis y doctorarse en Oxford. Llegó como un científico para convertirse en uno más de los wichís. Después de años de convivencia se casó con Tojueia o Tojweya (mujer distante) con la que tiene 5 hijos pequeños. La familia Palmer se instaló en Tartagal (punto estratégico para defender desde allí a la comunidad), donde vive en una modesta casa con algunas costumbres criollas, otras originarias y muy pocas inglesas. Los niños hablan castellano, wichí e inglés en forma mezclada. Pero no creo que beber café, sea una actitud burguesa que haya que criticarle al etnógrafo; lo que vemos en todo caso, es que Los Palmer tienen una mejor vida que la comunidad, sumida en la pobreza con un bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Ellos van al supermercado y compran algunos alimentos que no consumen en la comunidad. Hay una imagen que me recordó a la Cuba revolucionaria: los hijos de John comen un postrecito de chocolate que convidan a los niños wichí y estos saborean casi con desesperación. Como cuando a Cuba ingresaban los turistas con cajitas de chicles que los niños reclamaban con deseo.
La carencia está a la orden del día en la comunidad. Los wichí salen a pescar para comer y crían animales para la subsistencia. Su economía está basada en el autoabastecimiento. Además, sus costumbres opuestas a las conocidas por los blancos ponen en riesgo su continuidad. En el documental se muestra la historia de Qa’tu quien fue puesto preso por una Justicia que en todo caso juzga su “moralidad” pero no defiende su tierra. Para unas cosas se aplica la Ley y se los juzga de acuerdo a ella, y para otras, se produce el desamparo con el avasallamiento a sus propiedades y la vulneración de sus derechos. Qa’tu está preso en la Unidad carcelaria de Tartagal por un supuesto abuso al dejar embarazada a Estela Tejerina quien según un documento tiene 9 años al momento del hecho. Tampoco se considera que son las mujeres las que eligen a los maridos una vez que dejan a atrás su niñez ni que en su cultura, es bien visto tener dos matrimonios paralelos.
Un hombre que fuma pipa, extranjero, de costumbres opuestas, sin pretensión alguna ni apetencias personales, se ha convertido en una leyenda viva de lo que es la solidaridad. La interacción de John con la comunidad wichí está filmada de manera genuina. Despojado de visiones tremendistas y de típicas bajadas de línea, el documental se constituye en una valiosa pieza testimonial de una cultura que lucha silenciosamente por no desaparecer.
john palmer ve la humanidad
John Palmer es un referente del compromiso social.
El Etnógrafo debe ser material obligatorio ya, en los colegios argentinos
Y considerado en las escuelas latinoamericanos.
Es un himno que «solo» dice unión, respeto, humanidad, unión, cuidar la tierra, otra vez respeto, otra vez humanidad, cuidar la tierra, amor por lo bueno que existe…. y que a partir del Etnógrafo se enseñe a entender y discernir lo bueno, lo bueno que existe…. aprendamos a ser felices con lo bueno que existe y seamos nosotros tambien lo bueno que existe… es la promesa de felicidad concreta. Seamos siempre lo bueno que fuimos y ahora lo bueno que existe. Gracias John Palmer por mostrar que la felicidad es dar…. Gracias por demostrar tambien que el humano puede ser el Dignamente Bueno.