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lunes, noviembre 25, 2024

La menopausia llegó a Salta y hubo una explosión de risas

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Un texto atractivo con un elenco talentoso dan como resultado un espectáculo ingenioso cuyo tema no abunda en la industria teatral. María Valenzuela, Ernestina Pais, Claribel Medina, Marta González y Divina Gloria, artistas de gran talento, se dieron cita la noche del viernes 24 de agosto en el Teatro del Huerto y fueron ovacionadas por toda una sala repleta de gente aplaudiendo de pie.

La versión y dirección general es de Manuel González Gil, sobre texto de Florencia Alcorta y Verónica Lorca. El director supo combinar la diversidad de posibilidades histriónicas que podían ofrecer las actrices, con unas buenas letras de canciones que oficiaron de costura para componer el paño de un teatro musical, especie de show al mejor estilo americano que combina música, canción, monólogos y algunas coreografías.

Cada una de las artistas compone un tipo de mujer menopáusica, pero todas confluyen en la idea de recuperar los espacios y de ser libres, como nunca; como ahora.

Agitar un pañuelo en «El show de la menopausia» es garantía de incendio por los calores que se padecen durante el «proceso». Por ello resalta sobre el escenario que se convierte en hiperbólico, una sucesión de ventiladores que no solo constituye la escenografía sino la simbología de la puesta.

Quien rompe la cuarta pared e ingresa de entre el público es Divina Gloria, quien tiene su momento en la apertura. Su monólogo es como el disparador. Desde allí y hasta el final, las carcajadas y mandíbulas no cesan de esparcirse. Divina le rinde honor a su nombre e interpreta a un personaje que sufre lo que muchas con los cambios corporales, pero ella pisa el acelerador y los aumenta porque es hipocondríaca.

La siempre increíble Marta González nos regala un humor dramático con su historia de esposa abandonada porque él la cambió por una guagua.

La energía seductora de Claribel Medina goza de buena salud. La rompe. La perspectiva de género es una ley en su monólogo. Sin mandatos y sin maternidad, su vida ha sido y es plena.

María Valenzuela no le mezquina una pizca de hilarante a su menopáusica irritada. Genia total. Su criatura no intenta esconder que el malhumor es parte. Aborda esa línea finita en la que alguien puede transformarse en insoportable o tomar los consejos dados con amor y hacer un giro.

Dejo para el final a Ernestina Pais. Explosiva y lujuiriosa. Su presencia le da un tono superlativo a la obra. Casi entona un himno dedicado a la mujer de hoy que ha pasado varios años de matrimonio. Sería algo así: «Cómo tener la menopausia y no morir en el intento».

Merecida ovación. La acumulación de grasita en caderas, el insomnio, la sequedad vaginal, los calores, la irritabilidad, entre otros síntomas, son bandera para la búsqueda de la felicidad aunque parezca una misión imposible. Desdramatizar el drama es la idea, para que entre los 45 y los 50 o más, haya una etapa femenina con mayores dosis de liberación, cuestión que supere tanto alboroto físico que en la cultura japonesa es «el paso a la vejez» – tal y como anecdotizaba Valenzuela en su monólogo.

La comedia es garantía de calidad y permite a toda persona entrar en vivo y directo a un show al que tarde o temprano, será vivido en carne propia por todas nosotras.

– Dato: Al término de la función hubo un Pedido de Matrimonio sobre el escenario de parte de un joven a su enamorada y las actrices ejercieron el madrinazgo.

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– Fotos tomadas por Salta 21.

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