El 24 de febrero de 1946 se llevaron a cabo en Argentina elecciones presidenciales que proclamaron la fórmula Juan D. Perón – Hortensio Quijano, que venció ampliamente a la oposición política, que se había reunido a instancias nada menos que de la embajada de los EE UU, en la figura del entonces denominado Subsecretario de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental, Spruille Braden.
Ese sujeto era dueño de la compañía minera Braden Copper Company, que había tenido directa injerencia en la llamada guerra del Paraguay, defendiendo los intereses de la Standard Oil Company. El 14 de noviembre de 1945 inauguró formalmente ese frente electoral que se denominó UNIÓN DEMOCRÁTICA, bajo el lema “Por la libertad contra el nazifascismo”.
Convocados a la absurda empresa de que fuera EE UU quien proclamara precisamente la libertad, se unieron visiblemente asustados los radicales alvearistas, socialistas, comunistas, demócratas nacionales, la democracia progresista, la sociedad rural, colegios profesionales, científicos, artistas, y otros engendros creados para la emergencia, que duraron exactamente 48 horas más posteriores al día de la elección, en que se disolvieron.
Los designados por esa entente norteamericana fueron José TAMBORINI y Enrique MOSCA, y rápidamente el folclore nacional tan propenso a las bromas políticas, bautizó con los apellidos de los candidatos a la propuesta como la fórmula de la bosta, por la participación de la Sociedad Rural, y obviamente por lo de tambo-orín y mosca.
La estrepitosa caída de imagen de Mauricio MACRI, la desastrosa gestión económica, los índices inflacionarios y de desocupación, la baja de la actividad industrial, los constantes cierres de empresas, el increíble endeudamiento y el manejo directo, soez y obsceno por parte del FMI de las decisiones de gobierno –con oficina propia dentro del BCRA- han convencido a la embajada y a los errantes cipayos adictos a los habituales brindis en la coqueta residencia de la Av. Colombia, de que la relección del ingeniero presidente resulta imposible.
Y como una ironía de la historia, cíclica e inevitable, la población defraudada por los artificios mediáticos de los que prometieron pobreza cero y lluvia de inversiones, comienza sin pausa y con prisa a revisar los acontecimientos, y hasta en las consultoras más apegadas al oficialismo gobernante se descuenta la derrota electoral.
Es que nuevamente unidos por instinto natural de conservación, los arrepentidos votantes de la aventura neoliberal liderada por un contratista corrupto de la obra pública, reaccionan con favor hacia la opción recuperadora de un programa económico nacional, y claramente no están dispuestos a dejarse engañar otra vez.
Conscientes de esa realidad y unidos por el espanto de perder la manija, la elite oligárquico conservadora y feudal, sale con menos imaginación que desesperación a reeditar la Unión Democrática, y bajo la falacia de diez puntos básicos de entendimiento, más parecidos a reasegurar los pagos futuros al FMI que a entenderse con nadie, quiere ahora reunirse con todos los sectores afines, para tratar de frenar la creciente figura de la ex Presidenta Cristina FERNÁNDEZ.
En términos electorales se puede asegurar con escasísimo margen de error, que la poco original idea llega muy tarde para las aspiraciones del cipayaje asustado, hundido en una histeria evidente en las pantallas de la televisión organizada para la desinformación.
Al mismo tiempo que en la Feria del Libro la ex mandataria presentaba su obra “Sinceramente”, y miles de personas vivaban dentro y bajo torrencial lluvia fuera del salón más grande del predio “Vamos a volver, vamos a volver…” y “Mauricio Macri LPQTP”, los loros y loras del macrismo desfilaban en los programas orquestados como una cadena nacional, en una ostentación ilimitada de histeria.
Todos los periodistas a sueldo del gobierno pedían a coro y con desesperación que se suspendiera la presentación del libro, la falsa doctora PILAR RAHOLA se sentía agraviada, y la inefable Lilita CARRIÓ anticipaba la derrota en octubre y decía tener miedo a la supuesta venganza.
Frente a ese espectáculo patético de la orquesta del Titanic en retirada, se muestra con mayor énfasis e importancia la figura de quien, gusten o no gusten sus modos, su gobierno, su comportamiento, su estilo o su posición política, tiene un carisma inigualable, y despierta la envidia de advenedizos como VARGAS LLOSA, que cuando va a la Feria del Libro al salón más chiquito, le sobran sillas.
Y ni qué hablar del mismo presidente MACRI, que cuando inaugura alguna obra pública en plena campaña política violatoria de todas las normas electorales, debe poner vallas en las inmediaciones para evitar que lo insulten de cerca, pero que en realidad no evita que lo insulten de lejos.
En tiempos de la finalización de la llamada 2da Guerra mundial el anzuelo para incautos de que se debía votar por la libertad, era luchar contra el nazifascismo, frase acuñada por el embajador norteamericano que los acólitos chupamedias del imperialismo y los azonzados medio pelo de Palermo y La Recoleta repetían enfermizamente.
Hoy la invocación es que debemos evitar ser como Venezuela, que tenemos que dejar de ser pobres, que no aparece la plata enterrada, y hasta que por no volver a votarlos a ellos, este País los tiene hartos (CARRIÓ dixit).
En 1945 la respuesta a la Unión Democrática era BRADEN o PERÓN. Hoy todavía no hay una frase parecida, pero el panorama nacional es entusiastamente igual, y todo parece indicar que en el mes de Octubre, comenzará otra época para la Argentina, y que más temprano que tarde, la elite neoliberal deberá empezar a rendirnos cuentas.