Un viejo refrán dice que el éxito más grande del Demonio es habernos hecho creer que no existe. Con el problema de la Deuda Pública perpetua pasa algo parecido.
Esta advertencia es importante en momentos que, como producto de la nueva Crisis de Deuda de este verano 2014, la administración Kirchner marcha a pasos acelerados hacia una nueva ola de endeudamiento de la Argentina.
La negación de la deuda
La Deuda es el condicionante total y absoluto de las Finanzas Públicas y de la Política Económica Nacional.
Lo hemos dicho mil veces: el que no entiende esto no sabe nada de Finanzas, de Economía y de Política.
El ocultamiento de esta realidad es la clave del comportamiento real – no del discursivo – de los gobiernos de turno; y el de los Kirchner no sólo no ha sido una excepción a esta regla sino que ha sumado el agravante de su hipocresía: decir una cosa y hacer lo contrario.
La negación del problema determinante de la Deuda viene a caballo de tres falacias de base:
LA MENTIRA DEL DESENDEUDAMIENTO PÚBLICO.
No es cierto que la Argentina se esté des-endeudando: la deuda oficial – que a mediados del 2005 era de unos 147.000 MD (Millones de Dólares) – hoy es de 213.000 MD (según los últimos datos disponibles, al 30.9.13), que se eleva a los 300.000 MD sumando los intereses a pagar (72.000 MD) y el pago faltante de los cupones PBI (unos 15.000 MD).
La Deuda está aumentando a un ritmo superior a los 10.000 MD por año: en 2011 aumentó 14.600 MD, en 2012 el incremento fue de 18.800, en 2013 – todavía sin cifras oficiales – estaba previsto que aumentase otros 12.100 MD y para el 2014 el Presupuesto prevé un aumento de otros 12.700 MD.
La administración Kirchner ha privilegiado el pago a los Acreedores Privados – externos e internos – y a los Organismos Financieros Internacionales (FMI, Banco Mundial, BID y CAF) a costa de desfinanciar al Estado: el 60 % de las obligaciones del Gobierno Central son ahora con organismos del propio Sector Público.
Pero esta deuda con terceros traspasada al Estado es impagable y ha desquiciado las Finanzas Públicas: la ANSES se encuentra desfinanciada porque tiene el 62 % de la plata de los jubilados metida en títulos públicos, el Banco Central (BCRA) ha sido descapitalizado porque las reservas internacionales se usaron para el pago de deuda externa (más de 30.000 MD) y se dio total permisividad para la salida masiva de capitales (90.000 Md durante la “década ganada”), el Banco Nación (BNA) tiene la mitad de su cartera de créditos prestada al Estado en lugar de destinar esos fondos a la actividad productiva de PYMEs y grandes empresas; y toda una serie de organismos nacionales tienen títulos de corto plazo colocados y renovados compulsivamente por la Tesorería.
Todas estas obligaciones oficiales no tienen capacidad demostrada de repago.
Cuando el gobierno Kirchner – hoy a coro de los economistas locales y extranjeros del establishment – dice que el país se está des-endeudando ello quiere decir que después de haber privilegiado incondicionalmente el pago de la mayoría de la deuda externa o deuda con terceros, ya no toma en cuenta la deuda pública interna o deuda intra-Estado porque no piensa pagarla, pasándole así la carga de sus obligaciones domésticas impagables al Pueblo Argentino.
La desvirtualiuzación del concepto de confianza
Desvirtuar significa quitar la virtud o sustancia de una cosa; en este caso, de una palabra: la palabra Confianza, que es la fe o esperanza que se tiene en alguien o en algo.
Este término – lo mismo que el estribillo servil del Partido de la Deuda acerca de “honrar los compromisos externos” – conlleva una engañosa y equívoca asociación entre supuesta confianza de los acreedores y real capacidad de pago del Estado; cosa que no existe.
Y en esto reside la clave de la trampa de la deuda dentro del Sistema de Deuda Perpetua lo rige, porque los capitales financieros y la banca internacional no apuestan precisamente a una capacidad de repago de los países deudores, como el nuestro sino, por el contrario, a su segura insolvencia, de modo que – cumpliendo la lógica final de la Usura – el deudor (en este caso, el país) no pueda pagar sus deudas y así nunca deje de ser deudor.
De esta manera se garantiza la refinanciación permanente de las acreencias y la toma de nuevas deudas.
La trampa de la deuda perpetua
Cumplido el paso anterior, la instrumentación del Sistema de la Deuda se simplifica conceptual y fácticamente.
Sólo resta agregarle el absurdo principio generalizado de que “no hay problema en tomar deuda sin capacidad de repago mientras se puedan pagar los intereses y refinanciar permanentemente el capital o principal de las obligaciones”.
Esto es, que la Deuda Pública pasa a ser no una fuente de financiamiento excepcional sino una fuente normal y estructural en la financiación del Estado.
Se trata, por ende, de un mecanismo no reversible.
Para que estas tres falacias concurran en función del Sistema de la Deuda Perpetua deben violarse – en letra y espíritu – los Deberes y Obligaciones de los Funcionarios Públicos superiores intervinientes, el sentido de la Ley 24.156 de Administración Financiera del Estado y la lógica del Presupuesto Nacional, en cuanto reemplaza el superávit fiscal por el déficit cubierto con más deuda.
Es la forma en que la Deuda opera como instrumento de dominio de los Pueblos y los Estados.
El rol del banco central
La institución clave a partir de la cual se articula el sistema de endeudamiento público es el Banco Central (BCRA): dime qué Política Monetaria, Cambiaria y Financiera tienes y yo te diré que Política Económica debes aplicar.
El esquema tradicionalmente ha funcionado así y el sistema de la Deuda es viable siempre y cuando las políticas llevadas a cabo desde el BCRA – las propias o las de quien escriba el libreto – garanticen el cumplimiento de sus condiciones.
Después de un prolongado período de enmascaramiento durante la década K la nueva crisis de Deuda del verano 2014 ha forzado al gobierno a blanquear parte de su realidad financiera y adoptar medidas de emergencia para salvar el default técnico y volver a endeudarse en el Mercado de Capitales de acuerdo con la Hoja de Ruta Boudou:
– a) Fin del “período de gracia” fáctico de la deuda remanente en default, con los holdouts, los reclamos ante el CIADI y las deudas con los países del Club de París.
– b) Agotamiento de los fondos de la Deuda intra-Estado para sostener los pagos preferenciales de la deuda con terceros (organismos financieros internacionales y acreedores privados) que le permitieron a la presidenta jactarse de ser una “pagadora serial” abonando casi 174.000 MD bajo su gestión (cifra que, por otra parte, no está demostrada en ninguna parte porque el gobierno no ha dado información desagregada alguna al respecto). Es decir, apelación ante los acreedores por su extra-ordinario cumplimiento de las obligaciones de pago, sin someterlas a las investigaciones correspondientes por ilegitimidad ni financiarlas con recursos genuinos o excedentes sino a costa de re-estructurarlas totalmente y asumir nuevas deudas.
– c) Regreso de la Argentina a los Mercados Internacionales de Capital, que en buen romance significa volver a endeudarse, esto es: haber pagado sistemáticamente a los acreedores empapelando al Estado con deuda impagable para “desagotar” parte del stock y luego volver a colocar más Deuda Externa. Algo así como decir que después de haberle “pasado el muerto” de bonos inejecutables a las finanzas administradas por el Estado (dinero de los jubilados, reservas del BCRA, desvío de créditos del BNA, etc.) el gobierno Kirchner sale a pedir más plata sin tener solvencia ni liquidez para sostenerla, como no sea tomando en el futuro más deuda para ello.
Después de las Elecciones de 2013 – PASO en Agosto y Parlamentarias en Octubre – los nuevos funcionarios designados en Noviembre, la terna Capitanich-Kicillof-Fábrega, encara primero una aceleración gradual y luego un salto devaluatorio en Enero de este año con tres medidas básicas:
Macro-devaluación de un 20 %, llevando el dólar oficial a 8 $ y tratando de recomponer una suerte de “tablita cambiaria” devaluación-inflación para garantizar no sólo la estabilidad de precios sino el pago de los actuales y futuros servicios de intereses de la Deuda.
Fuerte aumento de las Tasas de Interés elevando la remuneración de las Lebac/Nobac – que fijan el piso de las tasas de Mercado – al 30 % anual, lo que sirve a la vez para atraer nuevamente el negocio especulativo de los capitales financieros internacionales que lucran con el arbitraje entre tipos de cambio y tasas de interés.
Aumento de la contracción monetaria, absorbiendo el BCRA – vía Lebac/Nobac – el dinero emitido para comprar reservas y para dar Adelantos Transitorios al Tesoro.
Esto último hace que hoy – según cifras al 31.3.14 – el monto de las letras/notas del BCRA (178.000 M$, equivalentes a 22.200 MD) es comparativamente la mitad de la Base Monetaria (349.000 M$ ≡ 43.600 MD) o, dicho en otros términos, que por cada 2 $ emitidos el BCRA tiene retenido uno pagando un 30 % de interés.
La relación es igualmente grave para el ratio Reservas/Base Monetaria, que actualmente es de 0.62 dólares por cada peso (27.000/43.600 MD).
En su último Informe sobre el Estado Patrimonial del BCRA, el Dr. Carlos Ragonesi – de la Fundación Buenos Aires XXI – observa que las reservas internacionales han caído unos 3.600 MD durante el primer trimestre de 2014, que después de la macro-devaluación de Enero existe nuevamente una tendencia a la revalorización o apreciación del peso por efecto de la inflación interna (nuevo retraso cambiario), que el aumento del Pasivo por Lebac/Nobac fue de 67.400 M$ durante este período de tres meses (110.500 al 31.12.13 contra 177.900 M$ al 31.3.14), equivalentes a 5.200 MD; y que el Patrimonio Neto aumentó ligeramente en pesos – 2.500 M$ (107.300 al 31.12 contra 109.800 al 31.3) – pero bajó expresado en dólares en 2.800 MD (16.500 contra 13.700).
Como consecuencia de la gran devaluación de este año se da así la paradoja que los importes de las Reservas y del Patrimonio aumentan expresados en pesos pero disminuyen expresados en dólares.
Estas cifras elevadas explican también las utilidades contables extra-ordinarias en pesos obtenidas con la devaluación progresiva durante el año pasado, lo que le habría permitido al BCRA computar ganancias por unos 79.000 M$, que son básicamente resultados por tenencia y no rendimientos genuinos.
Tanto el aumento de la emisión monetaria – para comprar dólares y para dar adelantos al Tesoro – como la contracción de la base por medio de letras y notas son parte de un mismo proceso: a medida que el BCRA emite más pesos también aumenta la absorción de los mismos, lo que implica un extraordinario endeudamiento cuasi-fiscal del Banco para sostener el mecanismo de pago de la Deuda Pública, ya que las divisas y los adelantos se giran al Tesoro esencialmente para cubrir servicios de la deuda del Estado.
La posición de Reservas Netas del BCRA está hoy virtualmente neutralizada: el Banco no tiene divisas disponibles y depende del aprovisionamiento de dólares a costa de emitir dinero o deuda dolarizada (caso cerealeras). La situación es tan seria que se especula con la posible obtención de uno o más préstamos internacionales destinados específicamente a reforzar esta crítica insuficiencia de reservas.
Por otra parte, la existencia de títulos públicos en cartera por 45.500 MD y de un stock de Adelantos Transitorios al Tesoro por 189.100 M$ (equivalentes a 23.600 MD) – rubros ambos igualmente impagables por el gobierno – baja la calidad de los activos del BCRA y debilita sustancialmente las cifras de su Patrimonio Neto.
Notablemente, pese a esta gravísima situación financiera y patrimonial del BCRA, los voceros del establishment – locales e internacionales – elogian a coro tanto las medidas tomadas como la gestión que está siguiendo la dirección del Banco.
La deuda externa
La administración Kirchner, después de haber batido récords de pago en los servicios de la deuda pública traspasando el endeudamiento sin capacidad de repago al propio sector público, después de haber agotado los recursos para atender el déficit fiscal provocado por el sistema de la Deuda y habiéndosele vencido el “plazo de gracia” para cumplir con la Hoja de Ruta Boudou a los fines de volver a tomar Deuda Externa, ha cambiado abruptamente los lineamientos de su gestión de gobierno.
Estas decisiones están ligadas directamente a la aceleración de los tiempos de la nueva crisis de Deuda que vive el país y cuya pseudo-solución se encara nuevamente con una receta análoga a la seguida en el 2002, que es la paradoja de salir de una crisis de deuda con mas endeudamiento, como hizo la administración Duhalde:
– a) Nueva deuda para cubrir con bonos el pago de las sentencias y los reclamos de los holdouts, que hoy acumulan oficialmente más de 11.700 MD pero que ciertamente conllevaran importes mucho mayores por intereses acumulados, punitorios, honorarios y gastos.
– b) Nueva deuda para cubrir con bonos también el pago de los laudos y los reclamos presentados ante el CIADI, que sumarían hoy unos 24 casos y cuyo importe conjunto – sobre el que no hay cifras oficiales – se estima puede estar entre los 8 y los 10.000 MD.
– c) Acuerdo con Repsol por la expropiación del 51 % de las acciones de YPF, para lo que el gobierno conseguiría la aprobación del Congreso para emitir bonos por 6.000 MD, que además devengarán otros 5.000 MD de intereses.
– d) Arreglo con el Club de París para el pago de deudas atrasadas – la mitad de las cuales proveniente de la época del Proceso – por un importe total de 10.000 MD, también con bonos.
– e) Deuda consolidada de Provincias y Municipios, donde la suma de los pasivos provinciales era de unos 153.000 M$ – equivalentes a más de 28.000 MD al 30.6.13 (última información disponible). No hay información alguna sobre el quantum de las deudas municipales.
– f) Diferencial creciente a cubrir por la deuda en pesos indexada por inflación, según coeficiente CER, que hoy equivale a 31.400 MD.
– g) Pagos relevantes de los cupones PBI, que ahora se calculan desde el 2004 como año base pero todavía no es seguro que no se paguen este año, en que sumarían unos 3.600 MD. De todas maneras, aunque no corresponda abonarlos este año, los importes son acumulativos hasta llegar a los 30.000 MD, de los que ya se habría pagado la mitad y queda pendiente otro tanto.
– h) Nuevas cifras de capitalización de intereses por anatocismo, como las remanentes del Megacanje 2005 y las pactadas ahora en el convenio con Repsol (por unos 500 MD).
– i) Deuda cuasi-fiscal, fuertemente creciente, del BCRA por Lebac/Nobac, a las que ya nos hemos referido y que actualmente suman el equivalente a 22.200 MD.
– j) Deuda Pública Indirecta – correspondiente a Empresas del Estado, Organismos Nacionales y Fondos Fiduciarios – que constituye una verdadera “caja negra” dentro del endeudamiento del Estado porque no hay informaciones oficiales al respecto. Solamente YPF – que heredó un pasivo de la administración Eskenazi/Repsol de 9.000 MD – tiene que obtener financiamiento por 37.200 MD para exploración y explotación durante el quinquenio 2013-2017, una suma que puede disminuir como aporte propio si llega a acuerdos de concesión con empresas petroleras extranjeras (como el caso de Chevron).
– k) Nuevos paquetes trienales de préstamos con el Banco Mundial y el BID, por aproximadamente 3.000 MD cada uno, que están en curso de aprobación para renovar los Programas de Asistencia al País hoy vigentes.
– l) Eventuales líneas de crédito que se vienen sugiriendo por parte del FMI y asesores conexos, fundamentalmente para cubrir la débil posición de reservas del BCRA.
m) Por último, las distintas formas en curso que se están negociando con Bancos de Inversión y brókeres internacionales para acelerar los tiempos de colocación de nuevos bonos argentinos en el exterior, que es la meta de la Hoja de Ruta Boudou (y que era el objetivo buscado por el Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005-2010).
Todas estas vías de endeudamiento en curso se están discutiendo hoy en el ámbito de negociaciones secretas entre algunos pocos altos funcionarios del gobierno Kirchner y los representantes – formales e informales – de muy diversas instituciones de capitales financieros.
Las tasas de interés a las que se están tomando hoy estas nuevas obligaciones son del orden del 8-9 % en dólares (que llega al 10 % o más en el caso de algunas provincias, con o sin la modalidad de dollar linked) y del 28-30 % en pesos; con la particularidad que la mayoría de estas nuevas deudas se estarían tomando nuevamente a tasas variables, justamente en un momento en que los pronósticos prevén probables suba de las tasas internacionales a medida que comience a cambiar la política monetaria de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed).
En conclusión
La Argentina vuelve a endeudarse en gran escala y a nivel internacional, sin que pueda demostrar su capacidad de repago:
– a) las nuevas deudas son en gran medida producto de incorporar pasivos que no estaban registrados como tales con el argumento que hasta ahora se trataba de deudas contingentes (cupones PBI – que no son deuda contingente sino deuda cierta – indexaciones, juicios contra el Estado, etc.), pero el grueso va a ser deuda nueva.
– b) la deuda en cabeza del Estado Central tendrá un incremento gradual pero elevado, lo mismo que la de provincias y municipios,
– c) la Deuda Pública Indirecta – sobre todo la de Empresas del Estado – ya tiene un sesgo fuertemente creciente (con YPF a la cabeza) pero también está el financiamiento externo de grandes obras públicas (invariablemente denunciadas por sobreprecios) con avales y garantías de la Nación,
– d) el rol del BCRA en su manejo de la posición de reservas y de su deuda cuasi-fiscal cumple un papel determinante dentro de este nuevo esquema de endeudamiento.
La combinación de todas estas formas cruzadas de deuda configuran lo que denominamos “tercera ola de endeudamiento público”, para compararla con la ola 1 durante el Proceso Militar y la ola 2 bajo la administración menemista de la década del ´90.
Una vez más – como en el mito del Eterno Retorno – los Ciclos de la Deuda Perpetua vuelven por sus fueros, al amparo de gobiernos débiles, incompetentes y corruptos.
Es parte del precio que paga la administración Kirchner para comprar su propia supervivencia financiera y política.
Y para ello cuenta con la complicidad de la mayoría de la Clase Dirigente de la Argentina, sostenida en la tríada visible oficialismo-partidocracia-medios, obsecuente ante las cuotas de endeudamiento que el capital financiero internacional impone a los países del mundo.-
– Por Lic. Héctor L. Giuliano
Buenos Aires, 15.4.2014
Enviado a Salta 21