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sábado, noviembre 23, 2024

Las separaciones de la época

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Así como hay nuevas modalidades de convivencias, asistimos a las “separaciones express”, gracia a la declinación masculina y el debilitamiento de la familia actual. No es que las formas de dominación como la explotación dejen de existir, estas se renuevan pero el patriarcado está desapareciendo como norma exclusiva de la organización familiar.

El debilitamiento de un modelo de familia basado en la autoridad y dominación sobre la mujer y los hijos del hombre adulto heterosexual que es considerado el jefe de familia. En este sentido vivimos un momento de transición donde el patriarcado sigue siendo la estructura familiar dominante pese a que cada vez son más importantes los factores que han provocado su crisis. De allí que, quienes quieren seguir manteniendo esta estructura deben volver a legitimar aquellos valores que suponen eternos, naturales o divinos.

El padre-padrone reúne la familia biológica y la económica para garantizar su poder. En este sentido como dice Manuel Castell: “El patriarcado es una estructura básica de todas las sociedades contemporáneas. Se caracteriza por la autoridad, impuesta desde las instituciones, de los hombres sobre las mujeres y sus hijos en la unidad familiar. Para que se ejerza esta autoridad, el patriarcado debe dominar toda la organización de la sociedad, de la producción y el consumo, el derecho y la cultura. Las relaciones interpersonales y, por tanto, la personalidad, están también marcadas por la dominación y la violencia que se originan en la cultura y las instituciones del patriarcado. No obstante, desde el punto de vista analítico y político, es esencial no olvidar su enraizamiento en la estructura familiar y en la reproducción sociobiológica de la especie, modificadas por la historia (cultura). Sin la familia patriarcal, el patriarcado quedaría desenmascarado como una dominación arbitraria y acabaría siendo derrocado por la rebelión de la `mitad del cielo` mantenida bajo sometimiento a lo largo de la historia.”

El nuevo posicionamiento femenino

Pero la historia moderna ha instalado las características de un nuevo modelo femenino, aquél que se apoya en la libertad y la autosuficiencia femenina y que ha cambiado el significado de la monogamia en las últimas décadas. Antes la monogamia era un compromiso para toda la vida. Ahora se habla de monogamia seriada o sucesiva, dura mientras continúe la relación. Luego, se pasa a otra y así. Ya no se piensa en compromisos que se enraicen en el largo plazo sino en el aquí y ahora. Dicho esto, hay que diferenciar la monogamia de la fidelidad, que no es lo mismo.

Hoy, remitirnos a la sentencia lacaniana de “declinación masculina” es una referencia light, que no refleja el arrasamiento de la cultura femenina sobre lo que consideran el poder patriarcal. Por supuesto que dice mucho y es fundacional, pero no expresa la fuerza real de este momento histórico femenino avasallante. Si somos objetivos, estamos ante la presencia de un regreso a la represión, ya que la mujer para tomar una decisión erótica, da muchas vueltas que agotan al exponente masculino (reconozco que lo mismo vale para el hombre) Para que la mujer tome una disposición de relación sexual, primero tendrá que asegurar su libertad y, luego de un inagotable sumario (entiéndase, no sentirse arrastrada por la cosa fea del deseo, ese impulso maldito que las hace sentirse inferiores, tomará una medida muy pensada que no la deje en la posición de dominada).

Elección preferencial

Por ello, para no ser tan extendido en estos nuevos posicionamientos femeninos, voy cerrando. La mujer actual, opta por su libertad y prefiere 0 compromisos, que luego la obliguen a forzadas separaciones. Puede sonar muy simplote, pero no menos cierto: “Sola, antes que mal acompañada…” Son pocas las mujeres que se rinden al compromiso matrimonial y, solas asumirán representaciones de jefatura familiar, en tanto los mono-ambientes están saturados de inquilinas femeninex (como se dice ahora). Las últimas palabras, para la herida narcisista masculina que ve con ojos bizcos esta incómoda liberación y recuerda nostálgico cuando el hombre era el Jefe indiscutible de la horda. Quedan estos interrogantes fatales: ¿Cómo seducir sin machismos? Con la masificación del feminismo y el patriarcado puesto en cuestión, los códigos de seducción entraron en crisis.

¿Cómo encarar a una mujer? ¿Es legítimo insistir? ¿Hay que pedir permiso para un beso?

El impacto del empoderamiento femenino en distintas generaciones de varones.

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