La Ley 24.800, reconoció la actividad teatral, por su contribución al afianzamiento de la cultura, el carácter de acreedora de la promoción y apoyo del Estado Nacional, para lo cual dispuso la creación, del Instituto Nacional del Teatro como ente autárquico con la responsabilidad de operar como autoridad de aplicación.
Esta sanción vino a coronar la infatigable lucha de los trabajadores del teatro y de instituciones de innegable prestigio, como la Asociación Argentina de Actores, Argentores, la Asociación de Teatros Independientes, el Movimiento de Ayuda al Teatro, y teatristas de todo del país por sólo nombrar algunas.
Sin embargo hasta la fecha, el Instituto Nacional del Teatro solo ha podido destinar al cumplimiento de la Ley, en promedio el 60 % de los recursos percibidos por año, debido a las limitaciones presupuestarias impuestas desde la Nación. Para revertir esto, solicitamos recuperar urgentemente la AUTONOMIA FINANCIERA de la institución, lo que nos permitiría ejecutar el 100% de los fondos asignados por ley.
La adjudicación de los recursos genuinos previstos por ley permitiría atender a las necesidades de la patria teatral y sostendría el crecimiento de un sector productivo en constante actividad, que se expande y que en la actualidad se encuentra en emergencia.
Por otra parte nuestra entidad ha conseguido en sus primeros diez años, loables y sorprendentes resultados con una estructura de funcionamiento ínfima. Tan solo una década ha bastado para que la Institución se convirtiese en un ejemplo de eficiencia, federalismo y equidad, siendo al mismo tiempo referente para el resto de los países de Iberoamerica. Tan solo diez años han sido suficientes para llegar a los más recónditos lugares del país, con políticas activas transformando el mapa teatral argentino. Esto ha sido posible con mucho esfuerzo y por sobre todo gracias al noble compromiso de sus integrantes.
Los niveles de crédito autorizados resultan insuficientes para atender la demanda revelada del sector teatral independiente de todas y cada una de las provincias de nuestro país, el que posee una valiosa y destacada historia teatral. A ella han contribuido teatristas de los más impensables y alejados rincones del territorio nacional, quienes solo reclaman que la ley por la que tanto lucharon, se cumpla. Estamos convencidos, que se deben agotar los esfuerzos para acompañar esta lucha. No se reclaman privilegios ni prebendas. Exigimos el reconocimiento de la actividad a través del cumplimiento estricto de su ley de creación. Bregamos por una respuesta favorable para un sector de la cultura que ha contribuido al engrandecimiento de nuestra nación y que no esta dispuesta a renunciar a su sueños.