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sábado, noviembre 23, 2024

Los celulares: ¿negocio prostituido?

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Entre tantas necesidades creadas por el sistema de mercado de consumo (que por otro lado una gran mayoría son necedades) tenemos el marketing neo de las empresas de celulares que con sus maravillosas promociones toman por estúpido al consumidor, es decir a todos.

Sacándole provecho a la falta de cultura del comprador le meten y le meten la mano en los bolsillos, y es más, sin ningún tipo de respeto o pudor envician desde la niñez a las personas con hábitos que de pronto resultan que solo producen dinero para las empresas o capitalistas y nada para este, cayendo en alguna red como en el consumo de sexo-celular o en el juego de nunca ganar y gastar y gastar el crédito: en sorteos, en votos, en miles de mensajes que roban el tiempo, etc., etc., etc.

Pone los pelos en punta ver como manejan, estos mercaderes de la comunicación, los tiempos de los créditos y del consumo, condicionando sofistamente al comprador a gastar más y más, por ejemplo con el tema de “recargá 30 y lleváte 60” de esta manera se consume el doble en el mismo mes y si no lo haces existe un período de tiempo que te obliga a consumir, después de esto ¡chau crédito! O sino se debe cargar más para recuperarlo.

Para colmo hay empresas que te venden el saldo virtual con un vencimiento de tan solo diez días y ya cinco días antes de vencer el crédito empieza la “amenaza de pérdida” de este. Y aquí hay que tener en cuenta también que hay que aguantar las voces latosas de sus computadoras y los mensajes de promociones en cualquier momento del dia o de la noche sin tener la posibilidad de pedir que respeten la privacidad. Es una invasión desmedida, totalmente permitida y sin alternativa para el consumidor.

Y así se podrían enumerar cientos de artilugios para estimular el vano consumo del crédito-celular. En definitiva, dirán, el consumidor elige libremente o que se apela a la libertad de este…. son sínicos, engañadores, simuladores y mentirosos, este tipo de facturación es producto de una estrategia egoísta y tramposa, que no busca el bien y que solo pretende el rédito del negocio dejando de lado la persona del cliente y por lo tanto des-humanizándolo.

Ahora bien, ¿cómo se arregla este tema? Y … con legislación, con control. Con una función pública que trabaje por el bien del ciudadano y que no sea cómplice del robo no sólo de los pibes chorros, sino de estos magnates del hurto. Podríamos decir que la función pública está podrida y que no se puede cambiar, que por una coima cualquiera se da vuelta porque está mal pagado o por lo que sea. Lo real es que el ciudadano debe hacer cumplir al sistema, dentro del marco de la justicia y de la democracia, por el derecho que le otorga su misma dignidad de persona y si el sistema está totalmente en contra y nada se puede hacer desde este, entonces ¡que arda Troya!

En fin, es deseable que estemos lejos de esta situación anárquica y revolucionaria (así como se entendía a esta en los años 60’ o 70`del siglo pasado), pero también es deseable y con total urgencia, que se reviertan las situaciones nocivas del sistema de mercado de consumo. Las elecciones en democracia son una oportunidad para caminar por esta senda y ojala el votante, el voto y el candidato se hagan uno hacia este fin.

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