El sábado 7 de junio a las 18 hs. el Teatro del Huerto se vio colmado de los más pequeñitos. Papis y mamis corearon con sus hijos, alguna que otra canción de Adriana, en un espectáculo donde reina la gracia de la conductora y un mundo de llamativos muñecos que acompañan cada uno de los temas musicales.
Michu es el primero que hace su aparición en escena. Le sigue Lolo, el ayudante. Van una sucesión de canciones, entre ellas “Yo tengo una casita”. Adriana tiene una manera ágil de ir presentando a sus amigos y los chicos los reconocen a todos.
La Cucaracha amiga es aplaudida y muy bien recibida con el tema “La señora Cucaracha”. Suena también la famosa canción que cantábamos en la infancia “la cucaracha… la cucaracha…”. Hay temas musicales modernos que van haciendo de música de fondo a la salida de los personajes y el público aplaude y canta.
Los ritmos que colorean los temas musicales son pegadizos como La canción de Lulú “nadie baila como tú” con un ritmo de cumbia que todos disfrutan. Una simpática perrita es la hermana del juguetón Timoteo, quien juega a las escondidas incansablemente.
Bartolo es otro de los personajes, un director de orquesta que “dirige” los instrumentos del público pero que a veces no toca y se va a dormir. El Chancho chiquito se llama Cholito, uno de los encantadores amigos de Adriana quien aparece con la letra de “El chancho Cholito”.
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El robot Armando va cerrando una parte del show, antes de que hagan su aparición los favoritos de los niños: Pepa y Poing Poing, los sapos del jardín. Hay una nueva canción para el verde anfibio del mundo de Adriana quien también presentó al pollito Lito en una escena colmada de humor.
En una suerte de aparición en cadena de los personajes, Adriana presenta canciones y coreografías que amenizan el espectáculo, un verdadero recital para los más bajitos.
En la despedida, los sapos juegan a casarse y un telón de sucesivas letras de canciones actuales, románticas y movidas, acompañan el momento.
La conductora resalta en cada pasaje del espectáculo cómo sigue el juego pero sobre todo, lo importante que es respetar las reglas y entre sus letras de canciones se destacan valores como “pedir por favor y dar las gracias”. Señala sobre Michu, que es un gatito educado y realza el valor alimenticio de comer frutas cuando Cholito tiene hambre. Todo el show se despliega en armonía entre un dinámico cruce de canciones y diálogos con el público. Los pequeños interactúan con la protagonista y no faltan las sorpresas que comparte Adriana con los otros amigos: los que están del otro lado, los niños. Así, como regalo de Timoteo, se luce una escena de teatro negro con más personajes que motivan al público, especie de mágica aparición en vivos colores sobre el fondo oscuro.
¿Cómo hacen los bajitos para estar tan atentos, participativos y felices? La respuesta la tiene Adriana Szusterman con un excelente recital.
– Fotos tomadas por Salta 21
