La propia naturaleza se convierte a veces en el mejor oponente de los cultivos modificados genéticamente y de los pesticidas. No sólo las plantas, también los insectos están desarrollando resistencia.
Un estudio reciente demostró que los esfuerzos de la corporación Monsanto, un gigante de los cultivos transgénicos, aplicados para evitar el ataque de estos insectos, fueron en vano.
El cultivo transgénico MON 810, de la empresa agraria estadounidense Monsanto, por ejemplo, lleva un gen introducido artificialmente la bacteria de suelo Bacillus thuringiensis.
Este gen codifica una proteína tóxica, la llamada toxina Bt. Con este veneno se quiere acabar sobre todo con la plaga piral del maíz (Ostrinia nubilalis), una especie de polilla que se nutre, entre otras cosas, del grano de maíz. Sin embargo, no se ha podido aclarar definitivamente si la toxina Bt no daña también a otras especies de mariposas , escarabajos sanjuaneros y organismos acuáticos.
Hace tiempo que los ecologistas advierten de tal peligro y la Oficina Federal para la Protección del Medio Ambiente de Alemania, sospechan que MON 810 puede representar un peligro para el medio ambiente.
El investigador Aaron Gassmann, de la Universidad de Iowa, dio a conocer que varios agricultores habían descubierto que un gran número de escarabajos sobrevivía después del consumo de los cultivos transgénicos. Gassmann llamó a estos insectos ‘superbichos’.
Unos escarabajos parásitos pueden consumir el maíz modificado genéticamente sin sufrir el menor daño, según revela un trabajo de investigación publicado en el último número de la revista GM Crops & Food. Una muestra de la población del escarabajo de 2010 tiene una tasa de supervivencia 11 veces mayor que la de la población de control. Eso es ocho veces más que el año anterior, cuando por primera vez se identificó a esta especie resistente.
Las plantaciones de maíz modificado serán atacadas por un número creciente de “superbichos”, causando la reducción de la cosecha, aseguran los investigadores. Los hallazgos recientes pueden tener consecuencias devastadoras, tanto para los agricultores como para los consumidores. El aumento de los precios del maíz va a estimular a más agricultores a sembrar maíz, a pesar de los riesgos, y la producción de otros cultivos caerá. Eso impulsará al alza a los precios de prácticamente todos los alimentos, golpeando con fuerza a una población ya dañada gravemente por las dificultades económicas actuales.
Monsanto lanzó su maíz transgénico con la proteína especial insertada en su código genético en 2003. Los recientes hallazgos se produjeron días después de que Monsanto, junto con otras empresas de biotecnología, recibieran el apoyo del Congreso de EE. UU., que dio el visto bueno al establecimiento de los cultivos transgénicos a pesar de los desafíos legales pendientes. Muchas de las demandas a las que se enfrenta Monsanto están basadas en la presunción de que sus cultivos son peligrosos para la salud humana y especialmente para la de los fetos.
Conclusión
Hagan lo que hagan, la naturaleza se adaptará y superará «la barrera genética».
– Fuente RT / AAPN
– El autor es Presidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales – AAPN –
Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas – WCPA – de la UICN-
Red Latinoamericana de Áreas Protegidas – RELAP –