Cada noche en América, el conductor y periodista que ocupa el segmento nocturno, distrae, entretiene, ameniza o aporta variada información con sus entrevistas o con sus invitados en el estudio. Mezcla de frívolo y profundo, Fantino reúne en su programa una polifacética gama de personajes de todos los ámbitos del país.
Entre la puteada y los halagos de la gente, Fantino se ha convertido en un conductor mediático que privilegia la reflexión y la opinión en sus famosos “mano a mano”. Sienta del otro lado a políticos, intelectuales, profesionales de diferentes rubros, artistas, funcionarios, periodistas y personalidades que por algún motivo de interés, merecen ser entrevistados.
A veces me pregunto por qué estoy mirando “Animales sueltos”. El carisma del periodista puede ser una respuesta. Con sus inolvidables “pará, pará, pará”, frena a cualquier entrevistado al cual seguramente, le extraerá todo el zumo en una larga charla en la que no tiene drama de establecer un encuentro cercano. Su posición es el de un aprendiz que maneja el tono exacto para escuchar a un gran maestro. Provoca inquietud en el otro, y demuestra interés por lo que expresa. Las preguntas tienen enunciados extensos que van desde una anécdota a un pensamiento o una cita, y sin embargo, logra entrar al nudo de la cebolla. Cuando parece que hemos escuchado todo, un As sale de la manga de este extraordinario pez que se mueve muy bien en su medio, y que precisamente no es gordo.
Estudia a los entrevistados como un guerrero al adversario, incluso puede leer una pila de libros que haya escrito su contrincante, de los que no duda en citar, abrir con señalitas o pedir explicaciones de algo que le quedó en el tintero. A Beatriz Sarlo por ejemplo, la paseó por toda su producción, mientras la miraba embelesado con el mismo entusiasmo que mira describiendo a Jana. Un libro, para Fantino, es tan interesante como la música de Marianito Santos. (Dato aparte, el joven DJ viene al Hotel Portezuelo para el baile de año nuevo). Quizá eso lo hace diferente y lo coloca entre los número uno de los programas de entretenimiento.
Inconformista en todo el sentido de la palabra, desde sus hábitos personales hasta los laborales, parece renacer cada día y reinventarse con cada proyecto.
Un tipo fenomenal, que atrapa al tiempo que provoca extrañamiento, sobre todo cuando de ser tan “mente abierta”, pone a sus pies un San Expedito de yeso que ocupa un lugar importante en el piso.
De hacer preguntas bombas a sus entrevistados en el ring fantinesco, naufraga por lo liviano con tal simpatía, que termina por convertirse en un nadador de primera en aguas muy planas. Lleva a la pantalla las tragedias amorosas de sus amigos, las pasiones futboleras y las manías conyugales que vive a diario, como si fueran temas de agenda y logra instalar charlas que nacen desde lo más cursi y llegan hasta lo más elevado. Para Fantino todo es importante, todo, al menos cuando de eso, genera un debate con las modelos y sus invitados, o con su infaltable amigo Coco Sily, quien hace con el conductor una dupla que dentro del humor o del drama, encaja a la perfección.
De a ratos se convierte en un adulador insoportable, todas son bellas, inteligentes y talentosas, todos son grandes en sus emprendimientos, todos pueden ser presidentes, los trabajos que hacen sus entrevistados son grandiosos, los tipos son lo más… y nunca deja de encontrar el agujero al mate por donde puede colar la crítica o puede conseguir la autocrítica.
Casi incatalogable por lo movedizo, por lo creativo, por lo indisciplinado en su propia disciplina, Fantino es un animal suelto, un fenómeno de la televisión.
Sus confesiones íntimas acerca del sexo, sus preferencias a la hora de convivir con su mujer, sus dietas y ejercicios, sus obsesiones, contradicciones y ambigüedades, se mezclan en un show nocturno en el que no deja de llevarse el protagónico.
De su especie, es único, por la ductilidad y practicidad con las que maneja todo tipo de situaciones que genera en la pantalla chica.
Que se va del canal, que deja el periodismo, que no hará más radio, que el año que viene hará “Escuela para maridos”… todo es mero anuncio con pronóstico reservado. Anoche, sin ir más lejos, reveló que podría irse a trabajar a Estados Unidos tras recibir una oferta laboral.
Por ahora, lo único seguro, es que conduce “Animales sueltos” por América, que su mujer es Miriam Lanzoni y que se llama Alejandro Fantino. Sobre la marcha de los acontecimientos, iremos conociendo más acerca de este mediático personaje cuyos deseos profundos, pasan por ser un payador del pueblo. Él mismo dice que hay que saber retirarse a tiempo, aunque no sabemos, a ciencia cierta, que tan verdadero sea un pensamiento que hoy, ya puede resultar antiguo.
– Foto tomada del twitter