El mal humor social diagnosticado por los Medios independientes tiene amplias consecuencias en los indicadores de percepción de corrupción/inseguridad/ y situación económica (predominantemente), lo que repercute, directamente, en el ánimo de la gente.
El humor social está que arde, con manifestaciones por doquier, en su significado sociológico: “Molestarse por las acciones de alguien (algunos)”, y que menos implica la reacción popular de un gobierno a contrapelo de las necesidades básicas de la comunidad que está colmando las tolerancias previsibles de una colectividad.
Lo que pasa inadvertido, es que estamos ante un caso de maltrato colectivo, en donde se despoja de los derechos y se circunscribe los deberes en el grupo social, con manipulaciones discursivas que presionan la lógica formal, en tanto los gobernantes se sustraen de obligaciones inherentes, proyectando un estado de absoluta “culpabilidad” en la población, cual si toda la responsabilidad estuviera en la masa gobernada y sus conductas particulares: “deben cuidar el gas/no deben usar tanta electricidad/el agua es un recurso caro y vale en tal sentido…”
Predominantemente, se instala un estado de violencia generalizado, en donde rige la inescrupulosidad. Los que mandan están ajenos al dolor social, como en este momento, que disfrutan de su propia realidad y comodidades al servicio de intereses monopólicos. Están sordos a la clemencia de los necesitados. Las personas son obligadas a asumirse como intérpretes de la Macroeconomía, un campo, absolutamente, específico de especialistas en la materia (doblemente cruel)
El maltrato sicológico
(WIKIPEDIA) “El maltrato emocional o psicológico se da en aquellas situaciones en las que los representantes significativos (gobernantes) de quienes depende el sujeto lo descalifican, humillan, discriminan, someten su voluntad o lo subordinan en distintos aspectos de su existencia que inciden en su dignidad, autoestima e integridad psíquica y moral” . Ejemplos de maltrato emocional son el: abandono emocional, la falta de empatía, la descalificación, la violencia verbal, los insultos, las amenazas, el control excesivo (la vigilancia excesiva) o, la extorsión afectiva, la culpabilización, la presión económica, los sarcasmos, la coerción, las críticas destructivas, el desprestigio de los vínculos del sujeto (descalificación de sus amistades, familiares o pareja), el aislamiento emocional, las burlas y cualquier tipo de castigo que no sea físico. En el caso específico de este gobiernos el uso irrestricto de la mentira.
Nada más propio, en estos tiempos, que el abandono y la herida de muerte a la dignidad humana, expresada en los masivos despidos/ retiro de las ayudas a los discapacitados/el empecinamiento cruel con la clase pasiva, vilmente engañada, en los términos de la reparación histórica / la facturación de servicios impagables, con la constante destrucción de la Pymes y sus consecuencias directas en la realidad social. A la par, sin la más absoluta sensibilidad, la clase dirigente, en todas sus expresiones (Gobernantes/Sindicalistas/Políticos vendidos al poder de turno, por los interminables intereses en pugna para seguir atados a las reglas de las conveniencias (tales como, pasajes aéreos/sobresueldos, etc.
Las consecuencias son sentimientos de humillación, vergüenza y culpa, depresión, baja autoestima, inestabilidad del sueño con pesadillas, automutilación, extrema dependencia afectiva, anorexia, bulimia y drogodependencia. Se puede llegar incluso a intentos de suicidio, como ya hay hartos ejemplos, de jubilados que se quitaron la vida públicamente y los otros casos que no salen a la luz. ¿Qué es un suicida? sino un ser profundamente humillado. Estamos ante la violencia simbólica (manipulación masiva/cargada de promesas falsas), caracterizada por ser una violencia invisible, soterrada, subyacente, implícita o subterránea, la cual esconde la matriz basal de las relaciones de fuerza que están bajo la relación en la cual se configura. Haciendo alusión a Michel Foucault, «el poder está en todas partes». Solo debemos «hacer visible lo invisible».
Conclusión
Malasangre, es la queja, la insatisfacción de la gente, el displacer que provoca esta situación de injusticia, desigualdad sideral de los sectores sociales en que la gente tocó los límites del aguante, en ese grito desgarrante del “no puedo más…”, en que el pueblo ha sido empujado hacia el abismo de la impotencia y la incomprensión. Muchas ilusiones de un electorado crédulo fueron defraudadas y, entiende que los plazos de la tolerancia tocaron fondo. No se puede más en esta burla diaria de un gobierno que sirve, únicamente, a los ricos y trabaja sólo para la bancarrota de los emprendimientos nacionales.
Detrás de la Malasangre, está la defensa de la Patria, de los que tienen la bandera y el escudo patrio. Piensan en la grandeza del País y sus proyectos. Nada más lejos de este grupo que nos gobierna para sus negocios personales y alimentan paraísos fiscales. El pueblo (en su generalidad) se va, lentamente, movilizando, poniendo de píe para que en las próximas elecciones recuperar la democracia perdida en estas manos inescrupulosas, tal como dice el Gobernador puntano: “El 2019 EXISTE”.