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domingo, noviembre 24, 2024

Mi teatro con Nassif y “Los convergentes” en el Infinito Auditórium

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“Los cuervos” de Orestes Pereyra fue la obra santiagueña que abrió el Encuentro Escénico Teatro Infinito el viernes 15 de marzo a las 21.30 hs. en el marco del 10º Aniversario del Salón Auditórium Dr. Rafael Villagrán, teatro autogestionado, sala dirigida por Ana María Parodi.

Parodi dio un discurso inaugural breve y bromeó “voy a leer la historia de 10 años del Auditórium…”. Ironizó con la ausencia de autoridades del ámbito cultural y se mostró agradecida por el acompañamiento de la prensa y del público espectador de teatro independiente presentes esa fría noche de un otoño anticipado. Pero el calorcito de una sala acondicionada hizo olvidar la precoz lluvia otoñal y nos dispusimos a disfrutar de una velada artística, consagración de mucho esfuerzo por terminar las refacciones de la sala que la actriz y directora Ana María, presentó al instante.

El drama de Pereyra, interpretado y dirigido por Daniel Nassif del Grupo Mi teatro de Santiago del Estero (creado en 1978), coloca en el centro de la escena a un olvidado poeta, víctima del alcoholismo en su peor faceta. Ronda la muerte al protagonista mientras el actor se deshace frente al público, con una entrega absoluta de acertada composición que merituaba su trabajo escénico. Daniel Nassif espantaba los cuervos de su trastornada mente entre los recuerdos más tristes de su vida, excusándose por un crimen que su beoda humanidad apenas le permitía percibir como parte de un secreto íntimo.

Al cierre, el actor expresó que pocas veces tuvo la oportunidad de hacer “Los cuervos” en una sala de teatro – ya que se hace en patios o espacios de tierra- y que la obra se trabaja como preámbulo de charlas sobe el vicio, comentario que generó admiración entre los espectadores y se robó más aplausos aún.

Anoche, Nassif volvió a robar escenario pero esta vez con la comedia “El Oso” de Antón Pavlovich Chéjov, representante del teatro realista ruso que deriva del teatro de siervos, dirigido por Stanislavsky. “El duelo” o “El Oso” (sobre una mujer que promete luto de por vida) ha sido una de las piezas más representadas del dramaturgo quien presenta en sus obras como en sus relatos, el fracaso de una sociedad feudal que poco a poco iba quedando obsoleta. La pieza en un acto fue llevada al cine y a la ópera incluso. En la obra, los intérpretes actúan de manera extravagante pero mantienen la credibilidad y la verosimilitud, de allí la farsa. Hacia el final, los terratenientes quedan prendados uno del otro.

Jorge Kempf como Luká (el sirviente) y D. Badrowski como Popova, la bella viuda, aportan al cuadro realista aunque con dispares ritmos. Allá por el XIX, el ruso Chéjov (1888) pensaba con humor de época lo que el argentino Conrado Nalé Roxlo en el XX, con “Una viuda difícil” : el machismo, la actitud de las mujeres frente a los prejuicios, las maneras de enfrentar la viudez, la igualdad entre hombres y mujeres y la crítica de las costumbres. Con una lograda interpretación, Nassif compone a Grigori Stephanovich (el ex Teniente Smirnov) y arranca alegrías al público, en su mayoría femenino.

A las 23 hs. de la noche del sábado 16 de marzo, llegaba a Infinito la Los_convergentes.jpgobra “Los convergentes”, escrita y dirigida por Mauricio Jorrat. La puesta mantiene una estética moderna que privilegia símbolos en el vestuario con el uso del rojo y negro en un juego que intenta sacar de la rutina a cuatro individuos interpretados por José Balteiro, Marisol Cantela, Daniel Hipólito Fernández y Analía Garrido.

Entre el teatro poético y el absurdismo, la historia sumerge al público en una especie de ámbito clausurado en el que las fobias sociales, la compulsión a la repetición y los actos neuróticos pretenden encontrar esa zona cero, de liberación. Personajes desencantados en la era del postmodernismo hacen una especie de catártico break. Un buen ejercicio cuyo resultado es incierto e inseguro pero que, como las cuerdas de un reloj detenido a alguna hora, los sujetos logran converger en un mismo tiempo y espacio, instante casi arlteano en el que por fin, son ellos mismos: tristes, sin fachadas, absurdos. La felicidad es pasajera e imperceptible. Teatro inteligente con excelentes actuaciones. La poesía por momentos se torna cadenciosa en una atmósfera asfixiante, pero la obra no pierde originalidad y logra una buena armonización de la mano de su director.

– Fotos tomadas por Salta 21 durante las funciones

– Nota relacionada:

Ana María Parodi: «Mi Victoria sobre lo imposible»

http://www.salta21.com/Ana-Maria-Parodi-Mi-Victoria-sobre.html

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