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domingo, abril 28, 2024

Múltiples causas del fracaso universitario

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Las palabras de la señora Eugenia Márquez *, de la Universidad de la Patagonia Austral, denotan que la gente como ella, que dice ocuparse del tema no es capaz de explicar en nigún sentido el origen de la deserción universitaria masiva y del bajo rendimiento.

En efecto, ella misma dice que el sistema de información universitaria no alcanza (ni) a visualizar lo que está ocurriendo. Si esto fuera así, ya sería malo. Pero, uno puede preguntarse, ¿ Será realmente así? ¿O será que, visualizando bièn el problema, no quieren hacerse cargo del mismo?

Creo que las causas del fracaso estudiantil universitario son múltiples. Una de ellas es, seguro, la falta total de información acerca de la carrera que eligen. En muchísimos casos, el alumno se da cuenta que no eligió bièn su carrera despues de pasarse años dando traspies. Cuando, finalmente, se da cuenta en lo que se metió, se retira.

Otra causa es la falta, también casi total, de orientaciòn vocacional y laboral. Nada más deprimente que tener que estudiar una carrera que – lo descubrimos una vez adentro- no nos gusta. La falencia de las universidades en este aspecto es también notable. Hoy en dìa, la situaciòn se complica aún más ya que la oferta de carreras es muy grande. Sin embargo, para la mayorìa de ellas el mercado laboral es muy reducido. Los estudiantes perciben, más o menos ràpidamente ese problema y sì, ademàs, la carrera no les gusta, la dejan. Otros no saben que hacer y finalmente continùan, pero a paso de tortuga. Son los que acaban como crònicos.

Otra tema que ese Encuentro Nacional por la Educación no ha querido tocar, es el problema de la deserción causada por incapacidad económica. O sea, por pobreza. La única manera de resolver ese problema es mediante un amplio sistema de becas. Al respecto, las universidades, controladas casi totalmente por la UCR y su rama patoteril, Franja Morada, han mostrado y muestran, una hipocresía enorme. Les da igual que en la universidad convivan, jóvenes muy pobres, con gente riquísima. Igualan por lo bajo haciendo la educación universitaria, supuestamente, gratis para ricos y pobres. Eso es falso. La realidad es que, siendo la diferencia de niveles económicos y bienestar tan grandes, la supuesta gratuidad la aprovechan exclusivamente los ricos. Para los de clase media y los más ricos es, efectivamente, gratis. Para los pobres no.

El comedor universitario, por ejemplo, cuesta una suma que es irrisoria aún para gente de clase media, pero puede ser significativa para un joven realmente pobre. Ahora, el precio de la comida es bajo porquè está subsidiada por el Estado. El sistema impositivo argentino, que es groseramente inequitativo y regresivo, hace que las clases de menor poder adquisitivo tengan que dejar una parte sustancial de su ingreso al Estado. Los de clase media también pagan impuestos, pero estos representan una fracción menor de sus ingresos. En el caso de los muy ricos, la regresividad del sistema impositivo hace que la situación se invierta; los ricos directamente no pagan nada. De esto resulta que, al hacer las cuentas, quien acaba subsidiando la comida de ricos y pobres, son sólo los pobres.

Agreguemos, ademàs, que para los estudiantes pobres que comen en un comedor universitario de la Argentina, puede que este sea el único subsidio que reciben en su vida. Para los ricos, sin embargo, es uno más de una larga lista.

Si se obligara a pagar algo, y sólo a aquellos que pueden hacerlo- que son muchos- la universidad dispondría de recursos genuinos para aumentar sustancialmente el número de becarios y habría más equidad. Hay que hacer notar que las sumas correspondiente a matrículas que se han barajado, son muy bajas. Serían el equivalente a unos 50 pesos por mes. Los estudiantes de las clases media y alta, gastan diez o más veces esa cifra en los bares o en cigarrillos.

Siguiendo con lo de la pobreza en los estudiantes universitarios. Si la definimos como la incapacidad de satisfacer necesidades básicas, nos daremos con la sorpresa de que en las universidades no hay jóvenes realmente pobres. Los chicos aspirantes realmente pobres que quisieran estudiar una carrera universitaria, no pueden ni llegar a la universidad. Eso, claro, la dirigencia universitaria, hipócritamente, no quiere reconocer.

En cuanto a la CONEAU, ¿qué de bueno puede hacer para resolver el problema de la deserción universitaria, si no hace correctamente ni siquiera la parte más importante de su supuesta función: Evaluar las universidades? Han Acreditado a universidades y a facultades de universidades privadas que no tienen, prácticamente, nada de lo que les exigen a las nacionales.

Por ejemplo, la CONEAU ha permitido y permite que una universidad privada implante carreras científico- ingenierìles para las cuales no poseen absolutamente ninguna infraestructura. En un caso particular, una universidad privada ha creado una facultad, vinculada a la electrónica y a las comunicaciones, que no tienen ni un solo profesor especialista en el área, no posse ni un laboratorio y en la biblioteca no hay ni un solo libro de la especialidad.

– Síndico

Lector y Comentarista de Salta 21

* Apenas 6 de cada 100 alumnos universitarios terminan su carrera

https://www.salta21.com/Apenas-6-de-cada-100-alumnos.html

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