Los restos mortales de Mónica Carranza, la fundadora del comedor «Los Carasucias», fueron velados anoche en el barrio de Villa Luro y fueron inhumados esta mañana en el cementerio de Flores.
Carranza, murió ayer por un cáncer a los 63 años y cuando agonizaba pidió a su hijo «continuar la obra» que inició en 1990, cuando decidió entregar su vida a los chicos que sufren como ella sufrió en su infancia.
Familiares y colaboradores se acercaron anoche a la casa morturia para expresar su dolor y congoja por la desaparición de la fundadora del comedor «Los Carasucias».
Roberto, -uno de sus hijos- se prestó a dialogar con Télam y expresó su «agradecimiento al gobierno nacional y a todos los que conocieron a su madre y pudieron colaborar con su obra».
Contó que «hacía cinco meses que estaba enferma, fue internada en el sanatorio Fleming y luego en el Roffo donde la operaron».
«Mi madre -dijo- me pidió que no dijeran nada de su enfermedad porque esto podía poner triste a los ’carasucias’ y no quería que la vieran en ese estado».
Posteriormente, reiteró que «antes de morir me tomó de las manos y me pidió que continuáramos con la obra. Esperamos poder tener fuerzas para hacerlo», dijo Roberto.
También se encontraba acompañando los restos de Mónica Carranza, la titular del comedor «Los Piletones», Margarita Barrientos, quien contó emocionada que se conocían de mucho tiempo y que compartían la lucha por la atención de los niños y que a veces disfrutaban de algunos asados.
Numerosas coronas llegaban al velatorio y entre otras se podían leer las que enviaron «Los Carasucias», «tus hijos y nietos», la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner; el diputado Néstor Kirchner, la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; y el Paseo de Compras del Mercado Central.
Los restos de Mónica Carranza fueron inhumados en el cementerio de Flores. (Télam)
Sobre Mónica
Mónica Carranza nació en Parque Patricios, donde vivió hasta los nueve años con sus once hermanos, quienes, tras la muerte de su padre, fueron separados e internados en diversos colegios. Pero Mónica sintió que su lucha debía comenzar afuera. Se escapó y comenzó a vivir en la calle, donde pasó hambre, frío y violencia. En la intemperie de una ciudad que no la protegía, y luego de ver morir a su hermana, víctima del invierno y la inanición, nació su sueño: ella quería ser grande para ayudar a los necesitados.
Así fue. Luego de casarse, fundó en su propia casa de Mataderos el comedor comunitario Los Carasucias. No fue fácil. Los protegidos eran cada vez más. En 1996, los Carranza hipotecaron su casa y alquilaron un galpón. Mónica y sus voluntarios salieron a vender flores para pagar el alquiler. Y llamaron a la solidaridad. Y la escucharon. Entre subsidios y donaciones, Mónica cubre las necesidades primarias de miles de personas.
Ya fue elegida Mujer del Año. Pero el título que le pertenece excede un calendario. Yo la elegí como ejemplo de vida, como Mujer todos los días, como una emprendedora que tiene un objetivo que se cumple y renace, y se vuelve a cumplir. Porque Mónica sólo quiere rodearse de caritas limpias. (Noticia tomada de Emprendedores- año 2005)
no sabia de su fallecimiento