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miércoles, mayo 29, 2024

Narcopolicías en Salta

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“Oficial de policía en uso de licencia”, se identificó cuando las armas le cantaron el alto, antes de intentar perderse en la densidad del monte. Llevaba escapando 30 kilómetros de los patrulleros de tres fuerzas de seguridad. A toda velocidad, el Fiat Uno encontró una piedra demasiado grande para su tren delantero. Carlos Gallardo se sobrepuso al impacto e intentó una última maniobra, pero ya era demasiado tarde. Así empezó la historia de “narcopolicías” que conmueve a Salta y que ya dejó tres detenidos, uno de ellos un alto jefe de la policía; cincuenta kilos de cocaína y el jefe de Inteligencia prófugo.

Gallardo, de 36 años, jefe del grupo de élite de Inteligencia Criminal de la Sección Frontera, en Tartagal, al norte de la provincia, fue detenido la medianoche del 25 de mayo, con cincuenta kilos de cocaína de máxima pureza. Esa noche, su jefe escapó gateando por las orillas del río Mojotoro, junto a un supuesto narco, identificado como Marcelo Silverman.

Desde ese momento, el subcomisario Gabriel Giménez, máxima autoridad de Inteligencia de Salta, se transformó en la persona más buscada de la provincia. Sus hermanos, Luis, de 42, y Carlos, de 29, fueron detenidos durante la persecución.

El escándalo de los “narcopolicías” sacudió esta semana a la cúpula de Seguridad del gobernador Juan Urtubey. La causa cayó en el juzgado de Julio Bavio. Como si fuera poco, esta semana, el secretario de Seguridad de Salta, Aldo Saravia, fue acusado de “apremios ilegales” por los hermanos detenidos, hecho que comenzó a investigarse en una causa paralela.

La caída. Sobre un camino vecinal, paralelo a la Ruta 34, se improvisó un puesto de control,cerca de Güemes, a 50 kilómetros de la capital. Efectivos de la División de Medio Ambiente esperaban encontrar cazadores y pescadores ilegales. Fue cerca de la medianoche, cuando los uniformados vieron detenerse al Fox que conducía el subcomisario Giménez, acompañado por Iraola. Tras él, venía manejando Gallardo, quien en una maniobra desesperada giró en U al creer que se trataban de efectivos de Gendarmería. Así comenzó la persecución. Giménez buscó a sus hermanos para ir a sacar el auto empantanado.
“No sabíamos nada, sólo íbamos a sacar el auto, nuestro hermano nos engañó”, contaron los hermanos a la Justicia. Fueron los perros los que encontraron dos mochilas con 50 kilos de cocaína.

El prófugo Gabriel Giménez ingresó a la Academia de Policía cuando su padre, el comisario Luis “Lito” Giménez, era el jefe de la fuerza. Su primer destino fue Drogas Peligrosas y después empezó una carrera meteórica con distintas capacitaciones. Según versiones de la policía, la estrategia de los “narcopolicías” consistía en “chapear” con las credenciales de Giménez, que era el jefe de Inteligencia, para pasar el control en caravana.

– Robustiano Pinedo – Perfil

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