Cada niño que trabaja, en general, no asiste a la escuela o tiene bajo rendimiento, lo que conlleva dificultades en su aprendizaje.
Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) arrojan que en la actualidad cerca de 168 millones de niños trabajan en el mundo [1]. En nuestro país, los últimos números oficiales muestran que 421.518 niños/as y adolescentes realizan actividades laborales para la generación de bienes y servicios con valor económico en el mercado, 305.918 se encuentran involucrados en tareas productivas para el auto-consumo y 369.859 realizan tareas domesticas intensas [2].
La pobreza, ciertas prácticas culturales, la falta de oportunidades y de cobertura, el incumplimiento de la calidad y obligatoriedad de la educación, son algunas de las principales causas del trabajo infantil.
Cada niño que trabaja, en general, no asiste a la escuela o tiene bajo rendimiento, lo que conlleva dificultades en su aprendizaje. Al estar ocupado en otras tareas no disfruta del juego ni de la recreación, y puede sufrir problemas de salud a causa de la exposición a riesgos físicos. El trabajo infantil supone responsabilidades no acordes a la edad y resta tiempo para “hacer cosas de chicos”.
La permanencia del trabajo infantil profundiza la desigualdad, viola los derechos humanos fundamentales de la infancia y la adolescencia e impide o limita el adecuado proceso educativo. La CEPAL ha estimado que, los niños entre 13 y 17 años que trabajan pierden en promedio dos años de escolaridad y que al ingresar al mercado de trabajo adulto obtienen un 20% menos de los ingresos que aquellos con mayor escolaridad. Física y psíquicamente, puede generar el desarrollo de enfermedades crónicas, retraso en el crecimiento, dolores en las articulaciones y deformaciones óseas, sólo por nombrar algunas de sus consecuencias.
Un gran porcentaje del trabajo infantil se desarrolla en el ámbito rural, donde encuentra justificaciones no solo de índole económica sino también cultural. Los chicos que son trabajadores, generalmente, son hijos de padres que también fueron trabajadores infantiles, situación que demanda una intervención inmediata con soluciones estructurales y a largo plazo.
Puntualmente en las zonas de explotación de tabaco, como lo son las provincias de Salta y Jujuy, la producción moviliza una gran cantidad de mano de obra. De octubre a marzo, aproximadamente 15000 trabajadores temporarios se encuentran afectados por esta tarea, los mismo provienen de zonas locales, otras regiones de la provincia, y de países limítrofes.
La falta de espacios de contención de niños y adolescentes, también es otro factor que motiva el trabajo infantil rural y doméstico. Al no tener dónde o con quién dejarlos las madres los llevan a su lugar de trabajo, donde además participan de las tareas que realizan. En definitiva, la sociedad toda ha avalado estas prácticas laborales, no sólo en la explotación tabacalera, sino también en los trabajos rurales en general.[3]
Por esto es que se viene trabajando fuertemente para desterrar este el flagelo del trabajo infantil, pero todavía queda mucho por hacer. Por eso, es importante el involucramiento de todos los sectores, tanto el Estado como el sector privado para buscar iniciativas que permitan fortalecer a los sectores vulnerados promoviendo su condición de ciudadanos de derecho.
Esto requiere del compromiso de todos para hacer visible lo invisible. Los chicos son chicos, tienen que ir a la escuela y jugar. Un niño que trabaja, no estudia, no juega. Un niño que trabaja, pone en riesgo su salud. Es una situación que entre todos podemos revertir. Solo hay que proponérselo.
Notas: 1 – Medir los progresos en la lucha contra el trabajo infantil – Estimaciones y tendencias mundiales 2000-2012 (OIT-IPEC, 2013). 2 – Módulo de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes (MANNyA). (Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social-INDEC 2012). 3- Informe sobre trabajo infantil en el sector tabacalero. Copreti Jujuy.
Acerca de Asociación Conciencia
Asociación Conciencia trabaja para alcanzar la formación para la ciudadanía desde una perspectiva integral, contemplando la participación comunitaria y la inclusión social. Nuestra estrategia de intervención considera la educación como herramienta fundamental y la articulación de sectores público, privado, académico y de la sociedad civil. Anualmente brindamos que 600 becas de nivel secundario, 460 becas nivel terciario – universitario, 20.000 niños participan en nuestros programas para la erradicación del trabajo infantil, 2.000 jóvenes en programas de inserción laboral y 11.000 niños y jóvenes al año en programas de ciudadanía. Conciencia es una OSC, no partidaria, sin fines de lucro. Fue fundada en 1982 y tiene 29 sedes en todo el país.
– Susana Finger, Directora de Programas de Asociación Conciencia
www.conciencia.org
[1] Medir los progresos en la lucha contra el trabajo infantil – Estimaciones y tendencias mundiales 2000-2012 (OIT-IPEC, 2013).
[2] Módulo de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes (MANNyA). (Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social-INDEC 2012).
[3] Informe sobre trabajo infantil en el sector tabacalero. Copreti Jujuy.
– Fuente: eikasia