Orden de desalojo alarma a loteo Hemsy y satisface a Santa Ana II

Vecinos de Santa Ana II pidieron a la justicia la devolución de terrenos del Centro Vecinal, vendidos en un loteo. Un fallo les dió la razón y ordenó el desalojo, el que debía realizarse hoy. Quienes construyeron sus viviendas allí están desolados.

El loteo es pequeño. Debe tener unas cuatro manzanas. Pero ocupa la mitad del terreno que los vecinos de Santa Ana II reinvindican como propios y comunitarios, destinados a centro vecinal y campos de deportes. Está ubicado entre Santa Ana II y el Barrio Docente, en la zona sur de la ciudad capital.

Hace aproximadamente un año y medio una integrante del Centro Vecinal denunció, en este sitio, lo que consideró una estafa y un despojo en perjuicio de los vecinos de Santa Ana II.

Explicó que una ex integrante de la Cooperativa Valle Calchaquí se arrogó la representatividad del Centro Vecinal del barrio para vender el terreno comunitario, que fue adquirido por los señores Leiva y Hemsy. Ellos a su vez lo subdividieron y lo vendieron a particulares en un loteo.

El fallo judicial dictado el 10 de agosto ordena que el Centro Vecinal Latinoamericano debe recobrar la posesión del predio y condenó a «Irma Santos y demás ocupantes» a restituirlo en el plazo de 5 días.

El desalojo debía producirse hoy. Pero la abogada Claudia Marcela Alemandi (esposa de Hemsy, quien compró el predio y lo loteó) ha presentado una apelación que suspende la acción ordenada por el fallo.

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«Son terrenos comunitarios»

Salta 21 recorrió el loteo Hemsy y habló con vecinos de Santa Ana II para conocer la repercusión que provocó la sentencia en los dos sectores enfrentados.

En Santa Ana II hay satisfacción. Dicen que esos terrenos les pertenecen a los 480 vecinos del barrio y que deben ser destinados a campos de deporte. Que ellos emparejaron y desmalezaron el predio, construyeron la cancha de fútbol (que hoy ocupa la mitad del espacio en litigio), y colocaron un quincho. Y que de pronto irrumpieron intrusos a levantar viviendas allí.

En el anochecer del sábado, tras jugar al fútbol en la cancha, una veintena de hombres celebraban el fallo judicial y compartían vino con gaseosa -que convidaron amablemente al cronista quien aceptó aportar 2 pesos para la «vaquita»-.

«Mire: yo mismo hice ese cartel para que no compren terrenos acá porque son del Centro Vecinal», dice un hombre señalando un cartelón pintado sobre un pequeño muro en el centro del predio. Y acusa: «pero igual vinieron y aunque quisimos impedirlo levantaron sus casas en tiempo récord. Aquellas prefabricadas de madera las levantaron en una sola noche, y trabajaron con iluminación de lámparas que tomaban energía de las baterías de los autos», asegura.

Otro vecino acusa: «Cómo serán de sinvergüenzas los estafadores que venden estos terrenos, que sacan avisos en el diario ofreciendo parcelas en este lugar ¡donde está nuestra cancha de fútbol!. Yo llamé por teléfono y me dijeron que quedan tres para vender. Me interesé por uno que estaría acá, del lado de este arco. Vale 36 mil. Me pidieron que entregue 3 mil y el resto lo puedo pagar en cuotas. ¡Pero está en litigio, no lo pueden vender, es del centro vecinal! les dije. Entonces me respondieron que estoy equivocado porque hay dos fallos judiciales que reconocen que los terrenos son de ellos y que la venta es legal».

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«Compramos de buena fe»

Un panorama muy distinto se vive en el pequeño barrio denominado «Ampliación de Santa Ana II» o «loteo Hemsy». Quienes allí viven están angustiados y alarmados ante la posibilidad inminente de perder su vivienda.

Allí habitan 15 familias y otras 5 están construyendo sus viviendas. Hay varias casas de material y tres prefabricadas. No es un asentamiento con carpas. Parece un barrio nuevo en formación, con la mitad de los terrenos todavía baldíos. Pero hay casas muy sólidas. Incluso en una esquina hay un edificio importante, donde funciona una panificadora.

«Compramos de buena fe. Con muchos esfuerzo construimos nuestras casas y ahora nos quieren desalojar» dice al borde de las lágrimas una mujer joven, parada junto a su marido, un trabajador de unos treinta años que explica que llevan invertidos casi 100 mil pesos en la construcción de su vivienda, que adquirieron el terreno al Sr. Hemsy en forma legal, y que tienen boleto de compraventa.

Están dispuestos a irse solamente si les pagan el valor real de la casa, para adquirir otra. Para ellos el sueño de la casita propia se convirtió ahora, cuando parecía ya alcanzado, en una pesadilla.

Los habitantes del loteo Hemsy se quejan porque son tratados de «usurpadores» por vecinos de Santa Ana II, que empapelaron el barrio con el fallo que ordena el desalojo del predio y su restitución al centro vecinal.

Dicen que esa hostilidad fue permanente desde que comenzaron a construir en sus terrenos luego de adquirirlos. Pero reconocen que a pesar de acusaciones, acciones de hostigamiento que dificultaban la construcción e incluso agresiones verbales, no fueron víctimas de ataques físicos.

Los sectores en disputa recibieron con desconfianza al cronista de Salta 21, pero luego de identificarlo como periodista ambos accedieron a expresar su punto de vista sin problemas. Incluso sobre el anochecer del sábado entablaron diálogo en el límite entre el loteo y la cancha de fútbol, con el trabajador de prensa en un involuntario papel de mediador.

La tensión cedió, pero cada grupo mantuvo su posición. «Se tienen que ir» sostienen los vecinos de Santa Ana II. «No vamos a permitir que nos quiten nuestras casas», advierten los moradores del loteo Hemsy.