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Orquesta Sinfónica Nacional: Una estrella en la noche

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El Mº Calderón inició su temporada 21º al frente de la Orquesta.

Buenos Aires, viernes 21 de marzo de 2014. Sala Principal de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Solista: Esteban Calderón (bandoneón). Orquesta Sinfónica Nacional. Director Titular Mestro Pedro Ignacio Calderón. La gazza ladra (obertura) de Gioacchini Rossini (1792-1868)). Tres tangos para bandoneón, orquesta de cuerdas, piano, arpa y percusión de Astor Piazzolla (1921-1992). Sinfonía nº 36 “Linz” de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). 20º Ciclo Cultural y 160º aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

Iniciando la temporada nº 21 del maestro Calderón al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional en esa sala tan especial como es la de la Bolsa de Comercio y al mismo tiempo comenzando el ciclo de este año de la orquesta, se eligió un programa atractivo y poco habitual más allá del conocimiento público que se tiene de las obras ejecutadas. Por ejemplo, Rossini tiene unas oberturas chispeantes, vivaces, irónicas, de avasallante ritmo y al mismo tiempo intentando, al menos me parece, describir la idea que campea cuando uno lee el título de la misma. En este caso La gazza ladra (La hurraca ladrona) con sus crescendos, decrscendos, golpes orquestales, con el famoso tema de las cuerdas de tal precisión que pareció un mecanismo de relojería. Es dable recordar que la cuerda de la Nacional es óptima, sin duda, la mejor sección de la orquesta y el maestro la condujo como él sabe.

Esteban Calderón
Esteban Calderón
Luego apareció Esteban Calderón para quien no debe haber sido fácil dedicarse a la música por el prestigio de su padre en este campo. Pero se trata de un muy buen músico. Estudió contrabajo y en ese campo tengo buenas referencias pero ignoro qué o quién lo impulsó a estudiar bandoneón de forma autodidacta. Y confieso que es un intérprete de notable nivel. Muchos saben, la música de Piazzolla revolucionó el tango a tal punto que él no tuvo más remedio que calificar su creación como “música de Buenos Aires”. Su ritmo, su fraseo y su armonía son únicos, reconocibles en cualquier lugar del planeta. Es más, personalmente no conocía estos tres tangos que ofreció Esteban Calderón pero tampoco me hacía falta. Son Piazzolla puro que el solista entregó maravillosamente convirtiéndose casi sin querer, sino por peso propio, como la estrella de la noche. Todos los secretos de la música piazzollística estuvieron allí, en ese solista, muy bien acompañado por su padre conduciendo el grupo instrumental.

Finalmente la sinfonía escrita por Mozart en la ciudad de Linz, a mitad de camino entre Salzburgo y Viena. Es una buena sinfonía, compuesta en pocos días y suena como si hubiera sido pensada como música incidental para la escena. Calderón, que tuvo la generosidad de permitirme una conversación que duró todo el intervalo -conozco al maestro desde hace más de cincuenta años- la condujo de memoria y cuidó todos los detalles que la página tiene. Otra vez la cuerda impecable, mejor que maderas y metales, pero claro, es el inicio de la temporada. Hay que ver qué viene luego.

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