El estadounidense Paul Krugman fue galardonado con el Premio Nobel de Economía 2008 por sus trabajos sobre “análisis de pautas comerciales y de la geografía de la actividad económica”, otorgado por la Real Academia de las Ciencias sueca. Además de las razones oficiales, analistas consultados por Crítica de la Argentina coincidieron en que la elección del premio coincidió con la muerte de los mercados intocables y de una política neoliberal extrema en el mundo capitalista.
– Crítica (14.10.2008)
Pues no es casual que cuando el sistema financiero norteamericano colapsa se premie a uno de los mayores críticos de la gestión del presidente George Bush.
Asombrado y conmocionado por la noticia, Krugman se limitó a escribir en su blog una oración inconclusa: “Una cosa divertida me ocurrió esta mañana…”.
Al ser consultado por la prensa estadounidense se explayó un poco más.
“El premio es gratificante, aunque tardaré varios días en asimilarlo. Corrí a tomar una ducha para participar de una conferencia de prensa. Llamé a mi esposa y a mis familiares, pero aún no he logrado tomar una taza de café”, dijo ansioso a las siete de la mañana de ayer.
A modo de reconocimiento, The New York Times –medio en el que Krugman difunde sus polémicas columnas desde 2000– publicó declaraciones exclusivas en internet.
“Hoy (por ayer) está siendo un día raro de manera positiva”, dijo el economista al enterarse de la distinción de la academia sueca.
Según Bernardo Kliksberg, sociólogo argentino que reside en Nueva York y conoció a Krugman, la decisión de entregarle el premio al profesor de la Universidad de Princeton coincide “con la muerte del fundamentalismo de mercado”.
“El premio está registrando un cambio de época histórica. La batalla intelectual por la verdad en la economía es central y Krugman representa muy bien en los Estados Unidos la pelea contra el mainstream (corriente principal) económico”, agregó el experto en temas vinculados a la inequidad y la pobreza en América Latina, quien opinó que es absolutamente apropiado que se premie a un economista sólido, profundo y que ha tenido el coraje de criticar duramente políticas económicas.
“Es merecido porque es uno de los pocos economistas que combinan gran originalidad teórica, rigurosidad y relevancia. Asume el rol de intelectual de la sociedad civil: le explica al ciudadano promedio lo que ocurre”, dijo a este diario el economista Martín Rapetti, quien está cursando un doctorado en New Hampshire, Estados Unidos. Según Rapetti, no es casual el momento en que recibe el premio. “Con la academia sueca nunca se sabe; en las apuestas de la semana pasada se barajaba el nombre de E. Fama, un economista de la Universidad de Chicago, cuya mayor contribución es la teoría de los mercados (financieros) eficientes”, contó.
Para el historiador económico Pablo Gerchunoff, Krugman es brillante por su pensamiento macroeconómico en relación con las crisis. “Es un talentoso batallador, polemista y crítico. Es un hombre de influencia entre los que influyen, incluso entre quienes lo puedan detestar y estén en las antípodas de sus pensamientos. Recibió el premio porque se lo merece y porque es un momento oportuno”, dijo.
Julio Gambina, presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, opina que el premio que otorga la banca sueca normalmente lo ha entregado a referentes de la posición dominante, como ocurrió con Von Hayek en 1974, o Milton Friedman en 1976. “Krugman es uno de los comentaristas de economía contemporánea más críticos dentro del sistema. No sería creíble en este tiempo premiar a uno de los sostenedores del modelo en crisis, tal como ocurrió en la mayoría de los casos desde la implementación del premio por el Banco de Suecia y asimilado por la Fundación Nobel”, opinó Gambina.
Desde el corazón de Manhattan, los inversores multimillonarios Jeffrey Sachs y George Soros, quienes conocen de cerca de Krugman, también opinaron.
Ambos coincidieron en que el premio fue otorgado en el cambio de una era.
“Es el fin de la globalización de los mercados, de su desregulación y del creciente uso del endeudamiento en toda la ingeniería financiera”, opinaron y recordaron que Krugman había responsabilizado por la crisis a las políticas fiscales y a la falta de regulación de la Casa Blanca.