Llegó a nuestra ciudad la agrupación de estos chicos parisinos integrada por 21 cantantes que fundara allá por 1951 el Abad Gachelin del Lycée Janson de Sailly en Paris (Francia). La casi totalidad del concierto revela un gran trabajo de su conductora a lo que se le agrega el apoyo auditivo del piano a cargo de la joven Park Geiser de acertada labor.
Salta, lunes 24 de julio de 2017. Sala de la Fundación Salta. Coro “Les Petits Chanteurs de Saint Louis” de Paris. Corales de Zípoli, Haendel, Vaughn Williams, Vivaldi, Bach, Fauré y otros. Jae-Youn Park Geiser (piano acompañante). Dirección Marina Lobaton. Producción Fundación Salta y el Instituto de San Felipe y Santiago de estudios Históricos de Salta. Auspicio y apoyo de la Asociación Monteverdi con la coordinación de Fátima Colombo.
En una gira por nuestro país, con presentaciones en Buenos Aires, Córdoba, La Rioja, Tucumán, Salta y Jujuy, llegó a nuestra ciudad la agrupación de estos chicos parisinos integrada por 21 cantantes que fundara allá por 1951 el Abad Gachelin del Lycée Janson de Sailly en París (Francia). Están conducidos desde hacen nueve años, por la maestra Marina Lobaton, peruana de nacimiento pero radicada en Francia donde se especializa en coros infantiles. El repertorio estos niños abarca desde el barroco hasta la música coral del siglo XX.
En un orden general, la voz de los niños no ha tenido aún un desarrollo que le llamaría “musical” y por tanto carece de la natural vibración que una voz educada de un adulto tiene. Esa carencia de vibrato se traduce en la ausencia de “color” en el sonido académico y por tanto, al no tener color esas voces se denominan “voces blancas”. A esto se agrega un hecho no menor cual es la participación de niños que además de su formación académico-escolar, encuentran en la música una actividad que los ocupa y los empuja naturalmente a elaborar personalidades mas necesarias a las sociedades actuales en el mundo.
En el caso del grupo visitante, más allá de algún acorde que podría haber sido mejor, la casi totalidad del concierto revela un gran trabajo de su conductora a lo que se le agrega el apoyo auditivo del piano a cargo de la joven Park Geiser de acertada labor, hecho que se corresponde con sus notables antecedentes y títulos alcanzados en su labor formativa. Trajeron en boca alrededor de medio centenar de páginas de las que eligieron las suficientes para ser cantadas con solvencia aún cuando gran parte del público no iniciado, al no ser anunciada la obra, quedó sin saber qué autor y qué obra estaban cantando. Sin embargo el placer de la música bien dicha gobernó el recital.
Luego se agregó, con gran generosidad y espíritu de colaboración artística, un trío de cuerdas con clave y dos grupos de adultos masculinos (tenores y bajos) perteneciente al grupo vocal-instrumental “El Jardín de Apolo” que dirige el maestro Julio Menéndez, hecho que otorgó mayor realce a la presentación. Mi archivo personal descubre que tuvieron que pasar treinta y siete años para repetir una unión similar, cantantes masculinos combinados con voces blancas para partituras más exigentes como las producidas por los famosos Niños Cantores de Viena con las voces masculinas del Coro Nacional de Jóvenes.