La dependencia de toda aparatología en el acto pedagógico confunde a los educadores, educandos, directivos docentes y a la sociedad misma.
La máxima creatividad del acto pedagógico no reside en la erudicción docente ni en la posibilidad de tener alumnos seleccionados con alto cociente intelectual, o en aplicar la mas vasta tecnología al respecto, sino en la interacción de los cuerpos sutiles del educador y los educandos en el mismo acto pedagógico. Para que tal fenómemo sea manifiesto, es imprescindible aquietar la mente, las emociones y los deseos mediante la respiración consciente, hasta alcanzar la calma necesaria como para percibir al otro en su totalidad viviente. Hoy pareciera imposible alcanzar tal dimensión necesaria, por estar sujetos al parloteo mental, emocional y volitivo que habitualmente tenemos, el cual es perfectamente inducido en forma subliminal por el materialismo egocéntrico. El individuo distraído, no consiente, consume insaciablemente, aún aquello que le hace daño y su mente oscila de un sitio a otro sin alcanzar una verdadera atención y concentración en lo que hace. Transcurre por la existencia sin fluir. Si pudiéramos poner el alma en dicha tarea, nos sería posible lograrlo a la brevedad, a costo cero y sin tecnología alguna, pero es necesario comprender y amar desde la conciencia despierta al colectivo social circundante. Tal es la relación que posee el estado vibracional interno con el entorno vibracional. Nadie se salva solo.
La indañabilidad se practica, no se teoriza. Es obvio que si se daña intencionalmente a todos los niveles de enseñanza, manteniendo al estudiante adormecido, aletargado en el sueño del inconsciente, podrían manejarlos más facilmente y por tal motivo J. Krishnamurti nos dejó este mensaje antes de partir: Atento para estar despierto.
La dependencia de toda aparatología en el acto pedagógico confunde a los educadores, educandos, directivos docentes y a la sociedad misma. Y nos invita a trabajar en pos de supuestos falsos, creyendo que cuando podamos alcanzar tal nivel de información o tecnología estaremos en condiciones de ejercer bien la docencia. Casi sin darnos cuenta de ello, compramos fantasía y creyendo que es realidad. En ocasiones los gobiernos se esmeran para que la juventud tenga dicha tecnología en sus manos, comprando a cambio su conciencia. Nada más falso. La realidad trascendente, es transpersonal, no es egocéntrica sino liberadora, por lo tanto no discrimina y alcanza la excelencia toda vez que parte desde las carencias para liberar las potencias del alma. Limitación y posibilidad conviven en la unidad creadora, como la ignoracia y el conocimiento. La dinámica evolutiva es incontenible.
La contínua interferencia de la mente a la que nos somete la tecnología actual constituye una falta de respeto a la conciencia, porque nos hace oscilar entre el pasado y el futuro, impidiéndonos hallar la vinculación que posee la omnipresencia con la realidad trascendente de cada instante. El accionar bipolar no sólo produce irritabilidad al sistema nervioso, sino que es la clave necesaria para entender el origen de la violencia existente entre alumnos y docentes o en la sociedad misma. La conducta es afectada constantemente por estar la mente y las emociones sometidas al influjo de impulsos inconscientes que por su accionar, irritan el intelecto y dejan abolida la intuición, como forma excelsa de percepción profunda. Despertar la conciencia, es imprescindible para darse cuenta que nos encontramos frente a dos caminos diferentes a seguir, perpetuar el conflicto y la dependencia o liberarnos de las tinieblas de la ignorancia por amor al prójimo.
– Néstor Hugo Almagro
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