Carlos Alberto Arias y Luis Ángel Gaspar Zírpolo, fueron condenados a prisión perpetua por el Tribunal Oral Federal de Salta.
En el primer juicio oral y público, los imputados por el secuestro y desaparición del escribano Aldo Melitón Bustos (desaparecido el 2-02-78), los ex militares Carlos Alberto Arias (62) y Luis Ángel Gaspar Zírpolo (76), quienes prestaban servicio en el Regimiento de Infantería 28 de Tartagal al momento del secuestro de Bustos, habían sido condenados a 20 años de prisión. Pero tanto la querella como la Fiscalía apelaron la sentencia y solicitaron el cambio de pena por cadena perpetua. Por tal motivo, Casación Penal ordenó fijar nuevas penas.
Mientras tanto, Zírpolo cumple prisión domiciliaria en Tucumán y Arias, de está detenido en la Unidad Carcelaria Federal 34 de Campo de Mayo.
La pena impuesta es la de prisión perpetua por “privación ilegal de la libertad en concurso real con el delito de homicidio doblemente agravado por su comisión con alevosía, y con el concurso premeditado de dos o más personas, en carácter de coautores”.
Aldo Melitón Bustos
Realizó sus estudios secundarios en la Escuela Industrial de la Ciudad de Santa Fe. Como muchos chicos de su época le gustaba pasar las tardes concentrado en interminables partidas de ajedrez. Desde temprana edad comenzó a participar en la vida política, primero en centro de estudiantes de la industrial, luego en la Facultad de Derecho de la Universidad del Litoral.
Bien se recibió de escribano público se radicó en la Ciudad de Salta, al poco tiempo abrió un estudio en la ciudad de Tartagal junto a otros abogados. Aldo era Adscrito a la escribanía del Sr. Simensen, que fallece en 1973 y por este motivo Aldo Melitón Bustos realizó los trámites para obtener la titularidad de la escribanía. Durante el gobierno provincial de Álvaro Ulloa (de facto) y mientras Jorge Folloni era funcionario de rango ministerial de ese gobierno, le niegan la titularidad que solicitaba invocando antecedentes subversivos del peticionante.
Durante el año 1977 el escribano Bustos recibe múltiples amenazas de muerte, sospechando que estas se originaban en miembros del ejército y más específicamente del RIM 28 de Tartagal y por temor a su vida viaja a Bolivia solo dejando a su familia en Salta. Melitón no soporta esta separación y regresa decidido a terminar con la intriga. Se entrevista con Joaquín Guil y luego con Rio Ereñú que al parecer le dicen que con él todo estaba «bien», que no debía temer. Toma la decisión de regresar a Tartagal con su hijo Raúl.
Una madrugada del 2 de febrero de 1978, tocan a su puerta personas pertenecientes al ejército, entre quienes estaba Arias, que luego es identificado por su hijo. Lo llevan encapuchado para nunca más regresarlo.
Esto le sucedió a Aldo Melitón Bustos como a miles de argentinos en esas oscuras noches de la dictadura, mientras que a la luz del día los verdugos jugaban partidas de ajedrez, compartían las reuniones escolares de sus hijos y hasta en alguna oportunidad bebieron junto a sus víctimas. (Fuente: HIJOS)