En un texto breve pero medular el poeta salteño Santiago Sylvester dilucida un enigma artístico que parece oscilar entre la sustancia inasible de lo milagroso y la simple naturalidad de lo humano. ¿Cuál es la razón de la supervivencia de la poesía?
Razones de una supervivencia
Por Santiago Sylvester
La poesía, que ha sido durante siglos una forma del conocimiento o la celebración, resulta ser, hoy más que nunca, una forma de la disidencia.
En un momento en que la importancia está decididamente en otra parte, por ejemplo a favor del conocimiento aplicado, la poesía sólo atina a mostrar su relativa inutilidad para resolver problemas y aportar soluciones.
Y entonces, ¿cuál es la razón de su supervivencia?
En primer lugar, está el hecho de que nadie viene a disputarle su casillero: sencillamente porque nadie puede hacerlo. La poesía propone su juego y ella misma se encarga de agotarlo.
En segundo lugar, ahí están las pruebas de que conoce a fondo el principio de adaptación, como las especies más sabias de la naturaleza: producto humano, al fin de cuentas.
En tercer lugar, por la dosis de arbitrariedad que también la protege: parece que lo arbitrario tiene un largo porvenir entre nosotros, y en este caldo se cuece tanto el poeta como su lector.
Por otra parte (según más o menos Eliot), si no existiera poesía viva terminaría desapareciendo la poesía del pasado: y sentimos una indudable responsabilidad frente a, por lo menos, Homero, Virgilio, San Juan de la Cruz y Quevedo.
Finalmente, está el ya mencionado sentido de la disidencia: hay un gran placer en decir no donde se dice masivamente sí, y al parecer existe necesidad social de que alguien lo haga.
Por este sentido de la disidencia habrá siempre alguien que se dedique a gritar contra el viento.
Fuente : www.el-descubrimiento.com.ar