Política y cultura : dos campos adversarios para muchos políticos, artistas e intelectuales. Los políticos suelen suponer que la sociedad tiene problemas más apremiantes, sobre todo en tiempo de crisis, prefiriendo dejar que las demandas culturales se resuelvan entre grupos y organismos privados.
Los artistas e intelectuales viven lo político como un territorio ajeno y amenazante, viendo en los intentos de planificar la cultura, conspiraciones contra la espontaneidad creadora, recordando a Hitler, Stalin o el despotismo deslustrado de los dictadores latinoamericanos.
Pero en Latinoamérica a partir de los ’60 , la fórmula «política cultural» adquiere una significación importante. Los estados y organismos internacionales- caso UNESCO, entre otros – realizan congresos y estudios sobre política cultural ; partidos políticos, grupos científicos y sociales comienzan a considerar la elaboración de planes culturales nacionales, la creación de Ministerios de Cultura: se aplica al conocimiento de la cultura , metodologías de la investigación tan rigurosas como a las otras partes de la estructura social. ¿ Qué ocurre? Se comienza a estimar que el crecimiento de los países no puede evaluarse sólo por índices económicos, y que el desarrollo cultural, concebido como un avance conjunto de toda la sociedad, necesita una política cultural, no pudiendo ser dejada como tarea de elite-refinadas y libradas a la iniciativa de los consorcios comunicacionales.
La verdadera raíz de la cuestión, nace de la incapacidad de modelos políticos, de dar soluciones a las contradicciones sociales, explosiones demográficas, depredación ecológica,etc., no resultando suficiente los modelos económicos y políticos actuales ( neoliberalismo ).Hoy se aceptan sin discusiones que el desarrollo no es sólo una cuestión referida a patrones y niveles materiales, sino también el significado del trabajo y la recreación, el sentido que las sociedades construyen junto a su producci`´on en canciones, imágenes, consumo, educación y vida diaria.
También una redefinición de la cultura, dejando de ser el «rincón de las artes» para conceptuarse como » el conjunto de procesos donde se elabora la significación de las estructuras sociales, reproduce y transforma mediante operaciones simbólicas», que amplió visiblemente su aspecto social, poniéndose en evidencia la necesidad de desarrollarla con políticas orgánicas.
Pero la realidad económica de los países latinoamericanos, Argentina entre ellos, muestran que en el momento en que se comprende mejor el papel que la cultura cumple en la democratización de la sociedad, estamos en peores condiciones económicas para desarrollarla, redistribuirla, fomentar la expresión y avance de los sectores sociales. Pero, por ello mismo, si pensamos que el trabajo cultural es necesario para enfrentar democráticamente las contradicciones del desarrollo, la crisis de la cultura debe tratarse junto con lo que se vive en la economía y la política.
No basta pues, una política cultural concebida como administración rutinaria del patrimonio histórico, o como ordenador burocrático del aparato estatal dedicado al arte y la educación. Debemos entender por política cultural, el conjunto de intervenciones realizadas por el estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados, a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden y transformación social.
Más allá de la ocasional adhesión de los gobiernos argentinos a uno u otro tipo de paradigmas culturales, existen cuestiones las cuales ninguna política cultural puede despreciar: a) no se puede diseñar una política cultural sin antes investigar la vida cotidiana y necesidades de la sociedad ; b) Es imprescindible tomar seriamente en cuenta la influencia y los avances de la tecnología y el desarrollo industrial en lo que hace a la difusión de la cultura.
En países como el nuestro, la posibilidad de democratización, pasa cada vez más por saber si quedaremos presos en la reestructuración de las redes informáticas concebidas como instrumentos jerarquizados de centro a la periferia, o lograremos crear circuitos horizontales de comunicación que desafíen la programación unidireccional a los países dependientes ; c) las funciones políticas de la cultura no puede desentenderse de su sentido estético, recreativo, ya que los aspectos lúdicos y simbólicos existentes en la sociedad, son ineludibles en una política 1ue quiera abarcar los medios masivos.
Una buena política cultural no es la que asume la forma exclusiva de organización del desarrollo cultural en relación con las necesidades utilitarias de la mayoría – condición indispensable para que sea democrática – sino que abarca también los movimientos de juego y experimentación, promoviendo búsquedas conceptuales y creativas a través de las cuales cada sociedad se renueva.
La política cultural debe ser también una política del placer. Se dirá que el placer no puede ser objeto de la política ; eso si pensamos en la política como esa telaraña de trámites y astucias para conquistar el poder. Pero, si sabemos reconocer a quienes a partir de la política, se ocupan de la cultura, veremos que se han sabido contagiar de los individuos y grupos que la generan y están interesados en ampliar para todos, el horizonte de lo posible.
Y uno de los signos que vamos día a día a una superación de la crisis, es que los que hacemos cultura, en vez de protegernos de los políticos, hoy podemos contribuir a inventar otras formas, acordes al estilo de nuestra sociedad argentina y salteña, de participar y decidir en la función de comprenderla y cambiarla.
– Silvia Liliana Alday: *Abogada, Notaria, Prof. Nac. de Dza Clásica, Especialista en «Evaluación y Gestión de Instituciones de Nivel Superior «*
* Ex- Presidenta de la Sub Comisión de Cultura del Colegio de Abogados y Procuradores de Salta, ex-Presidenta de la Asociación Salteña de la Danza ( ASDA) ; Representante por ambas instituciones mencionadas, ante la ex Dirección de Cultura, como miembro de la Comisión de Cultura del Parlamento del Norte Grande ; Fundadora y Directora del » Ballet L’ Ecole ; Ex- Directora del Ballet Juvenil del Centro polivalente de Arte ( 1977 a 1987) ; Ex Rectora del Instituto de Profesorado de Arte de Salta ( ISPA) ( 1990 a 2004 ), Asesora ad-honorem en lo cultural de la bancada radical del Concejo Deliberante de la Ciudad de Salta ( 82/84), ex-Presidenta de la Sub Comisión de Cultura de la UCR, Salta ; Representante por Salta, ante la Secretaría de Cultura de la Nación en el área de la Danza ; distinguida por aporte a lo artístico en el Día Internacional de la Mujer por la Comisión de Cultura del Partido Justicialista de la Provincia de Salta ; Delegada representante del aérea de Danza Clásica por la Asociación Latinoamericana de la Danza ( A.L.A.D – 1997 ), futura Licenciada en Arte ( UNSa) por adeudar sólo la tesina.*
Política y Cultura
SILVIA…………….QUE ALEGRIA CUANDO CIRCUNSTANCIALMENTE LEI EN INTERNET ESTE ARTICULO TUYO…………….EL ARTE NO ES MI FUERTE, PERO ELLO NO ES NECESARIO PARA ADVERTIR QUE TU ARTICULO ES MUY BUENO…………..TE RECUERDO CON MUCHISIMO AFECTO Y CARIÑO.-
DICHO:
«EN EL MES DE MARZO 2010 CUANDO SERRAT ACABA DE GRAVAR UN NUEVO C.D. CON POEMAS DE MIGUEL HERNANDEZ»
TE MANDO UN FUERTE ABRAZO .
PARA SUSANA……………MIS MEJORES E INOLVIDABLES RECUERDOS
GURI ALONSO
mealonso@alonsonegre.com.ar
02657-15694630
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Excelente artículo Profesora, no podría estar más de acuerdo con usted.