La piel de las manos está expuesta todo el tiempo a las agresiones externas.
El sol, el frío, el calor y los cambios de temperatura pueden afectarla. También el contacto con sustancias o productos químicos, cuando no tomamos la precaución de utilizar guantes, la pueden dañar.
Con el paso del tiempo, la piel puede sentirse y verse rugosa, áspera y seca, con la posible aparición de manchas.
Cómo es la piel de las manos
- Tiene algunas particularidades: en el dorso su textura es muy fina y frágil.
- Posee pocas glándulas sebáceas, lo que hace que se reseque con más facilidad, favoreciendo el envejecimiento prematuro.
- La piel de las palmas es más gruesa, tampoco hay glándulas sebáceas, lo que favorece la deshidratación.
- Sí existen en esta zona glándulas sudoríparas, por lo que algunas personas pueden sufrir hiperhidrosis.
3 posibles consecuencias del invierno en las manos
Sequedad: el frío, el viento y la humedad favorecen a que las manos se resequen con facilidad y tengan un tacto áspero, llegando incluso a poder aparecer grietas.
Irritación y rojeces: las bajas temperaturas pueden alterar la película protectora de la piel, es común que en invierno las manos se irriten y vuelvan rojas.
Sabañones: se manifiestan a través de inflamación y enrojecimiento de zonas expuestas al frío como pueden ser los dedos de las manos, los dedos de los pies, la nariz o las orejas. Los vasos sanguíneos se hinchan cuando hay un calor súbito después de haber estado expuestos a bajas temperaturas, provocando molestias e incluso dolor o picazón. Estas zonas tienden a perder el calor abruptamente y enfriarse, causa fundamental de los sabañones.
Cómo cuidar la piel de las manos en invierno
Bebé mucha agua: el agua es el hidratante natural importante e imprescindible para que la piel no pierda su humedad.
Usá guantes para la limpieza: los detergentes y los artículos de limpieza en general suelen son muy abrasivos y dañan la piel de las manos.
Abrigá las manos: los guantes de abrigo también son un buen recurso para protegerlas cuando están a la intemperie.
Usá crema hidratante: durante esta época su uso regular es muy importante ya que las protege del frío y de sus consecuencias.
Protección solar: los daños del sol provocan casi el 80% del envejecimiento. Y nuestras manos están constantemente expuestas al sol, por eso, es importante luego del lavado y la hidratación, colocar protector solar.
Correcto lavado: para lavarnos las manos es ideal utilizar un jabón con ph neutro, ya que un cambio en nuestra piel hacia la alcalinidad o acidez excesiva pueden provocar irritación o sequedad.
Espaciá los satinzantes: es recomendable solamente usarlos cuando no tenés alternativa de lavar las manos.
Asesoró: Dra. Johanna Furlan, Cirujana estética (MN 122.975) /@drajohannafurlangraf
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