¿Qué dirías, Ernesto, si pudieras ver tu imagen flamear en las banderas de quienes entregan todo lo nuestro a los poderosos del mundo?
¿Qué dirías Comandante, si fueses testigo de este presente dónde los que se dicen «populares» gobiernan para llenarle aún más los bolsillos a los patrones?
¿Qué, ante la soberbia que atropella al pobrerío y los echa de sus pedacitos de tierra, para entregárselos a las corporaciones multinacionales de la soja, de la minería, del gas y del petróleo?
¿Qué, ante los que pagan una «deuda» al poder financiero que la provocó, y dicen que «eso» es «soberanía»?
¿Qué, ante los que le ponen techo a los sueños proletarios, y procesan y encarcelan y reprimen a los que no se conforman y protestan?
¿Qué, ante los que se regocijan con Harvard y denostan a La Matanza?
¿Qué, ante los traidores que mancillando la enseña roja, las hoces y los martillos, apoyan y aplauden semejantes desatinos?
Cuarenta y cinco años después, esa coherencia que fue tu estandarte, no encuentra espacio en nuestra tierra.
Habrá que construirlo, Comandante, enterneciéndonos sin perder la dureza necesaria, para lograr hacer realidad el sueño por el que luchaste y entregaste tu sangre y tu vida generosas
Ése será nuestro mejor homenaje, hermano, camarada
– Gustavo Robles
¿Qué dirías, Ernesto?
Qué filosamente desagradable el comentario de «sacapuntas» !
Siempre ese discursito del burgués que se hace revolucionario, cuando es más noble y valioso tenerlo todo y decidir dejarlo por una causa. ¡Y que causa, la latinoamericana!
¿Qué dirías, Ernesto?
“La culpa es de la realidad”
¿Qué dirías, Ernesto?
No hay de qué extrañarse, Sr. Robles, siempre la mejor carrera para llegar a burgués fue la de empezar siendo ‘revolucionario’: los ejemplos en el mundo abundan, y en nuestra historia argentina… ¡buéh!… Lo que le pasó al Che fue que estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado, nada más. Que si no, hoy sería un jerarca como Castro, si es que la combinación de tabaco y asma le hubiese permitido seguir viviendo.