Qué pronto, pensé, transcurrió el tiempo desde nuestra entrevista por los 20 años del Taller de Teatro Espacio. Y aquí está la muchachada celebrando otra vez, con motivos, con garras, un laburo profesional que tiene el sello montiano por donde asome.
Si la gente supiera cómo se hace Teatro en Salta, aplaudirían a rabiar cada producción, cada logro. Porque sale de las entrañas, del esfuerzo personal y del propio peculio en la mayoría de los casos. Se sostiene por amor al arte: Rafa y otros muchos, son gente que labura en empleos diversos, que hallan en el arte la forma más anhelada de vivir. El sueño del artista es estar en la escena porque hay algo para decir, para comunicar, algo que te permite ser, desde lo estético, un personaje de la cultura, un sujeto cultural.
Rafa es sinónimo de trabajo y como compañero es un grande. Por eso también vale admirar su esfuerzo y el de su equipo, su talento, su permanencia, su condición de hombre de las tablas como parte del teatro salteño, de su historia y de su memoria.
Nació el 7 de abril del 62 en Salta, un ariano con espíritu de resiliencia. En este diálogo, conviven sus facetas creativas y su visión del teatro, su compromiso con el hacer y sus ganas de reír.
Monti 25 Kilates
¿Cuál es el Rafael que más te representa: el del humor o el del drama?
– Conviven ambos, como las máscaras del teatro, un poco Jekyll y un 
poco Hyde. En opinión del público, la risa le gana a la emoción. Para los actores es muy reconfortante escuchar las carcajadas del público. Pero la sensibilidad de un texto dramático también es agradecida. No podría elegir. Son varios los “Rafaeles” que se sientan frente a la computadora. El de los infantiles, el de la comedia dramática, el del music hall o la comedia de enredos. Los une a todos, el tener una buena historia que contar.
¿Qué temas te atrapan como dramaturgo?
– Los clásicos: La vida y la muerte, la injusticia, lo bueno y lo malo, la historia de nuestro país y su realidad cotidiana, el amor, la soledad. Personalmente, lo más difícil no es encontrar tema, sino decidir desde qué lugar contarlo, desde que estética, que óptica, para que llegue mas a la gente. El primer paso, siempre es como me llega más a mí, claro.
¿Por qué es tan fuerte en tu escritura la imagen de la madre (recuerdo «Como una madre» y «La madre que me parió»), qué representa para vos al margen de las obviedades?
– No sabés cuantas veces me lo he preguntado. Es inconsciente. Supongo que aparece mucho mi historia personal. Desde algún lugar sigo convocando a mis ancestros a subir al escenario para que hablen por mí, como si fuera un Hamlet salteño, de barrio. Les sigo dando la palabra, seguramente para seguir teniéndolos cerca. Me doy cuenta después que ya lo escribí. “24 Horas”, estrenada recientemente, también habla de madres. Y sigo escribiendo historias que rondan emblemáticamente ese personaje. Pero aclaro, que no son un “homenaje” a mi vieja. O por lo menos no directamente. Es como un lugar que le doy a “todas las madres”. Como una “pacha mama” contadora de historias, almacenadora de recuerdos, imagen de la protección pero también del reproche constante. En mi teatro: “Madre, no hay una sola”.
Como actor, ¿qué papeles te interesan y elegís para hacer?
– Poco escribo para mí, siempre pienso primero en otros actores. Deformación profesional, que le dicen. A lo mejor sea también, una posición cómoda de mi parte. Sentarme a ver. Amo el monólogo que me permite descontextualizar, ser el personaje y yo a la vez. Me gusta el dialogar con la gente. Esto es algo muy propio del humor. Muchos espectáculos míos terminan siendo monólogos con otros personajes, también importantes. Personajes sin los cuales se me haría muy difícil contar lo que quiero. Me gusta para mí, los personajes escritos por otros autores. Debo aceptar que mi “fisic du rol” no me ayuda en la diversidad a la hora de elegir. María Argentina de “La Madre que me parió!” me dio grandes satisfacciones. Nadie preguntó jamás, porqué “un hombre” hacía de “madre”. Lo tomaron naturalmente, hasta alguna gente no me reconocía en el personaje y preguntaban cuándo iba a salir yo. Ese es el mejor elogio.
Como director, ¿qué buscas con tu trabajo?
– Dicen, las malas lenguas, que soy mejor puestista que director. Yo dejo que el propio actor me muestre primero su trabajo, para comenzar a pulir. Me encargo del trabajo fino. Acepto todas las opiniones pero termino quedándome con una reescritura del personaje como originalmente lo había pensado, sumándole el registro y virtudes del actor que lo va a interpretar. Como generalmente escribo lo que después dirijo, la mirada del otro está menos contaminada. Mira de afuera. Es un trabajo que termina de armarse a medida que pasan los ensayos. Quiero sacarle verdaderamente el “jugo” a la historia. Eso incluye vestir al producto. Por eso me entrometo en todo. Escenografía, vestuario, musicalización. Me cuesta delegar, pero me gusta contar con especialistas en cada cosa.
Hasta aquí, hemos recorrido varias de tus facetas artísticas. Y no se agotan, también has hecho infantiles. ¿Tenés en vista reestrenar o volver con los espectáculos para niños?
– Seriamente. Quiero volver con una producción importante, que el regreso no pase inadvertido. El último infantil que hicimos fue “Caperucita feroz” (2006) y creo que logramos un muy buen nivel de espectáculo. En el 2014, seguramente habrá novedades. Para los memoriosos, el año que viene se cumplen 20 años del estreno de “El Rey Vanidoso”, sería un buen regreso. Pero hay varias otras ideas para trabajar. Los infantiles son agotadores, pero también una marca registrada del grupo y son los propios padres los que siempre nos piden que volvamos para los más chicos.
En mi opinión, hay dos clásicos con sello Rafa Monti: «En un azul de frío» y la saga «Martínez y el senador». ¿Sos consciente de que la gente te reconoce por eso? ¿Te sentís conforme o permanentemente buscás innovar?
– No te equivocás. Agregále también “La Madre que me parió!” Volvemos a la dualidad del drama y la comedia. Me enorgullece haber sido el creador de las obras que mencionás, pero también resulta loable que sean los mismos actores los que con versatilidad, juegan hoy con la comedia y mañana despiertan la emoción del drama. También buscamos innovar, incluso con cada nueva saga. El producto crece, año a año, con los actores y con el reconocimiento popular. Nos pasa como a los cantantes que en sus recitales siempre vuelven a cantar ese clásico que el público aplaude y que los representa a través de su historia.
¿En qué te inspiraste para componer al inolvidable Martínez al que le dio cuerpo Oscar Muñoz?
– A veces los personajes salen como de una galera, sin pensarlos demasiado. Los jefes, los funcionarios, los que “tienen la sartén por el mango”, siempre son acompañados de un asistente, un secretario, la mayoría de las veces, un “ortiva”. Pero nos pasó lo de “Bartolo y Clemente” en la famosa historieta de Caloi, que comenzaron juntos, pero Clemente le ganó. La fórmula del humor terminó siendo “Martínez & El Senador”. El comediante y el cómico. Una gran creación de Oscar Muñoz y Danny Veleizán. La pregunta es: como en Clemente y Bartolo. Podrán vivir el uno sin el otro?
En tu staff Danny (Veleizán) y Silvia (González) ocupan un lugar central. ¿Qué condiciones resaltarías de ellos?
– Danny no está trabajando actualmente en el grupo. Como integrante de Espacio participa de este espectáculo homenaje al Taller, con una colaboración en video. De él rescato a un gran intérprete, en cualquier rama del teatro, pero por sobre todo un enorme comediante. Es un también un director y docente teatral muy interesante. Y un “laburador” del teatro. De los que ponen el hombro siempre, en cualquier circunstancia. Eso se valora enormemente en un elenco independiente. Silvia Fernanda (como ella quiere llamarse), es una actriz intuitiva y sanguínea. Vive cada momento arriba del escenario como propio. Deja alma y vida. Y es a la vez, muy dúctil. Pasó del drama al infantil y al vodevil, siempre aprendiendo y trabajando. Se entrega a cada personaje sin pedirles nada a cambio. Espero seguir trabajando con ella mucho tiempo más. Aclaro que todos los actores del “Espacio Teatro” actual, son talentosos y genialmente creativos: Los clásicos: Oscar Muñoz, Rodi Elbirt y Silvia González y también los nuevos: Elio Ramos y Bernabé Bustos.
Tu grupo, Espacio, ha logrado consolidarse a través del tiempo y de la variedad de propuestas. ¿Qué balance hacés de estos 25 años?
– Nunca tuvimos demasiado tiempo para balances, porque un nuevo proyecto, seguía al anterior. Sólo paramos a mirar atrás cuando así lo impuso un recordatorio: Los 10, 15, 20 o 25 años. Y ahí nos dimos cuenta de todo el trabajo realizado. El balance es sumamente positivo. Desde mi persona, escribo y pongo en escena lo que escribo. Eso es más que gratificante. Desde el propio elenco, siempre estuve rodeado de grandes artistas que además son buena gente. Los momentos gratos, superan ampliamente a los desaciertos, que los hubo, como en cualquier grupo humano. Y después trabajo, sangre, sudor y lágrimas. Y el aplauso, la risa, la emoción y el agradecimiento del público salteño que nos adoptó definitivamente, como de la familia. Si eso no es teatro, el teatro dónde está…?
¿En qué punto se halla, según tu criterio, el teatro independiente de Salta?
– No existe otro teatro que el independiente, en Salta. Creo hoy que estamos en un punto de inflexión, de cambio, de búsqueda quizás. Los grupos tradicionales dejaron su lugar a una generación nueva, de elencos “concertados” que se juntan para montar un espectáculo determinado. Será porque hoy vivimos una cultura mas de “zapping” y el teatro se suma también a esta realidad de “momentos”. Yo, como buen veterano, añoro a aquellos elencos que hicieron la historia del teatro salteño contemporáneo: La Peña Española, el Taller de Teatro Universitario, el G.I.T, el Galpón, el Pequeño Teatro, por nombrar sólo algunos. “Espacio Teatro” sigue por ese camino. Pero le damos la bienvenida a los nuevos y jóvenes compañeros que trabajan en la búsqueda de un teatro más propio.
¿De qué manera van a celebrar los jóvenes 25 largos años de trayectoria?
– Con motivo de los festejos, del Veinticinco Aniversario del “Taller de Teatro Espacio» (1988-2013) y producido por el “Taller de Teatro Espacio” y “R y R Producciones”, se presentará el music hall, “Espacio de humor 25 Kilates”, escrito y dirigido por su director general: Rafael Monti. El estreno está previsto para el sábado 13 de julio, en la Sala Mayor del Teatro Provincial de Salta. El espectáculo cuenta con todo el elenco de Espacio: Oscar Muñoz, Rodi Elbirt, Bernabé Bustos, Silvia González, Elio Ramos y quien te habla, la participación especial del “Ballet Danza JazzZ” que dirige el coreógrafo Iván Barrientos y artistas invitados. Este music-hall multimedia, reunirá por única vez a los personajes más queridos y memorables de la historia del grupo: “Martínez & el Senador”, la singular familia de “La Madre que me parió” y “Romeo y Julieta”, entre otros, como así también, un especial homenaje al teatro musical y la revista porteña en el segmento titulado: “El conde tiene glamour”. “Espacio de humor 25 Kilates. Los dueños de la risa», pretende a partir del humor musical, rescatar la historia y el espíritu festivo que primó en el Taller de Teatro Espacio, durante estos primeros 25 años de labor ininterrumpida en Salta, constituyéndose en la actualidad, en el elenco independiente en actividad más antiguo de la provincia y uno de los favoritos del público local. Resulta de interés, la decisión del Taller, de destinar el 40% de la recaudación obtenida por borderaux de la función que realizaremos, para colaborar con la Fundación Alfarcito continuando así la obra del Padre Chifri, a fin de coronar los festejos, con una labor social.
– Nota relacionada:
Rafael Monti: 20 años con Espacio y 25 años con el teatro en Salta
http://www.salta21.com/Rafael-Monti-20-anos-con-Espacio-y.html
