Muy emotivo el acto de conmemoración del Bicentenario de la Batalla de Salta.
Lamentablemente luego siguió un acto político partidista hegemonizado por algunos personajes de escasa estatura ética; se veían diminutos frente a la talla moral del General Manuel Belgrano.
Nuestro héroe nació rico, pero vivió con total entrega y murió en la pobreza. Ahora le rinden honores (unos con actos, otros empapelando la ciudad con afiches) personajes dispuestos a utilizar la función pública para conseguir riquezas y vivir rodeados de lujos y excentricidades.
Mientras Don Manuel Belgrano sostuvo incólumes sus ideales a lo largo de toda su existencia, estos nuevos patriotas de cotillón cambian de ideologías de acuerdo con los vaivenes del poder.
Se indignan porque a veces los abuchean, y responden: “son los enemigos del modelo”.
El General Belgrano justificaba, en determinadas circunstancias, la actitud hostil de la población en contra de algunos de sus oficiales, y criticaba a sus subordinados diciendo:
“tomando máscara de patriotas no aspiran sino a su negocio particular y a desplegar sus pasiones contra quienes suponen enemigos del sistema acaso con injusticia, porque desprecian su conducta artificiosa y rastrera”
Quizás debiéramos reducir y cambiar la fórmula de juramento de todo funcionario público que asuma en cualquier poder del Estado, por una que simplemente resuma lo que la ciudadanía espera de ellos:
“SEREMOS COMO MANUEL BELGRANO”
Febrero de 2013
– Por Tito Tonda