Mediante el temor a las represalias las autoridades de la administración científica han logrado el silencio más absoluto y la impunidad del desfalco y la malversación de U$S 1240 millones de dólares.
Sr. Director del diario La Nación
Dr. Bartolomé Mitre
De mi consideración:
Con pedido de publicación y en ejercicio del derecho a réplica, le envío el siguiente escrito:
En el día de hoy, el Presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científico y Técnicas (CONICET) Roberto Salvarezza nos ha brindado una supuesta réplica donde ensalza su propia gestión con una serie innumerable de cifras y porcentajes que según su apreciación denotarían los inmensos progresos alcanzados por la institución que preside (La Nación, viernes 11 de octubre de 2013, p.27).
Sin embargo, en esa réplica, la concepción de lo que debe ser una comunidad científica se reduce sólo a cargos y dineros, haciendo total exclusión de las cualidades con que la misma debe contar. El espacio de libertad intelectual, de decencia administrativa, y de mutuo respeto académico no cuentan para nada. Salvarezza simula ignorar la existencia de un clima de amedrentamiento y miedo a las represalias instalado como sistema generalizado.
Mediante el temor a las represalias las autoridades de la administración científica han logrado el silencio más absoluto y la impunidad del desfalco y la malversación de U$S 1240 millones de dólares, procedentes de los préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), otorgados entre 1997 y 2012. De esta suma, una gran parte fue a subsidiar a las mismas autoridades (medio centenar de Coordinadores) del organismo repartidor (ANPCYT), a los integrantes del Directorio y las Comisiones Asesoras del CONICET, y a los Secretarios de Ciencia y Técnica de las universidades nacionales.
Frente a las denuncias judiciales que el caso provocó, las autoridades públicas lograron la complicidad del Juez Federal Marcelo Martínez de Georgi, y de la Sala II de la Cámara Federal Penal (Irurzun, Cattani, Farah), que para archivar la denuncia admitieron como único testigo a un alto funcionario del propio organismo acusado, el Lic. Carlos Cassanello (ANPCYT).
Ante estos cargos irrefutables, y la insanable nulidad del fallo judicial, el Presidente del CONICET Dr. Salvarezza pretende ignorar las innegables secuelas que ello ha producido. La principal víctima de estos desfalcos ha sido la misma comunidad científica, que debe asumir las inevitables consecuencias en la calidad y la excelencia de su propia producción científica.
No existe en el mundo, comunidad científica alguna que pueda subsistir sobrellevando el ocultamiento y el silencio, y amparando la corrupción en sus propias filas.
Cordialmente
Eduardo R. Saguier
DNI 4394.928
Investigador del CONICET
